Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 23

El estruendo sacudió la biblioteca entera.

Sin dudarlo, todos nos apresuramos a salir. El llamado Torao fue el primero en moverse, y lo seguimos sin pensarlo. El corazón me latía con fuerza, no solo por la incertidumbre de lo que nos esperaba, sino porque todo esto estaba ocurriendo demasiado rápido.

Cuando llegamos a la plaza, la visión me hizo contener la respiración.

En el centro, entre el polvo y los escombros, se alzaba una figura alta y poderosa, con una presencia abrumadora. Un hombre de cabello oscuro y mirada afilada nos observaba con una sonrisa arrogante, como si hubiera estado esperando este momento.

—Ah... Así que nuevos intrusos han llegado a mi isla. —Su voz era profunda, resonando con una confianza que me puso la piel de gallina.

Luffy se adelantó con una sonrisa emocionada.

—¡Oye! ¿Eres el que vive aquí? ¿Dónde está todo el mundo?

El hombre soltó una risa baja y siniestra.

—¿Viven aquí? —repitió con burla—. No, ya no. Yo me aseguré de que no quedara nadie.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Zoro, con el ceño fruncido.

—Esta isla es mi campo de pruebas —continuó el hombre, sin inmutarse—. Un experimento de control. Solo necesitaba deshacerme de los molestos habitantes, cosa muy facil para un Shichibukai como yo, para tener total libertad.

La sangre me hirvió en el acto.

—¿Qué demonios hiciste con ellos? —preguntó Nami, con la misma rabia en su voz.

—Digamos que... los limpié. —Su sonrisa se ensanchó—. Y ustedes están a punto de correr la misma suerte.

Y entonces, atacó.

Un movimiento apenas perceptible, pero en un segundo, el suelo bajo nosotros se quebró. Salté hacia atrás por instinto, pero el ataque fue tan rápido que apenas pude reaccionar.

Luffy, Zoro y Sanji fueron los primeros en responder, lanzándose hacia él sin dudar. La batalla explotó en cuestión de segundos.

El enemigo era rápido, demasiado rápido. Zoro chocó sus espadas contra las suyas, pero el impacto lo hizo retroceder. Sanji intentó atacarlo desde un ángulo diferente, pero el Shichibukai se movió con facilidad, esquivándolo.

Yo apreté los dientes, sosteniendo con fuerza una espada que pude encontrar por el lugar.

Tenía que hacer algo.

Respiré hondo y corrí hacia la batalla.

Zoro me había enseñado mucho. Me había vuelto más fuerte. Podía luchar.

O eso creí.

Intenté atacar por el flanco, buscando una abertura en su defensa. Lancé un corte con toda mi fuerza, pero el Shichibukai lo bloqueó con un solo movimiento y, sin esfuerzo, me lanzó hacia atrás con una patada.

Sentí el aire escapar de mis pulmones al estrellarme contra el suelo.

—¡Miyu! — escuché el grito de Zoro.

No... No era suficiente.

Me levanté con dificultad, observando cómo el resto seguían luchando. Eran fuertes, pero nuestro enemigo también lo era.

—¡Cuidado Torao! —grité de repente, viendo cómo un ataque iba directo hacia este.

Él reaccionó justo a tiempo, esquivándolo por poco.

Me miró con el ceño fruncido.

—¿Cómo que "Torao"? ¡No me llames así!

Parpadeé, confundida.

—¿No es tu nombre?

—¡Law! Me llamo Trafalgar Law.

Lo dijo con tanta exasperación que por un segundo olvidé el peligro de la situación. Sin embargo, no hubo tiempo para discutir más.

El ahora llamado Law, activó algo llamado "Room" y comenzó a moverse con precisión, teleportando a los demás y lanzando cortes estratégicos contra el enemigo. Sin embargo, su respiración era pesada, y por un momento, noté cómo su mano temblaba levemente.

—¿Estás bien? —pregunté, con preocupación.

—Si —respondió entre dientes—. Aunque en mi última isla tuve que pelear contra alguien... No estoy en mi mejor condición.

Eso no era una buena noticia.

Aún así, seguimos luchando. Luffy, Zoro y Sanji lideraban la ofensiva, lanzando ataques poderosos que lograban hacer retroceder al Shichibukai poco a poco. La batalla era intensa, y yo...

Yo no quería quedarme atrás.

Me levanté una vez más, ignorando el dolor en mi cuerpo. No iba a ser una carga.

Esta vez, no ataqué sin pensar. Analicé los movimientos del enemigo, recordé las enseñanzas de Zoro y busqué una oportunidad. Cuando vi una apertura, me lancé. Ataqué con toda la fuerza que tenía, logrando un golpe limpio contra el costado del Shichibukai. No era suficiente para derrotarlo, pero lo suficiente para que Luffy aprovechara la oportunidad.

—¡Gear Fourth!

La energía de Luffy explotó y, en un instante, su ataque impactó de lleno contra el enemigo.

El golpe final.

El Shichibukai cayó al suelo con un estruendo.

Todos respiramos pesadamente, observando su cuerpo inmóvil.

¿Había terminado? No del todo. Algo aún no estaba bien.

—Miyu, ven conmigo —dijo Law de repente.

Me giré hacia él, viendo cómo miraba fijamente hacia un punto en el suelo.

—¿Qué pasa?

—El sello... Lo que mantiene a la gente atrapada. Debe haber un objeto que lo esté activando.

Nos pusimos a buscar entre los escombros y finalmente lo encontramos: una extraña esfera negra incrustada en una estructura en ruinas.

—Esto debe ser... —murmuré.

—Hay que destruirlo.

Law sacó su espada.

—Al mismo tiempo —dijo, mirándome de reojo.

Asentí.

Ambos, atacamos con toda nuestra fuerza y aquella esfera se rompió en mil pedazos.

En ese instante, una luz cegadora cubrió la isla.

Sentí el aire volverse pesado, como si algo enorme se liberara.

Y luego...

Las voces. De repente, la plaza, antes vacía, comenzó a llenarse de gente que aparecía poco a poco. Personas desorientadas, cayendo de rodillas, parpadeando con confusión.

Habían vuelto. La isla, al fin, estaba libre. Me dejé caer al suelo, exhausta, pero con una sensación de alivio innegable. Habíamos logrado salvarlos.

Miré a Law, quien me devolvió la mirada con una expresión que no supe descifrar.




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