Nuevo Amanecer: Noches de Masacres

Nuevo Amanecer: Noches de Masacres capitulo 6

Nuevo Amanecer: Noches de Masacres

Capítulo 6: Sospechas y Secretos

El horror se apoderó de Nuevo Amanecer. La visión del cuerpo mutilado de Joel sembró el pánico entre los habitantes. El silencio inicial se rompió en un torbellino de gritos, llantos y acusaciones.

Kael, aún en estado de shock, intentó mantener la calma y tomar el control de la situación.

-¡Silencio! -gritó Kael, elevando la voz por encima del caos-. ¡Esto no nos lleva a ninguna parte! Necesitamos pensar con claridad.

Poco a poco, el silencio volvió a reinar en la plaza. Los habitantes, asustados y confundidos, miraron a Kael en busca de respuestas.

-Leslie -dijo Kael, dirigiéndose a la alcaldesa-, necesitamos organizar una guardia y proteger el pueblo. Esto no puede volver a suceder.

Leslie asintió, con el rostro pálido.

-Tienes razón, Kael -respondió Leslie-. Pero ¿quién haría algo así?

La pregunta flotó en el aire, cargada de temor y sospecha. Las miradas comenzaron a dirigirse hacia los forasteros.

-¡Fueron ellos! -gritó alguien entre la multitud-. ¡Los forasteros trajeron la desgracia a nuestro pueblo!

La acusación provocó un murmullo de aprobación entre los habitantes. La desconfianza hacia los recién llegados se había convertido en odio.

Kael sintió que la situación se salía de control. Sabía que era fácil culpar a los forasteros, pero necesitaba pruebas antes de emitir un juicio.

-¡Basta! -exclamó Kael-. No podemos dejarnos llevar por la histeria. Necesitamos pruebas antes de acusar a nadie.

-¿Pruebas? -respondió la misma voz-. ¡Ya hemos tenido demasiadas pruebas! Primero, los cerdos de Joel, luego el accidente de Emily, y ahora esto. ¡Es evidente que los forasteros están detrás de todo esto!

La tensión en la plaza era palpable. Kael sabía que tenía que actuar con rapidez para evitar un linchamiento.

-Voy a hablar con los forasteros -dijo Kael-. Averiguaré qué saben sobre todo esto.

Kael se dirigió a la cabaña donde se alojaban los forasteros, seguido de cerca por una multitud enfurecida. Al llegar a la cabaña, Kael golpeó la puerta con fuerza.

-¡Abran la puerta! -gritó Kael-. ¡Necesitamos hablar con ustedes!

La puerta se abrió lentamente, revelando a Mark y Sarah, con el rostro lleno de temor.

-¿Qué está pasando? -preguntó Mark.

-¿Qué está pasando? -respondió Kael con sarcasmo-. ¡Joel ha sido asesinado! Y todos creen que ustedes están detrás de esto.

Mark y Sarah se miraron sorprendidos.

-¿Asesinado? -dijo Sarah-. ¡Pero nosotros no hemos hecho nada!

-Eso es lo que vamos a averiguar -respondió Kael-. ¿Dónde estaban ustedes anoche?

Mark y Sarah se pusieron nerviosos.

-Estábamos aquí, en la cabaña -dijo Mark-. No salimos en toda la noche.

Kael los observó con atención. Sabía que estaban asustados, pero no detectó en ellos la mirada de un asesino. Intuyó que ocultaban algo, pero no era la muerte de Joel. Sin embargo, la actitud nerviosa de Mark y Sarah alimentó aún más sus sospechas. ¿Qué secretos ocultaban?

-¿Están seguros de que no vieron ni oyeron nada? -insistió Kael, fijando su mirada en Mark.

-Nada -respondió Sarah-. Solo estábamos durmiendo.

Kael suspiró. Sabía que no iba a sacar nada en claro de ellos en ese momento.

-Está bien -dijo Kael-. Pero no salgan de la cabaña. Los mantendremos vigilados.

Kael se alejó de la cabaña, sintiendo la mirada acusadora de los habitantes sobre su espalda. Sabía que no había convencido a nadie de la inocencia de los forasteros, y él mismo aún no estaba completamente seguro. La duda lo corroía por dentro. ¿Podrían estar mintiendo? ¿Ocultaban algo más que su simple presencia en Nuevo Amanecer? El verdadero asesino seguía suelto, acechando en la oscuridad, y Kael sentía que el tiempo se agotaba.




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