Nuevas Leyendas: Los 3 Grandes

Cap. 12 Deudas Pasadas

*****Refugio De Oda Y Sus Alumnos*****
*****Diez Días Después De La Resurrección Del Señor Oscuro*****

Después de tanto caminar buscando ayuda y sin encontrar a mas personas en su camino, Oda llevo a sus alumnos a una pequeña casa abandonada en el bosque, de las ventanas salían destellos dorados de la esencia que adentro se usaba, desde el día del ataque a Tsubaki, Akane no dejaba de atender las heridas de Hide que aunque no parecía poco a poco se iban curando, aunque se podía ver qué Hide era quien más sufría por mantenerse con vida; adentro de la cabaña Akane tenía sus manos sobre el pecho de Hide, la chica estaba cansada y su mirada empezaba a ponerse borrosa hasta que algo le hizo abrir sus ojos, era la mano de Oda sobre su hombro el cual veía con tristeza a su alumna -deberias descansar un poco- dijo Oda con un tono que parecía no querer perturbar la concentración de Akane -no te preocupes Oda, estoy bien- dijo Akane volteando a ver a Oda con una sonrisa pero su rostro demostraba su agotamiento -por favor Akane descansa un poco Hide estará bien- dijo Oda -no gracias, no puedo permitirme perder a alguien más- dijo Akane quien no quitaba sus manos del cuerpo de Hide a pesar de que su cuerpo ya temblaba de cansancio -confia en Hide el es fuerte, deberías descansar y estar lista para cuando Hide necesite tu ayuda- insistió Oda y Akane dejo de inyectar su esencia en el cuerpo de Hide y con ayuda de Oda se levantó para caer sobre una silla vieja; desde la llegada a su hogar y después de la masacre que había presenciado Akane no había podido desahogarse y ya no podía con la carga y Akane levantó sus piernas ocultando su rostro y empezó a llorar, Oda se acercó a consolar a su alumna -¿Que paso Akane, puedes hablar conmigo?- dijo Oda -llegue tarde, no pude hacer nada para salvarlos- dijo Akane entre lágrimas -no es tu culpa, no tienes porque castigarte asi- dijo Oda entendiendo el sentir de su alumna -cuando llegue a Fujimori las personas corrían y habían gritos por todas partes, la mayoría del pueblo estaba en llamas, el caos que había me decía que ya era muy tarde y aun así corrí hasta mi hogar, me escondí de aquellos monstruos mientras veía como ellos mataban a todo el que se les cruzará y yo no hice nada- dijo Akane y apretó sus manos demostrando la frustración que sentía -cuando finalmente llegué a mi casa encontré los cuerpos de mis hermanos y el de mi madre, habían sido asesinados y yo no pude hacer nada para salvarlos, llegué tarde, de que sirve entrenar y tener este poder si no me sirvieron para evitar que ellos murieran- dijo Akane quien miraba a su maestro pero ante los ojos de Oda veía a una niña asustada, una niña que estaba sufriendo y que se esforzaba por cambiar algo de lo que ella no tenía responsabilidad, Akane aún con lágrimas se levantó y volvió a revisar a Hide quien había despertado y soltaba pequeños quejidos de dolor, Akane miraba a Hide y ella sentía que debía demostrar respeto a la memoria de su padre, si no era capaz de salvar por lo menos una vida, ya había perdido bastante y ahora no podía permitirse perder otra vez, su cuerpo no había tenido el tiempo de recuperarse, el cansancio la venció y su cuerpo empezó a caer, antes de desmayarse sintió como alguien evito que chocará con el piso -descansa Akane, no quiero que termines como tú padre- dijo el anciano mientras sostenía a Akane para acostarla aún lado de Hide.

*****Dieciséis Días Después De La Resurrección Del Señor Oscuro*****

Los primeros rayos de sol iluminaban la pequeña cabaña donde estaba Akane y los demás, ella se levantó de golpe -¡Madre!- grito Akane asustada, había tenido una pesadilla pero al entender que era un sueño vio como Oda cargaba a Hide hacia afuera de la cabaña, ella lo siguió pensando lo peor -tranquilo muchacho solo tienes que aguantar un poco más, iremos a visitar a alguien que te ayudara- dijo Oda mientras ponía a Hide en una camilla que hizo con ramas y tela de ropa abandonada -con cuidado Oda, está muy sensible- dijo Akane saliendo de la cabaña y ayudándolo a bajar a Hide para acomodarlo en la camilla, Hide soltaba pequeños gestos de dolor aunque parecía más que intentaba hablar -intenta relajarte Hide- dijo Akane -muchacho debes ser fuerte, nos espera un largo camino- dijo Oda y ya estando listo comenzaron su camino, Oda jalando la camilla y Akane yendo atrás de ellos adentrándose en el bosque.

