Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 50

El amanecer me despertó con una luz suave y cálida filtrándose entre mis párpados. Sentí el fresco de la brisa marina acariciando mi rostro y, al intentar moverme, noté algo sobre mi cuerpo. Una manta. No recordaba haberla traído conmigo. Me incorporé lentamente, la cubierta del barco seguía en calma, el único sonido presente era el vaivén de las olas y el ocasional graznido de las gaviotas que planeaban sobre nosotros. Me senté, me envolví un poco más con la manta y dirigí la mirada hacia el horizonte, donde los primeros rayos del sol comenzaban a reflejarse en el agua, creando destellos dorados y anaranjados sobre la superficie del mar. Por un momento, todo pareció perfecto.

Ese era el tipo de paz que rara vez conocía, una sensación de tranquilidad absoluta, sin preocupaciones, sin preguntas sin respuesta. Solo yo, el mar y el sonido del mundo despertando poco a poco. Aún era temprano y, por la falta de ruido, supuse que la mayoría de la tripulación seguía durmiendo. No se oían los típicos gritos de Luffy ni las peleas de Usopp con Chopper, ni pasos de aquí para allá. Solo el barco y yo... bueno, y Franky, que sabía estaba de guardia en el nido del cuervo.

Un sonido suave a mi lado me hizo girar la cabeza. Alguien se había sentado junto a mí.

—Es bonito, ¿verdad? —dijo una voz tranquila y familiar.

Asentí levemente antes de girarme a verle.

—Buenos días, Law.

—Buenos días.

Nos quedamos en silencio unos segundos, disfrutando del paisaje matutino. Entonces, atando cabos, recordé la manta sobre mis hombros y miré a Law con una ceja alzada.

—Gracias por la manta.

Él se encogió de hombros, con su típica expresión de indiferencia.

—No fui yo. Fue el espadachín del pelo verde.

Mi mirada se deslizó automáticamente hacia la escalerilla que llevaba al nido del cuervo, aunque sabía que Zoro no estaba allí. Bajé la cabeza, pensativa, mientras el silencio entre Law y yo se llenaba con el sonido del mar.

—Bueno, gracias de todos modos —murmuré.

La conversación fluyó con facilidad después de eso, hablando de cosas triviales, de nuestras anécdotas con la tripulación, de lo raro que era tener un día de calma después de las batallas y aventuras. Poco a poco, el sol iluminó todo el barco, y el ambiente tranquilo fue reemplazado por el murmullo de la tripulación que despertaba. Luffy pasó corriendo por la cubierta con una energía ridícula para alguien que recién se levantaba, Usopp y Chopper se estiraban perezosamente mientras charlaban, Nami y Robin salían del dormitorio arreglándose el cabello, Zoro bostezaba mientras salía a la cubierta. Todos empezaban a moverse con su ritmo habitual.

El olor del desayuno recién hecho nos llamó a la cocina. Nos reunimos alrededor de la mesa, disfrutando de la comida mientras charlábamos animadamente. Sanji, como siempre, preparó un festín, y Luffy, como siempre, intentó robar comida de los platos ajenos, lo que terminó con un golpe de Nami y un grito de protesta de Usopp.

—Hoy toca limpieza del barco —anunció Franky de repente, con su característica voz enérgica.

Hubo algunas quejas, pero todos sabíamos que era necesario. Llevaban unas semanas sin hacer una limpieza profunda, y con tanto ajetreo, el barco lo necesitaba.

Nos preparamos para la tarea con pañuelos en la cabeza, delantales y guantes. Cada quien tenía una asignación acorde con su área: Robin se encargaría de la biblioteca, Zoro del nido del cuervo donde tenía sus pesas, Sanji de la cocina, Franky del sótano y la maquinaria con Usopp, Nami ordenaría los materiales de navegación y Chopper limpiaría la enfermería. Law y yo, al no tener un área fija, ayudaríamos donde fuera necesario.

Comencé con Chopper, limpiando meticulosamente el equipo médico, clasificando las medicinas y desinfectando todo mientras charlábamos sobre cualquier cosa que nos hiciera reír.

—¡Miyu, ten cuidado con esos frascos! Son peligrosos.

—Tranquilo, doctor, los tengo bajo control.

Cuando terminamos, fui con Sanji para ayudar en la cocina. Mientras organizábamos los utensilios, noté que Sanji tenía una forma peculiar de ordenar los platos y vasos.

—Oye, Sanji... —dije, mientras sacaba un vaso de barro marrón de la alacena—. ¿cada persona tiene su vajilla?

Sanji me miró de reojo mientras ordenaba cacerolas y sartenes.

—Realmente no, todo es de todos. Pero, por ejemplo, siempre intento ponerle ese vaso de barro a Zoro porque dice que el sake sabe mejor en ese vaso —respondió sin darle mucha importancia.

—Oh, entiendo— mi mirada se posó en los cubiertos que tenía que organizar ahora. Habían de diferentes tonalidades, con grabados, lisos, había mezcla de todo.

—Ese juego de cubiertos con grabados de flores que tienes a tu derecha son los favoritos de Nami, así que intento que siempre sean para ella—habló el rubio.

Sanji sonrió levemente, colocando los platos en su sitio.

Fruncí el ceño, observándolo con curiosidad.

—¿Y este plato con la grieta? No parece muy útil.

Sanji suspiró, apoyándose en la encimera.

—Luffy lo adora. Dice que es de los primeros platos que hubo en el Going Merry, nuestro antiguo barco, así que hasta que no se rompa del todo, quiere seguir usándolo.

Me quedé en silencio un momento, absorbiendo lo que acababa de descubrir.

—Eres muy detallista, Sanji.

Él sonrió con su aire galante.

—Soy un cocinero. No solo se trata de hacer comida, sino de hacer que la gente disfrute cada comida como si fuera especial.

Me quedé pensativa un momento antes de soltar una pequeña risa.

—Eso es... bonito.

—Lo sé. —Me guiñó un ojo antes de volver a su trabajo—. Y hablando de detalles, ¿no crees que podrías ayudarme a limpiar más rápido en lugar de quedarte admirándome?

—¡Ja! No te emociones, solo estaba analizándote —dije, rodando los ojos mientras me ponía a lavar los cubiertos.

Terminada mi participación en la cocina, subí al nido del cuervo para ver si Zoro necesitaba ayuda, pero Law estaba con él clasificando pesas. No había mucho que hacer, así que bajé nuevamente no sin antes decir:




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