Nuevo Amanecer: Noches de Masacres capitulo 4

Nuevo Amanecer: Noches de Masacres

Capítulo 4: Sospechas al Amanecer

La preocupación se cernía sobre Nuevo Amanecer tras el incidente de Emily. Mientras la atendían, Kael sentía que las piezas no encajaban: la matanza de los cerdos, la llegada de los forasteros y ahora esto.

—Algo no está bien —le dijo Kael a Leslie, la alcaldesa, mientras esperaban noticias de Emily—. Demasiadas cosas raras juntas.

—Tienes razón, Kael —respondió Leslie, preocupada—. Pero no sé qué podemos hacer.

Decidieron interrogar a Sarah. Tal vez ella podría darles alguna pista sobre lo sucedido en el bosque.

Al llegar a la cabaña de los forasteros, Sarah los recibió con inquietud.

—¿Cómo sigue Emily? —preguntó Sarah.

—Está delicada, pero estable —respondió Leslie—. Necesitamos que nos cuentes todo lo que pasó en el bosque.

Sarah relató cómo un tronco se había desprendido repentinamente, cayendo sobre Emily. Describió el momento como un desafortunado accidente.

—Fue todo muy rápido —dijo Sarah, con la voz temblorosa—. No pudimos hacer nada para evitarlo.

Kael la observaba, intuyendo que ocultaba algo.

—¿Estaban solas tú y Emily? —preguntó Kael.

—Sí, completamente solas —afirmó Sarah con rapidez.

—¿No vieron nada extraño? ¿Algún animal, alguna rama que se moviera...? —insistió Kael.

Sarah negó con la cabeza, nerviosa.

—Nada, de verdad. Fue un accidente terrible, pero un simple accidente.

Kael y Leslie se marcharon, sintiendo que la verdad se les escapaba entre los dedos. De camino a casa, Kael no dejaba de darle vueltas a las palabras de Sarah. Algo no cuadraba.

Al día siguiente, temprano, Kael decidió volver al lugar del accidente. Necesitaba ver el tronco, examinar el terreno. Tal vez encontraría algo que se les había pasado por alto.

Cuando llegó al claro del bosque, Kael se acercó al tronco que había herido a Emily. Lo examinó con detenimiento. Era un tronco grande y pesado, pero lo que llamó su atención fue la forma en que se había desprendido. Las fibras de la madera estaban astilladas, como si el tronco no se hubiera caído solo, sino que hubiera sido arrancado con fuerza.

Kael sintió un escalofrío recorrer su espalda. Ya no tenía dudas: no había sido un accidente. Alguien había provocado la caída del tronco. Pero, ¿quién? Y, sobre todo, ¿por qué?