Caminaron durante varias horas hasta llegada la tarde, Oda sentía que se acercaban a su destino, el lugar era de una vegetación más densa, los árboles eran enormes llegando a unos 50 metros haciendo que por su tamaño las raices sobresalieran del piso, esa parte del bosque era más húmedo y estaba lleno de musgo, hongos y diferentes variedades de plantas que resaltaban sus colores con los rayos del sol, parecía que habían atravesado un portal a otro lugar, un lugar donde se sentía la esencia correr por el aire -ya estamos llegando, Akane debes estar alerta- dijo Oda mirando encima de ellos, su alumna parecía no haber notado que desde que entraron ahí los iban siguiendo -¿A dónde nos has traído Oda?- dijo Akane mirando a su maestro pero sintiendo que los observaban -venimos a ver a un amigo o algo así- dijo Oda -¿Cómo que crees?- dijo Akane algo preocupada -tu tranquila, espero y todo salga bien- dijo Oda sonriendo sin quitar la vista de los árboles -me das miedo anciano- dijo Akane y a pesar de su dolor Hide iba escuchando la conversación y por un momento pudo sonreír -aaaaa con que estás despierto flojo- dijo Akane mirando a Hide y ella también sonrió, Oda escuchando que su alumno estaba despierto y ya no se quejaba de dolor quitó la vista de los árboles y quiso voltear a verlos pero un grito lo alertó -¡Oda abajo!- grito Akane tirándose al piso y Oda obedeció, solo se escuchó como el aire silbo cerca de su cabeza y cuando levantó la cabeza vio como una flecha se había clavado en el tronco de un árbol -Akane ya llegamos- dijo el anciano. Todo el lugar se llenó de sonidos de las hojas sacudiendose junto con el croar de sapos y sin pensarlo más Akane estando de rodillas dijo -Esencia de tierra, protección de la madre tierra- y la chica puso sus manos sobre el piso y el suelo se levantó encerrando a los tres en un domo de tierra -¿Que hiciste niña?- dijo Oda con sorpresa -no vio que nos iban a matar- dijo Akane -mejor dicho, nos van a matar- dijo el anciano. Afuera del domo como si fueran parte de la naturaleza pequeñas criaturas con características de sapos emergían de los arbustos, raices, ramas e incluso de las rocas, sus rostros parecían los de enormes sapos que caminaban en dos patas, llevaban un caparazón que los ayudaba a mimetisarse con el entorno y sobre sus cabezas tenían un cráter que parecía estar lleno de una burbuja de agua, las criaturas rodeaban el domo apuntando con sus flechas y uno de ellos levantó su mano en señal de espera y cuando esté la bajo varias flechas salían a grandes velocidades clavándose en el domo, y el croar parecía entrar por las pequeñas aberturas que hacían las flechas como si estás fueran las que produjeran el sonido, poco a poco se empezaban a sentir mareados y la vista se les nublaba, Akane tenía que mantener la defensa esperando a que Oda pudiera encontrar una forma de escapar, las manos de Akane seguían en el piso pero empezó a notar como la tierra debajo de ella empezaba a botarse y de pronto un rostro quedó entre sus manos mirándola fijamente pero Oda reaccionó a tiempo y dio un golpe de lleno en el rostro de la criatura haciéndola quedar inconsciente, pero no era el único que estaba bajo tierra, otros más intentaban entrar por debajo pero Oda se encargaba de neutralizarlos al instante, las criaturas al ver qué no podían destruir el domo debido a que se reparaba se acercaron y con algo parecido a mazos empezaron a golpear el domo intentando seguir desgastando la defensa y limitando su reparación; con Akane sosteniendo el escudo y con Oda atacando a las criaturas descuidaron a Hide quien seguía en la camilla dejándolo a merced de dos criaturas que lo arrastraron por uno de los hoyos que hicieron y cuando Oda quiso actuar fue demasiado tarde pues una de las criaturas se sacrificó para recibir los golpes de Oda y al mismo tiempo con su cuerpo tapar el orificio solo para ver cómo el domo caía y de entre las paredes otras dos criaturas se llevaban a Akane -¡ODA!- grito Akane antes de desaparecer entre la nube de polvo y el caos que ocurría, Oda entendió que desde que entraron debío usar toda su fuerza y mientras las criaturas rodeaban a Oda notaron como el cuerpo del monje desprendía un destello dorado nuevamente una de las criaturas hizo una señal para que se prepararán al ataque en contra del anciano, tanto abajo como los arqueros en los árboles apuntaban al anciano, Oda no veía a sus aprendices pero aún podía sentir sus esencias al parecer las criaturas los llevaban al norte y estos se movían a una gran velocidad.
