Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 43

Los días pasaron lentamente, y con cada amanecer me sentía más fuerte. Ya podía caminar sin marearme, y la pesadez que había invadido mi cuerpo tras salir de aquella máquina finalmente se había desvanecido.

Robin y Chopper despertaron hace poco. Recuerdo el momento exacto en que Chopper abrió los ojos. Parpadeó varias veces, desorientado, hasta que su mirada se posó en nosotros. Robin despertó poco después, con su expresión tranquila, como si no acabara de pasar días en un estado de inconsciencia.

Law los revisó con atención, asegurándose de que no hubiera secuelas. Tras una serie de preguntas y exámenes, concluyó que ambos estaban bien. Sus memorias estaban intactas.

Apenas Chopper escuchó esas palabras, se incorporó de inmediato, ignorando la fatiga en su cuerpo y las advertencias de Law y comenzó a atender a los aldeanos, revisando sus condiciones, tomando pulso y ofreciendo primeros auxilios básicos.

—Deberías descansar antes de atender a otros —le dijo Law con su tono severo.

Pero Chopper no iba a escuchar. Lo conocía demasiado bien.

—No puedo ignorarlos, ¡soy un doctor! —protestó con determinación, ignorando la advertencia de Law mientras ayudaba a uno de los aldeanos a tumbarse.

No había forma de hacerle cambiar de opinión.

El resto de los Sombrero de Paja se recuperaron rápidamente y salieron del hospital al primer día, ya que la mayoría solo tenía heridas leves y rasguños. Habían vuelto al barco, organizando provisiones, revisando varias cosas y asegurándose de que todos estuvieran listos para zarpar en cuanto fuera necesario.

Por mi parte, había algo que me inquietaba. Llevaba días dándole vueltas a una idea. Algo que debía hacer, algo que no podía ignorar. Necesitaba volver al laboratorio. Había algo allí que me pertenecía. Algo que no podía dejar atrás. Lo complicado era decidir si se lo contaba a alguien.

Robin, Chopper o Law eran las opciones más lógicas. Los tres ya sabían que yo ocultaba algo, y quizás entenderían mejor mi necesidad de regresar. Pero pronto descarté la idea: Robin y Chopper aún estaban recuperándose, no podía preocuparlos con esto. Law también sabía del tema... pero estaba ocupado atendiendo a los aldeanos y asegurándose de que todo estuviera bajo control. No tenía sentido cargarle con esto.

La opción más evidente era Zoro. Era con quien tenía más confianza, con quien me sentía más segura. Pero... ¿cómo reaccionaría? No sería la primera vez que me regañaba por tomar riesgos innecesarios. Otra opción era Nami. Ella era astuta y siempre tenía una visión clara de los riesgos, además que ella y Robin son las siguientes con quienes tengo más confianza. Pero contarle a más personas solo haría todo más complicado.

Frustrada, dejé escapar un suspiro.

No podía seguir esperando.

Tenía que hacerlo por mi cuenta. El villano ya había sido derrotado. No había nada que temer ¿no? Así que, cuando tuve la oportunidad, cuando todos estaban ocupados con sus propias tareas, me escabullí.

El camino al laboratorio fue tranquilo y no me encontré con nadie, pero conforme llegué al lugar, la batalla había dejado su marca en cada rincón del lugar. Había escombros, equipos destrozados, paredes resquebrajadas, manchas de sangre secas en el suelo. Algunos soldados aún yacían inconscientes en el suelo. Mis pasos resonaban en el silencio del lugar. Pasé por la biblioteca, las estanterías estaban volcadas, los libros esparcidos por el suelo.

Seguí avanzando hasta el laboratorio. No fue difícil encontrarlo pues era el lugar más destruido de todos. Allí estaban las camillas donde habíamos estado atados. El aire olía a metal y ceniza.

Y la cabina...

Ahí fue donde vi por última vez mi papel. El documento que había mantenido oculto este tiempo, lleno de símbolos que no podía entender.

No lo pensé dos veces.

Corrí hacia la cabina y revisé cada rincón. Solo encontré manchas de sangre y equipos destrozados. No había rastro del papel.

Mi corazón latía con fuerza. Me giré, revisé las camillas, busqué en cada esquina, en cada hueco del laboratorio.

Nada.

Entonces, una voz rompió el silencio, congelándome en mi lugar.

—Sabía que vendrías aquí.

El frío recorrió mi espalda y, por reflejo, llevé la mano a la empuñadura de un pequeño cuchillo que llevaba por si acaso y me giré de inmediato.

Era Law.

Dejé escapar el aire que sin darme cuenta había contenido.

—¿Qué haces aquí? —pregunté con el ceño fruncido—. Deberías estar con los aldeanos.

Él se encogió de hombros.

—Chopper está allí, se encargará bien. Es más difícil mantenerte a ti fuera de peligro.

Apreté los labios.

No tenía cómo discutirle eso.

—Necesitaba buscar algo —dije con firmeza.

Law arqueó una ceja y, lentamente, sacó algo de su bolsillo.

Un pedazo de papel doblado.

—¿Esto?

Mis ojos se abrieron de par en par. Di un paso hacia él y, sin pensarlo, le arrebaté el papel de las manos. Lo desplegué con rapidez y mis dedos se crisparon sobre el material gastado.

—¿De dónde lo sacaste? —pregunté, sin despegar la vista del documento.

—Antes de que saliéramos de aquí, lo vi en la cabina y lo guardé —respondió con simpleza—. Sabía que era algo importante para ti.

Levanté la mirada y lo encontré observándome con su habitual expresión seria.

—Si quieres que guarde el secreto, tendrás que darme una explicación.

Apreté los labios. No podía hacerlo. No todavía.

—Te lo explicaré —dije tras unos segundos de silencio—. Pero más adelante.

Law sostuvo mi mirada por un momento antes de asentir con satisfacción.

—Bien.

Nos dimos la vuelta y salimos del laboratorio en silencio.

A medida que caminábamos de regreso, mi mente estaba en otra parte.

En el papel. En los símbolos que lo cubrían. Todo este tiempo habían sido un misterio para mí.

Pero ahora...¿Por qué razon...?




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