Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 47

Los días habían pasado lentamente, como si el tiempo se hubiera vuelto espeso y pesado, pero al menos ahora podía dormir un poco más. No era mucho, pero era algo. Desde que hablé con Zoro sobre lo que me atormentaba, las pesadillas no se habían ido, pero la sensación de asfixia que venía con ellas era más soportable. Había algo reconfortante en saber que alguien más cargaba un poco de ese peso conmigo, aunque nunca había sido mi intención cargar a nadie con mis problemas.

Aquella tarde, el sol estaba en su punto más cálido, pero la brisa marina ayudaba a que el ambiente no fuera sofocante. Me encontraba en la cubierta, sentada junto a Chopper, viendo el océano extenderse hasta donde alcanzaba la vista. Me gustaba la tranquilidad que me daba su compañía; con él, no sentía la necesidad de llenar el silencio con palabras innecesarias.

—Hoy el mar está calmado —murmuró Chopper con su tono siempre animado.

—Sí... es relajante —respondí con suavidad, dejando que mis piernas colgaran del borde de la cubierta mientras la brisa agitaba mi cabello.

Chopper sonrió y asintió, moviendo las orejas de forma distraída mientras su mirada se perdía en el horizonte. Entonces, escuché unos pasos acercándose detrás de nosotros. No le di importancia hasta que sentí una mirada fija en mí.

Giré ligeramente la cabeza y vi a Zoro, que se había detenido justo detrás de nosotros. No dijo nada al principio, pero su expresión lo decía todo. Su mirada estaba clavada en mis manos, o más bien, en las vendas que las cubrían otra vez.

—¿Por qué...? —su voz fue baja, y apenas movió la cabeza para señalar mis manos, como si no quisiera decirlo en voz alta, tal vez para que Chopper no hiciera preguntas.

Bajé la mirada un segundo, observando las vendas como si me hubiera olvidado de que estaban allí. Luego, simplemente me encogí de hombros.

—Es la costumbre.

No hubo más palabras. Zoro me miró un instante más, pero no insistió. Solo dejó escapar un leve suspiro antes de darse la vuelta y marcharse.

Sentí la mirada de Chopper sobre mí, pero por suerte, no dijo nada. Me alegré por ello.

El resto del viaje transcurrió sin incidentes, aunque algo en el aire se sentía distinto. La calma del océano no hacía más que reforzar la sensación de que algo estaba por cambiar. Y lo hizo.

A la mañana siguiente, la isla apareció en nuestro campo de visión. Desde la distancia, se veía envuelta en una niebla espesa y sombría que la hacía parecer más un espejismo que un lugar real.

—¿Qué demonios es eso? —preguntó Usopp con el ceño fruncido mientras miraba a través de un catalejo.

—Se ve... tenebrosa —murmuró Nami, cruzándose de brazos.

—¿No os recuerda a la isla de donde trajimos a Brook? —agregó Franky con una expresión pensativa.

Brook asintió, aunque su tono seguía siendo el mismo de siempre.

—Sí... se siente igual. Una presencia extraña... como si las almas errantes caminaran por allí.

No era solo Brook. Todos sentían aquella opresión en el pecho, esa sensación indescriptible de nostalgia y melancolía que parecía envolver la isla como una sombra invisible.

Yo también la sentía, pero había algo más. Algo que me hacía verla de manera diferente a los demás. Mientras la neblina la cubría, mi mente me traía destellos de recuerdos vagos, imágenes borrosas que no lograba identificar del todo.

Había algo en esa isla que se sentía... familiar.

Mi estómago se encogió ligeramente con la sensación, pero no dije nada.

Cuando finalmente tocamos tierra, el silencio era lo más inquietante. No se escuchaban aves, ni insectos, ni siquiera el crujir de ramas bajo los pies de los tripulantes. Solo el eco de nuestros propios pasos y el murmullo de la brisa que movía la niebla a su antojo.

—Qué lugar tan deprimente... —susurró Sanji, encendiendo un cigarro como si el humo pudiera disipar la incomodidad.

—No me gusta este sitio... —murmuró Chopper, ocultándose un poco detrás de Robin.

—Lo mejor será movernos con cuidado —dijo Zoro con seriedad y con su mano descansando sobre el mango de una de sus espadas.

Mientras el grupo comenzaba a avanzar con cautela, yo me quedé quieta por un momento, observando los contornos de los árboles deformarse entre la niebla. Algo en mi pecho se apretó con fuerza, una punzada de ansiedad mezclada con una sensación extraña, casi como si algo dentro de mí reconociera este lugar, aunque mi mente no lograba recordarlo.

Tomé una bocanada de aire y apreté los puños, sintiendo las vendas bajo mis dedos. No podía quedarme atrás.

Sin decir nada, seguí a los demás, con la sensación persistente de que esta isla tenía algo que mostrarme... algo que no estaba segura de querer ver.

****

La niebla espesa envolvía la isla como un velo antiguo y olvidado, dándole un aire casi fantasmal. A medida que avanzábamos, una extraña sensación comenzó a invadirme. Eran pequeños destellos, imágenes borrosas que aparecían fugazmente en mi cabeza: unas manos grandes levantándome en el aire, una risa suave, el sonido del metal chocando contra metal. No lograba entenderlas del todo, pero la sensación de familiaridad me revolvía el estómago.

Bajamos del barco en un grupo reducido: Luffy, Law, Zoro, Sanji, Robin y Brook. Los demás se quedaron vigilando en la embarcación por precaución. Caminamos con cautela, con cada paso resonando en el suelo húmedo cubierto de hojas y musgo. El aire era denso, cargado de algo que no podía identificar, como si la propia isla estuviera susurrándonos secretos en un idioma que no entendíamos.

Fue Robin quien encontró las ruinas primero. Altas columnas de piedra desgastadas por el tiempo se alzaban entre la niebla, con inscripciones antiguas talladas en ellas. Se arrodilló de inmediato, pasando los dedos por la superficie rugosa con una mezcla de fascinación y concentración.

—Estas inscripciones... son realmente antiguas —murmuró.

Los demás se mantuvieron alerta mientras ella intentaba descifrarlas. Mi atención, sin embargo, estaba dividida entre las palabras de Robin y la creciente incomodidad en mi pecho. Había algo en este lugar que me llamaba, una sensación de pertenencia extraña y perturbadora.




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