El Kappa dió la orden y una lluvia de flechas cayó sobre Oda, por lo menos unas 100 flechas impactaron en dónde antes estaba el domo, la fuerza seguía siendo la misma y estás empezaron a alzar tierra y hojas, el Kappa encargado del grupo dió la orden de retirada no tenía intención de llevar carne vieja pero para su sorpresa uno de sus arqueros cayó fuertemente al piso y al levantar los demás Kappas la vista notaron que sobre la rama donde estaba antes el Kappa ahora estaba el anciano sacudiendo la tierra de su kasaya y salió en dirección hacia sus alumnos los cuales iban atados de pies y manos amarrados a palos que cargaban los Kappas mientras estos corrían hacia su refugio, ellos también notaron la presencia del anciano y para retrasarlo uno por uno se enfrentaban a él teniendo siempre el mismo resultado, solo parecían hojas cayendo de los árboles, también disparaban flechas hacia Oda pero está al impactar sobre el anciano se partían y no causaban más que una pequeña marca roja. Oda les seguía el paso quizá su amigo había muerto o se había ido a Nueva Tierra y ahora estaban a merced de Kappas que consumen humanos, en su persecución el anciano se acercaba a sus alumnos y los Kappas eran menos, en un último impulso saltó preparado para golpear a su líder que iba atrás del grupo disparando flechas, cuando el anciano salió disparado y el golpe se acercaba al rostro del Kappa, Oda sintió como lo que golpeó fue una enorme roca que se fragmento y era tal la fuerza del anciano que había sacudido todo el lugar, Oda estaba confundido, el anciano veía que a su alrededor todo había cambiado y ahora parecía estar dentro de una cueva que era iluminada por pequeñas fogatas y atrás del él un enorme trono echó de piedra donde un enorme Kappa de 2 metros y que era demasiado gordo lo observaba -¿Porque te atreves a entrar en nuestro hogar, humano inmundo?- dijo una voz profunda, Oda volteo preparando sus puños para pelear y cuando vio a la criatura el rostro serio y amenazante de Oda cambio a uno más calmado y al mismo tiempo parecía irritado -zorro estúpido, acaso no reconoces a un amigo, por tu culpa casi nos matan- dijo Oda acercándose al trono, el anciano había llegado a su destino, el Kappa anciano se quedó mirando a Oda su expresión era de análisis y luego de sorpresa dándose cuenta de que era su viejo amigo -Oda bastardo, me abandonas en la Tierra Antigua y ahora ya vienes a molestar- dijo el Kappa levantándose del trono y mientras se acercaba a su amigo su magia lo regresaba a su forma natural mostrando a un zorro blanco de fino y brillante pelaje que tenía solo una cola, era un kitsune y este lo abrazo -¿A qué se debe tu visita viejo amigo?- pregunto el zorro -lamento molestar pero necesito un favor y vengo a que me pagues el que me debes- dijo Oda en la oreja del zorro, debido a los muchos años que llevaba en entrenamiento el anciano sus ojos se habían fortalecido y estos le permitían ver a través de ese tipo de ilusiones -crei que ya se te había olvidado, por lo visto ha pasado mucho tiempo desde entonces- dijo el Kitsune soltando a su amigo para verlo con detenimiento -es un gusto volver a verte Oda, vaya que el tiempo de los humanos no ha sido muy bueno contigo- dijo el Kitsune y Oda sonrió a su amigo -claro lo dice el único Kitsune que después de tanto tiempo sigues teniendo una sola cola– dijo Oda y ambos sonrieron -¿Y que te hizo venir hasta este lugar con tus alumnos, que necesitas de mi como pará arriesgar sus vidas en este bosque profundo?