Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 48

El sonido de las olas golpeando suavemente el puerto improvisado de la isla marcaba el ritmo de nuestra respiración aún agitada tras todo lo ocurrido. Todos estaban centrados en la katana que ahora descansaba en mis manos con su hoja ahora envainada, pero el aura que desprendía no podía ser ignorada. No tenía sentido forzarme a usarla sin conocer lo que ocultaba. No sabíamos si tenía alguna una maldición o cuan poderosa era, y hasta que tuviéramos respuestas, lo mejor era dejarla en calma.

Mi mirada, sin embargo, se desvió hacia el espadachín derrotado en el suelo. Había algo en él que me resultaba inquietantemente familiar, como un recuerdo enterrado en mi mente que intentaba salir a la superficie, pero por mucho que me esforzaba, no podía comprender por qué me sentía así.

—No fue difícil derrotarle —comentó Zoro con su tono habitual, sin darle mucha importancia—, pero debo admitir que conocía muchos de mis movimientos, casi como si supiera cómo iba a atacar antes de hacerlo.

Sanji exhaló el humo de su cigarro con aire pensativo.

—Eso es sospechoso. ¿Seguro que nunca has peleado contra él antes?

Zoro negó con la cabeza.

—No que yo recuerde, pero la sensación era extraña. No solo se defendía bien, sino que anticipaba demasiado mis ataques.

Mientras los demás hablaban sobre el combate, sentí un tirón discreto en mi brazo. Giré la cabeza y vi a Robin con una expresión tranquila, aunque sus ojos me decían que había encontrado algo importante.

—Acompáñame un momento —susurró.

Asentí, sin hacer ruido, y la seguí entre las ruinas. Nos detuvimos frente a una pared cubierta de inscripciones desgastadas por el tiempo, pero un símbolo en particular había captado su atención. Robin lo señaló con los dedos, su expresión se volvió más analítica.

—Miyu, este símbolo es muy similar al de tu papel.

Saqué el trozo de papel de mi bolsillo con algo de duda, pero cuando lo comparé con la inscripción en la piedra, mi corazón dio un vuelco. Eran idénticos.

—Es el mismo... —susurré.

Robin entrecerró los ojos, examinándolo con más atención.

—Aquí hay algo más —dijo, pasando la yema de los dedos por la piedra—. Puedo descifrar algunas partes... Parece decir: "El pasado está más cerca de lo que crees".

Un escalofrío recorrió mi espalda.

—¿Qué significa eso...?

—No lo sé, pero parece que este mensaje fue escrito para alguien como tú.

Intentamos buscar más pistas, indagar en las inscripciones restantes, pero lo único que encontramos fueron algunos símbolos dispersos que no tenían sentido por sí solos. Robin los apuntó en otra hoja, por si más adelante podíamos encontrarles algún significado.

Cuando ya no hubo más que investigar, decidimos que era hora de regresar al barco. Robin y yo caminamos detrás del grupo, todavía conversando sobre lo que habíamos encontrado, mientras sentía el peso de una mirada en la nuca. Miré de reojo y, como lo había sospechado, Zoro nos observaba con una expresión indescifrable.

Ese hombre a veces podía ser muy intenso cuando se trataba de vigilarme. No sabía por qué tenía ese instinto de protección hacia mí. Siempre me preguntaba si le caía especialmente bien, si se había encariñado conmigo de alguna manera o si sus sentimientos iban más allá. Fuera cual fuera la razón, lo cierto es que me había acostumbrado a su sobreprotección. Y en el fondo, era una sensación muy agradable.

Una vez en el barco, todos se dispersaron por la cubierta, cada uno volviendo a sus propias actividades. Robin se giró hacia mí con una leve sonrisa y dijo con tranquilidad:

—Vamos a hacer cosas de chicas, que nadie nos moleste.

El grupo entero quedó en silencio, mirándonos con desconcierto mientras nos dirigíamos al dormitorio.

Cuando nos aseguramos de que nadie nos seguía, cerramos la puerta con llave y desplegamos tanto el papel como la hoja con los símbolos copiados de las ruinas. La sensación de misterio se intensificó.

Pero antes de que pudiéramos analizar nada, la puerta se abrió de golpe con una patada y una figura familiar apareció en el umbral, cruzada de brazos con una expresión de indignación.

—¡¿Se os ha olvidado que yo también soy una chica?! —Nami nos fulminó con la mirada—. ¿Por qué no me habéis dicho que viniera?

Robin y yo nos quedamos paralizadas unos segundos antes de que yo apretara los labios y asintiera con resignación. No tenía sentido intentar negárselo.

—Lo siento... —murmuré.

—Tarde —espetó Nami, entrando con los brazos aún cruzados—. Más te vale contarme qué está pasando.

Robin y yo intercambiamos una mirada antes de que decidiera contarle la verdad. Le hablé sobre el papel, sobre lo que pasó en el laboratorio, sobre el anciano de la isla medieval... todo lo que ya le había contado a Chopper, Law y Robin con la condición de que guardaran silencio.

Nami escuchó con atención, sin interrumpir, hasta que terminé. Luego, sin previo aviso, me dio un pequeño golpe en la cabeza.

—¡¿Por qué demonios no me lo dijiste antes?!

—¡Ay! —Me quejé, frotándome la cabeza—. No quería involucrar a demasiadas personas...

Nami suspiró, rodando los ojos.

—Bueno, ahora ya lo sé.

Su tono era más suave, casi maternal. Sentí un nudo en la garganta, pero solo asentí.

Con la nueva aliada en la investigación, las tres nos pusimos a analizar los símbolos más detenidamente. Robin era la más hábil descifrando, pero Nami también tenía buen ojo para los detalles.

—Estos símbolos podrían estar conectados con una cultura antigua —murmuró Robin, apoyando un dedo sobre uno de los dibujos—. Pero necesito más referencias para confirmarlo.

Nami frunció el ceño.

—Y esta frase... "El pasado está más cerca de lo que crees"... No parece algo genérico, parece un mensaje directo para ti.

—Lo sé... y eso es lo que más me inquieta —admití.

Robin miró el papel en mis manos y luego el símbolo en la hoja copiada.




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