Nuevo Amanecer: Noches de Masacres Capítulo 10 las Masacres comienzan
El sol de la mañana entró a raudales por la ventana, pero Kael seguía sintiéndose inquieto. La pesadilla de la noche anterior lo había dejado con una sensación de peligro inminente, y necesitaba salir de casa para despejar la mente. Desde la llegada de los extranjeros, la tranquilidad de Nuevo Amanecer se había esfumado.
Al llegar a la plaza principal, notó que algo andaba muy mal. Un grupo de personas se agolpaba frente a la casa de la alcaldesa Leslie, hablando en voz baja y con expresiones de horror en sus rostros. Kael se acercó con cautela y preguntó qué sucedía.
Lo que vio al entrar en la casa lo dejó sin aliento. La escena era dantesca, un espectáculo de horror que lo marcaría para siempre. El cuerpo de la alcaldesa Leslie yacía en el suelo, rodeado de un charco de sangre. Había sido brutalmente asesinada, pero no de una forma comprensible.
No había señales de robo ni de lucha. La puerta estaba cerrada por dentro y no había ventanas rotas. Pero el cuerpo de la alcaldesa... Había sido destrozado. Sus huesos estaban rotos, su piel lacerada, como si una fuerza bestial la hubiera atacado. Y lo más impactante: le faltaba un brazo.
La extremidad había sido arrancada de cuajo, dejando un muñón ensangrentado y una macabra exhibición de carne y hueso. No había rastro del brazo, como si se lo hubieran llevado.
La gente del pueblo estaba en shock. Algunos lloraban, otros rezaban, otros simplemente miraban la escena con los ojos vacíos, incapaces de comprender lo que había sucedido. La muerte de la alcaldesa, de esa forma tan brutal, era un golpe devastador para la comunidad. Y la llegada de los extranjeros solo había exacerbado la tensión y el miedo.
Kael observó la escena con atención, tratando de encontrar alguna explicación lógica. Pero cuanto más miraba, más se daba cuenta de que algo no encajaba. La violencia era extrema, casi sobrenatural. Era como si el asesino hubiera actuado movido por una furia incontrolable, por una sed de sangre insaciable. Y el hecho de que la víctima fuera la alcaldesa hacía que todo fuera aún más inquietante. ¿Era un ataque personal? ¿Un mensaje para el pueblo? ¿O estaba relacionado con la llegada de los extranjeros?
Entonces, vio algo que lo heló la sangre. En medio del charco de sangre, casi imperceptible, había un rastro de un líquido viscoso y oscuro. Un líquido que no parecía humano. Y cerca del muñón del brazo faltante, notó unas marcas extrañas en el suelo, como si algo hubiera sido arrastrado.
Kael sintió un escalofrío recorrer su espalda. La imagen de la criatura loboide de su pesadilla volvió a su mente con una fuerza aterradora. ¿Podría ser posible? ¿Podría ser que un monstruo estuviera suelto en Nuevo Amanecer, disfrazando sus crímenes de tragedias inexplicables? ¿Y que hubiera asesinado a la alcaldesa, llevándose su brazo como un trofeo macabro y sembrando el caos en el pueblo? ¿Podría ser que ese monstruo fuera uno de los extranjeros, o que estuviera relacionado con ellos de alguna manera?
La idea parecía una locura, pero Kael sabía que en Nuevo Amanecer, la locura a menudo era la realidad. Y la mirada de terror en los ojos de los vecinos le decía que él no era el único que sentía que algo siniestro se cernía sobre el pueblo. La muerte de la alcaldesa Leslie no era solo una tragedia personal, era una declaración de guerra. Y la llegada de los extranjeros solo había complicado aún más la situación.
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Editado: 16.12.2025