Gaby
Pasamos toda la noche y parte de la madrugada sin quitarnos las manos de encima, incluso horita nos encontrabamos en la ducha dándonos un baño después después de una mañana muy acalorada.
Fue así como pasaron los días con total normalidad, hacíamos todo juntos y al caer la noche baja las sábanas nos demostrabamos todo el amor del mundo, prácticamente parecíamos conejos cogiendo a cada instante, pero ninguno de los dos se quejaba.
Hoy era el día en que iban a empezar con mi segundo ciclo de quimio, por supuesto que está vez si le comunique a mi esposo, y es por eso que ahora nos encontramos dirigiendo al hospital, durante todo el trayecto veía dándome suave besos en la mano, se que lo hacía para trasmitirme fuerzas, pero en realidad eran para el mismo, estaba tensionado.
Llegamos al hospital y bajamos del auto, nos estábamos dirigiendo al área donde el doctor me sabía esperar para empezar con las quimios, fue así como despues de varios minutos nos encontramos en el lugar. El médico salió y me saludó, también note que impresiono y por supuesto que tenía que ver con mi acompañante.
Hola doctor, le presento el es mi esposo ---dije mientras señalaba al mencionado, inmediatamente Sebastián se presentó.
Me estaban dirigiendo al área de oncología, para proceder a realizarme el tratamiento, entonces llegue y me recosté en la cama que sabía que era para mí. Después de varios minutos inyectaron los medicamentos y empezaron las dos largas horas. A mí lado se encontraba Sebastián, me sobaba con delicadeza la mano y después me besaba la frente, se que esto era difícil para él, yo ya estaba acostumbrada pero él no.
Pasaron las dos horas y ya nos estábamos despidiendo del médico, no había visto a Lis porque se encontraba de descanso, había tenido guardia.
Estábamos en el auto rumbo a casa, cada quien sumido en sus pensamientos...
-Nena como te sientes, estás bien, te duele algo, quieres comer ----dijo con angustia
-Tranquilo estoy bien, solo me siento cansada ---dije mientras le sonreía débilmente y sobaba su mano.
Llegamos a casa y el hizo la cena, nos encontrabamos comiendo cuando de pronto sentí náuseas, de inmediato corrí al baño, sabía que eran los vomitos producto de la quimio. Mientras devolvía todo al inodoro, alguien sujetaba mi cabello y me daba suaves palmaditas en la espalda, me sentía avergonzada con él.
-Dejame sola Sebastián ---pedí con un nudo en la garganta, sentía que seguía atrás mío y hacía caso omiso a mi petición. Entonces me enoje...
-Que no entiendes o eres sordo, te estoy diciendo que me dejes sola ----grite mientras me lavaba la boca y la cara.