Nuevas Leyendas: Los 3 Grandes

Cap. 25 Esencia

*****Base de refugiados al Norte de la Tierra Antigua*****
*****Dieciocho días después de la caída de Swordland*****

Cerca de las orillas de la base de refugiados, Hide practicaba lo que recordaba de las posturas que Oda le había enseñado, pues a pesar de cruzar palabras con su maestro este no había tocado más el tema sobre su entrenamiento y peor aún desconocía la ubicación de la espada del dragon desde que llegaron, pero eso no lo desanimaba solo lo entristeciá y a la vez le daba ánimos a seguir practicando, un grupo de niños lo observaban a lo lejos y Hide podía escuchar sus murmullos pero no les prestaba atención, seguía escuchando los pequeños pasos de los niños que se acercaban y de repente sintió como una piedra le pegaba en la espalda y luego otras, Hide volteo a ver a los niños y estos al verse descubiertos se echaron a correr mientras gritaban -¡Corran ahí viene el monstruo!- y huían entre el bosque. Desde hace unos días cuando el grupo de sobrevivientes empezó a ser más sustentable por sí mismo, empezaron a hablar sobre la apariencia de Hide y más debido al estilo solitario del joven, poco a poco empezaron a marginarlo más y aunque sabía que quería hacer la diferencia para ayudar a los demás, aveces se cuestionaba sobre sí los demás querían o merecían ser salvados. El continuó acoso y las burlas de la gente, iban desgastando su espíritu. 
Hide nunca fue malo, sin embargo siempre conoció la pobreza y la opresión de aquellos que tenían un poco más que él, si se mantenía por el camino del bien durante su niñez era debido a que tenía una fuerte convicción por ayudar a los demás y todo era gracias a su madre quien nunca dudo en ayudar a los demás, a pesar de que no tenían mucho que ofrecer y al final muriendo de enfermedad dejando a Hide solo, un par de años antes de que conociera a Oda.

Akane como siempre, llegó interrumpiendo los pensamientos de Hide, pues cada día se encargaba de llevarle la comida, debido a que Hide sólo seguía la rutina de hacer guardia y después dormir, sin darse tiempo a caminar por el lugar y más ahora que la gente mantenía su distancia del él –¿y que vamos a comer?– preguntó Hide manteniendo una sonrisa que en su pecho le pesaba –te aseguro que no te lo esperas– dijo Akane quién llegaba con una vibra de felicidad que sólo hacía incomodar más a Hide –no tengo la menor idea y no me importa– dijo Hide en un arrebato de coraje pero con una mueca de felicidad –¿oye estas bien?– preguntó Akane al estar más cerca y notar que algo consumía por dentro a Hide, el joven no sólo sentía pesar por fingir felicidad ante Akane, de hecho le pesaba el cuerpo y no era por sus heridas ni por enfermedad, era más un pesar por la incertidumbre, pues a pesar de que entendía que ayudaba y que hacía lo correcto, un vacío lo acompañaba en cada momento de sus días y aveces llegaban a impedirle el sueño dejándolo despierto haciendo lo sentir peor, y eso le molestaba –no estoy bien Akane– dijo Hide quitando la sonrisa de su rostro –¿te volviste a pelear con el viejo verdad?– dijo Akane –no, no es eso– dijo Hide –mmmm, ¿seguro ya no quieres vigilar?, oye esta bien yo también estoy un poco cansada de ayudar pero es lo correcto– dijo Akane –no, tampoco es eso, no se que pasa, pero me incomoda estar aquí, siento que me cuesta respirar y aveces quisiera acabar con todo esto y estar solo, aveces quisiera dormir y no despertar– dijo Hide causando una expresión de tristeza en Akane quien solto la comida y abrazo a Hide, quien  seguía sintiendose como muerto en vida –lo lamento Hide, tal vez te hemos abandonado sin pensar en que sentías después de que te enfrentaste a aquel hechicero– dijo Akane pero Hide la alejo con sus manos lentamente –no Akane, yo soy un egoísta que sigue pensando en sí mismo, aveces pienso que lo que hago es lo correcto incluso en mi enfrentamiento contra aquel monstruo, sentía que era lo correcto, pero aún así dudaba si era lo que quería hacer– dijo Hide con un nudo en la garganta –pero Oda dijo que tu querías ser el portador de la espada del dragon– dijo Akane sorprendida –si admito que me emocionó ver la espada y se lo que dije, pero probablemente no lo hice por ser un héroe, tal vez lo hice porque era algo que me recordaba a mi padre y a mi madre en un tiempo en que éramos un familia feliz, tal vez solo por eso lo hice, yo no soy digno de nada– dijo Hide y el arrepentimiento peleaba con la melancolía que el joven sentía dentro de él –sí te soy sincera, tampoco pensaba ser alumna de Oda, cuando era niña mi padre era su discípulo y aparte de dedicarse a nosotros también se dedicaba a las enseñanzas del viejo, un día mi padre recibió un llamado por Swordland donde tenía que ayudar a capturar a un grupo de elfos cuyo culto se dedicaba a sacrificar humanos para hacer regresar a él que llamaban el CREADOR, recuerdo que mi padre me dio un fuerte brazo y un beso en la frente antes de marcharse junto con un grupo de soldados de Swordland, tiempo después un caballero de Swordland nos trajo la espada del Dragon, mi padre había dedicado su vida a ser digno de la espada y nunca supe si en sus últimos momentos llegó a serlo, pasó el tiempo y un día llegó Oda a mi hogar para hablar con mi madre quien le entregó la espada, ahí fue donde lo conocí, desde que lo conozco Oda nunca ha cambiado desde entonces, se ve igual de anciano– dijo Akane con una sonrisa –el ayudó a mi madre económicamente pero a cambio yo me ofrecí a ser su discípula, muchos años entrene con Oda y cada que practicaba con la espada sentía un pesar enorme sobre mi cuerpo, como si ella me estuviera diciendo que no era digna– dijo Akane y algo hizo click en la cabeza de Hide, pues también había sentido la misma sensación que Akane describía, pues durante su pelea con el hechicero notó como al principio la espada pesaba, no era algo que le costará levantar pero sí afectaba su equilibrio cada que lanzaba un ataque y cuando Oda se la dio le daba una sensación de incomodidad, pero justo cuando el hechicero lo atacó notó como se volvió más ligera haciéndolo poder retener el ataque, tal vez no era digno del todo, pero si sentía algo que le dio las fuerzas de seguir vivo –sabes te entiendo, tal vez no seamos dignos pero hay que verlo de esta forma, acaso la espada del dragon es digna de nosotros– dijo Hide devolviendo la sonrisa a Akane y ella se sonrojo al mirar a los ojos a Hide –si estas tonto Hide, pero eso me agrada de ti– dijo Akane y a lo lejos Oda escuchaba su conversación; si duda el anciano entendía a sus discípulos pues alguna vez también se preguntó si el camino que había tomado era el correcto, pues aunque sus alumnos lo veían viejo el también fue un joven –sabes deberías de tomarte un día para que puedas ver que tanto ha crecido el refugio, creo que la gente empieza a considerarlo su nuevo hogar– dijo Akane –mmmm... tienes razón, solo veo a esos malcriados que vienen a molestar, no me haría daño cambiar de ambiente– dijo Hide aunque no se sentía muy seguro de sus palabras, ya había notado como no sólo los niños eran quienes lo veían diferente.




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