Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 24

La gente había comenzado a recuperar la conciencia poco a poco, parpadeando con confusión, como si hubieran despertado de un sueño profundo. Muchos de ellos se tambaleaban, sin comprender del todo qué había ocurrido.

—¿Qué... qué ha pasado? —preguntó un hombre mayor, sujetándose la cabeza.

—La última vez que lo recuerdo... estaba en casa, con mi familia... —susurró una mujer, mirando a su alrededor con el ceño fruncido.

No sabían lo que les había pasado. No recordaban el sello ni cómo habían desaparecido. Solo sentían que había pasado un instante desde que estaban en su hogar, y ahora todo era diferente.

Los aldeanos pronto entendieron que nosotros, los recién llegados, éramos los responsables de su liberación. En cuestión de minutos, la incertidumbre se transformó en gratitud.

—¡Nos han salvado!

—¡Los héroes de la isla!

—¡No podemos dejar que se vayan sin agradecerles!

La noticia se esparció como pólvora. Alguien gritó que había que hacer una gran celebración, y el resto de la gente se unió de inmediato.

Una fiesta.

Yo nunca había asistido a algo así, pero por la emoción en los rostros de mis nakamas, entendí que era algo fantástico.

Antes de darme cuenta, largas mesas de madera se alzaban en la plaza, cubiertas de comida y bebidas. Farolillos de colores fueron encendidos, iluminando las calles con una luz cálida y acogedora. La música empezó a sonar, y la isla, que momentos antes había estado sumida en el silencio y el misterio, ahora vibraba con vida.

¡Wow! Con que esto era una "fiesta". El sentimiento de calidez es increíble, tanto que no llegaba a creérmelo. En ese momento noté como mis ojos se humedecían, así que los apreté con fuerza y agité un poco la cabeza, no es momento para eso, es momento de disfrutar.

Fui un rato junto con Nami y Robin, quienes me pusieron una flor en el pelo, tal y como ellas llevaban, y hablámos mientras comiamos frutas, tras eso me acerqué a Brook, quien tocaba un piano y me apoyé en el para ver como tocaba las teclas mientras cantaba, desde ahí me fijé para situar al resto de los sombrero de paja, las personas a las que conocía, Luffy estaba en su elemento, riendo a carcajadas mientras devoraba platos enteros de carne con la velocidad de una bestia. Chopper era rodeado por un grupo de niños que no paraban de abrazarlo y ofrecerle algodón de azúcar, haciendo que su carita se pusiera roja como un tomate. Sanji, por supuesto, estaba rodeado de mujeres que lo admiraban, lanzándole cumplidos y suspirando como si fuera el hombre más increíble del mundo. Robin y Nami estaban tomando frutas mientras charlaban alegremente, Franky y Usopp jugaban.

Y Zoro...

Zoro estaba bebiendo.

Botellas y más botellas de sake se acumulaban a su lado mientras él bebía con expresión relajada, ajeno al caos que se desataba a su alrededor.

Lo observé en silencio, tratando de entender qué tenía ese líquido que tanto les gustaba a los demás.

—¿Nunca has probado el sake? —preguntó de repente Law, quien apareció a mi lado con su típico aire serio, observando todo con indiferencia.

Negué con la cabeza.

—No sé... parece un veneno.

Él soltó una risa baja.

—En cierto modo lo es, si tomas demasiado.

Su respuesta no me tranquilizó en absoluto.

Aun así, no podía evitar notar cómo Zoro levantaba una jarra tras otra sin inmutarse.

Si él podía, ¿por qué yo no?

Una sonrisa peculiar dibujó su cara

— Vente a la mesa— me dijo Law.

Lo seguí a la mesa donde estaban Nami, Robin y ahora Usopp, además de nosotros dos que acabábamos de llegar.

Intenté tomar una de las botellas, pero una mano firme la apartó antes de que pudiera tocarla.

—No —dijo Zoro, sin rodeos apareciendo en cuestión de segundos a mi lado.

Fruncí el ceño.

—¿Por qué?

—Porque no.

Rodé los ojos.

—Pero tú bebes como si fuera agua.

—Exacto, por eso.

—Eso no tiene sentido.

Intenté tomar otra jarra, pero esta vez Zoro la agarró antes que yo y la bebió en un solo trago, mirándome con superioridad.

Era un desafío.

Antes de poder responder, Luffy y Sanji aparecieron se lanzaron sobre él, agarrándolo mientras se reían.

—¡Zoro, déjala probar! ¡No seas aburrido! —exclamó Luffy.

—¡Sí! ¡A lo mejor le gusta! —secundó Sanji, entre risas.

Zoro forcejeó con ellos, claramente molesto.

Y fue entonces cuando me llegó la oportunidad.

Sin pensarlo demasiado, agarré una de las jarras de sake, la levanté y lo miré directamente a los ojos.

Él me vio, y sus cejas se fruncieron con alarma.

Sonreí con malicia.

Y bebí.

El líquido ardió en mi garganta.

Por un instante, sentí un calor intenso recorrerme el cuerpo.

Y luego...

No recordé nada más.

****

El sonido de las gaviotas me despertó.

Abrí los ojos con dificultad, sintiendo un dolor punzante en la cabeza.

—Ugh... ¿qué...?

Intenté moverme, pero algo pesaba sobre mí.

Con gran esfuerzo, giré la cabeza y vi que estaba tirada sobre la cubierta del barco, enredada en una manta. A mi lado, Luffy roncaba despreocupadamente. Brook estaba dormido en una posición imposible, mientras que Chopper abrazaba un barril como si fuera un peluche.

Pero lo peor fue cuando intenté sentarme y sentí un mareo horrible.

—Buenos días —dijo una voz grave.

Me giré lentamente y vi a Zoro, de brazos cruzados, mirándome con una expresión mezcla de molestia y reproche.

—¿Cómo te sientes?

Lo miré fijamente.

—Quiero morirme.

Él soltó una carcajada.

—Te está muy bien empleado.

Hundí la cara en mis manos.

—Nunca más. Nunca más voy a beber eso.

—Te lo advertí.

—No, no lo hiciste. Solo dijiste "no". Si hubieras dicho que iba a sentirme así de horrible, te habría escuchado.

Zoro me miró con incredulidad.

—¿De verdad crees que habrías escuchado?




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