- pregunto el Kitsune y se regresó a el trono siendo seguido por Oda -creo que por fin lo encontré- dijo Oda -¿La encomienda de Shingen?- dijo el Kitsune deteniéndose y volteando a ver a Oda sorprendido y entre susurros agresivos el Kitsune dijo -deja de estar jugando, Oda llevas años buscándolo, siempre dices eso no juegues con la memoria de Shingen- y Oda también empezó a susurrar -lo se Aka, lo sé, pero si no confío en mis pupilos que crees que Shingen pensaría, tu sabes que nosotros eramos esos a los que llamaban perdedores y gracias a Shingen vivimos aventuras que no creíamos vivir, ¿Y porque susurramos?- pregunto Oda -ya callate- dijo Aka y al poner atención el anciano pudo escuchar las patas de los Kappas que se acercaban hacia el trono de su falso líder; el zorro regreso al trono y volvió a tomar la forma del Kappa anciano y Oda regreso unos metros hacia atrás.
Por la entrada de la cueva entraron los Kappas cargando a Hide y Akane para después lanzarlos frente al Kappa anciano y Aka en su forma de kappa pregunto a Oda -¿A qué han venido humanos inmundos?- y el monje se arrodilló frente a él suplicando intentando hablar de la forma más respetuosa posible -le suplico gran señor Kappa ayude a mi aprendiz, el fue víctima de un terrible hechicero y sufre graves quemaduras por todo su cuerpo, el está muy débil y corre peligro de morir, ayúdenos a que salga de esta dificultad y yo haré lo que usted me pida- dijo Oda y los Kappas miraban a su líder esperando su respuesta -han venido desde muy lejos buscando mi compasión, arriesgandote a una negativa y estás implorando por alguien ajeno a ti, sin duda en mis muchos años de vida me sigo sorprendiendo del actuar de los humanos, así que lo haré, pero a cambio una terrible maldición caerá sobre ti (esto último no era cierto) cada día absorbere de ti la vida que a este humano le otorgue y me alimentare de ti hasta el fin de tus días- dijo el gran kappa y un silencio inundo la cueva el anciano mirando seriamente al Kappa dijo -gran Kappa anciano agradezco su infinita bondad, si ese es el precio que debo pagar que se haga su voluntad- y el gran kappa se levantó -liberenlos- dió la orden y dos Kappas desataron a Akane y Hide; Aka se acercó a Hide quien estaba en el piso inconsciente, el zorro veía con detenimiento las heridas del muchacho y con delicadeza lo cargo para sentarlo en el trono, ahí se puso frente al muchacho.
El truco funciona así, los Kitsune tienen una habilidad llamada "Sanacion Interna" que le permite al usuario producir por medio de su esencia energía vital y transferirla a un segundo, una habilidad muy similar a lo que Akane hacia pero a mayor escala, dependiendo de las colas del Kitsune a habido rumores de que los más fuertes incluso reviven muertos con tal habilidad, durante este proceso los involucrados experimentan una sincronización espiritual que les permite visualizar una serie de recuerdos o premoniciones que se cree que combinan el pasado y futuro haciendo que ambos vean partes de la vida del otro, el nivel de sincronización y exactitud de estás visiones depende de cuánto tiempo dure la sanación interna. El nivel de sanción física y espiritual al que puede llegar el ser secundario depende solo de cuánta experiencia y habilidades tenga el usuario, a mayor manejo y control de esta habilidad mayor será el beneficio que traerá al receptor. Para mala suerte de Hide el Kitsune encargado de su recuperación nunca había podido desarrollar más allá de su única cola, a parte Aka solo había realizado dos veces la sanación interna teniendo muy poca experiencia, lo que significaba que no sería de mucha ayuda para el muchacho, Aka debido a que no podía curarlo por completo, se concentró en ayudarlo internamente mientras que sus heridas externas seguían ahí, atenderlo de manera interna ayudaba a disminuir su dolor considerablemente, durante este tiempo ambos se estaban sincronizando espiritualmente y la transferencia de visiones se comenzaba a llevar.




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