Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 25

El suave vaivén del barco me arrullaba mientras el sol de la mañana se filtraba por las velas, iluminando la cubierta con una luz cálida. Aún me dolía la cabeza, pero al menos la sensación de muerte inminente había pasado.

Chopper caminaba de un lado a otro revisando a cada uno de nosotros después de la pelea contra el Shichibukai. La fiesta había sido tan repentina que nadie se había preocupado por tratar las heridas antes de lanzarse a beber y celebrar.

—¡A ver, tú! —Chopper me señaló con su patita, sosteniendo su botiquín con determinación—. Siéntate aquí.

Obedecí sin discutir. El pequeño doctor comenzó a revisar los cortes y moretones que aún tenía de la batalla, desinfectando cada uno con delicadeza pero sin dejar de regañarme.

—Deberías haber venido antes. ¿Sabes cuántas bacterias puede haber en una herida sin tratar?

—Pero es que la fiesta empezó de repente y luego... bueno, luego todo pasó muy rápido.

Chopper bufó mientras aplicaba una venda nueva en mi brazo.

—Por suerte, ninguno de vosotros tiene heridas graves. Lo peor son las resacas de algunos —dijo, lanzándome una mirada acusadora antes de sacar un frasco de pastillas y entregarme una—. Esto te ayudará.

Tomé la pastilla sin dudarlo.

—Eres un ángel, Chopper.

—¡No me llames así! —exclamó, moviendo los brazos con vergüenza mientras su cara se ponía roja.

Me reí y me puse de pie, estirándome con cuidado. La brisa marina era refrescante, y aunque aún tenía algunos dolores, la tranquilidad del barco en movimiento hacía que todo se sintiera más liviano.

Durante el día, la tripulación se dedicaba a sus propias actividades.

Luffy, Usopp y Brook estaban haciendo alguna clase de juego caótico en la cubierta, gritando y riendo como niños. Sanji cocinaba algo delicioso en la cocina, y podía olerlo incluso desde donde estaba. Robin leía tranquilamente bajo la sombra de la vela principal, mientras Franky hacía algunos ajustes en el barco.

Zoro, por supuesto, estaba entrenando.

Siempre entrenando.

Desde que lo conocí, parecía que levantar pesas era su forma natural de respirar. Mientras él aumentaba su fuerza sin cesar, yo me preguntaba si algún día llegaría a ser así de resistente.

Pero lo que más me llamó la atención fue Trafalgar Law.

Ahora sabía que era el capitán de su propia tripulación y estaba en la baranda del barco, observando el horizonte con los brazos cruzados. No se veía incómodo entre nosotros, pero tampoco parecía alguien que se integrara fácilmente.

Me acerqué con curiosidad.

—¿No se supone que deberías estar con tu tripulación?

Law bajó la mirada hacia mí con su expresión seria de siempre.

—Si la encontrara, lo estaría.

—Bueno, sí, tiene sentido...

Nos quedamos en silencio por un momento.

—¿Siempre eres tan callado?

—¿Siempre haces tantas preguntas?

Lo miré con el ceño fruncido.

—Solo intento ser amable.

—No es necesario.

Rodé los ojos.

—Eres un tipo difícil, ¿lo sabías?

—Eso dicen.

A pesar de su actitud cerrada, había algo en su tono que me decía que no le molestaba hablar conmigo. Tal vez simplemente no estaba acostumbrado a tratar con personas como Luffy y su tripulación.

Seguimos hablando un rato más, con él respondiendo con su usual tono seco, pero sin rechazar la conversación. Me contó un poco sobre su habilidad de la Fruta del Diablo y cómo funcionaba su "Room". Yo le hablé de lo que había aprendido entrenando con Zoro.

Fue una conversación tranquila, sin muchas emociones, pero me pareció interesante.

Hasta que noté algo extraño.

Zoro.

Estaba mirándonos.

O más bien, me estaba mirando.

Con una expresión... extraña.

Lo observé de reojo. No estaba entrenando como antes, sino que, en lugar de seguir con su rutina, se había detenido y estaba sentado en un barril, con los brazos cruzados y una ceja arqueada.

Levanté una ceja en respuesta.

Él apartó la mirada de inmediato, pero no tardó en volver a mirarnos, esta vez con un gesto de desaprobación. ¿Qué le pasaba?

—Oye, ¿Zoro está enojado contigo o algo así? —le pregunté a Law en voz baja.

—¿Qué?

—Mira cómo nos observa.

Law miró de reojo y resopló con diversión.

—Parece que a tu maestro espadachín no le gusta que hablemos.

—¿Por qué?

Law sonrió de una forma que me puso nerviosa.

—¿Quién sabe?

Me quedé pensativa.

No podía ser...

¿Zoro estaba celoso?

Sacudí la cabeza. No, eso no tenía sentido.

¿O sí?

—Tal vez sea un pervertido, como Sanji y Brook... —murmuré para mí misma.

—¿Qué dijiste? —preguntó Law, curioso.

—Nada.

Desde que me uní a la tripulación, había notado muchas cosas sobre los nakamas de Luffy. Y una de las más evidentes era la heterosexualidad extrema de Sanji y Brook.

Sanji no podía estar cinco segundos sin derretirse por alguna mujer hermosa, y Brook tenía la costumbre de pedir ver ropa interior cada vez que podía. A pesar de sus payasadas, jamás los había visto sobrepasarse con ninguna mujer. Eran un par de idiotas, sí, pero idiotas confiables.

¿Y Zoro?

Nunca lo había visto actuar como ellos.

Pero ahora... con esa mirada...No, no podía ser. Decidí ponerlo a prueba. Me giré hacia Law con una sonrisa amplia y exagerada.

—Bueno, Trafalgar, ha sido interesante hablar contigo. Me caes bien.

—Uh-huh —murmuró, sin mucho interés.

—Tal vez deberíamos hablar más seguido.

—Si insistes.

En ese momento, Zoro se puso de pie.

—¿Qué haces? —le pregunté cuando lo vi caminar hacia nosotros.

—Voy a entrenar.

—Pero ya entrenaste hace rato.

—¿Y qué?

Law me miró con una sonrisa burlona, pero no dijo nada.

No podía ser.

¿Zoro estaba realmente celoso?

Decidí seguirle el juego.

—Oye, Law, ¿qué opinas si seguimos nuestra conversación más tarde? Tal vez después de la cena.




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