Nuevo Miembro En La Tripulación - Terminada

Capítulo 53

Hace unos días, el viento nocturno agitaba el océano, y la única luz en el nido del cuervo provenía de un candelabro que proyectaba sombras danzantes en las paredes. Estaba sentado con los codos sobre las rodillas, la cabeza baja y la mandíbula apretada. Mi respiración era pesada, estaba cargando con un peso que no podía soltar, un día más. Frente a mi, Robin me observaba con su mirada serena pero llena de significado, como si esperara el momento en que yo estuviera listo para hablar.

—Deberías decírselo —murmuró finalmente.

No levanté la cabeza, pero mi cuerpo se tensó visiblemente.

—Ella está sufriendo —continuó Robin—. La has visto, ¿no? La forma en la que se aísla a veces, como ha vuelto a dejar de dormir, cómo finge que todo está bien cuando claramente no lo está. Miyu necesita saberlo.

Sus palabras eran suaves, pero llevaban un peso inmenso. Cerré los ojos con fuerza, sintiendo la presión en mi pecho aumentar.

—No es tan fácil —susurré, con la voz áspera, casi como si doliera decirlo.

Robin suspiró y se apoyó en la mesa, acercándose un poco más.

—¿Sabes lo que pasó en la isla medieval? —preguntó.

Fruncí el ceño, sin responder, pero Robin prosiguió de todos modos.

—Miyu se escapó una noche y tu la seguiste, ¿verdad?

—¿Cómo lo sabes?—pregunté.

—Tras lo que pasó en aquel laboratorio, nos tuvo que confesar todo a Chopper, Law y a mi — hizo una pausa antes de seguir — Fue a ver a un anciano que le dio un papel con unos símbolos los cuales debe de descifrar ya que supuestamente solo ella puede hacerlo, pero ninguno de nosotros es capaz.

—¿Por qué esa tonta no me cuenta nada?—dije más para mi mismo que para Robin.

—El anciano le dijo que, si lo llega a descifrar, pondrá en peligro a sus amigos, su familia, es lógico que lo oculte, no quiere ponernos en peligro— apreté los labios, todo era cada vez más complicadoademás...aquel anciano le confesó a Miyu que su hermano está vivo.

Un dolor punzante hirió mi pecho, ¿ella...lo sabe? El silencio que siguió fue sofocante. Sentí como si el mundo a su alrededor se difuminara por un instante, como si el barco desapareciera y solo quedara yo y las palabras de Robin flotando en la oscuridad.

—Cuando ella escuchó eso... fue como si todo su mundo se hubiera derrumbado. Porque, en el fondo, siempre creyó que estaba sola, que su familia había desaparecido. Pero ahora sabe que su hermano está ahí afuera... y no tiene idea de que ha estado protegiéndola desde las sombras todo este tiempo.

Apreté los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos. Mi respiración se volvió más pesada, si es que eso era posible.

—Yo... —intenté hablar, pero las palabras se atascaron en mi garganta.

Robin me observó con paciencia, pero con esa intensidad suya que me hacía sentir que no podía esconderse de la verdad.

—Ella necesita saberlo, Zoro —insistió con suavidad—. Y tú necesitas decírselo. Esto os va a consumir a los dos.

Un temblor sutil recorrió mis hombros. Mis labios se apretaron con fuerza, y antes de que pudiera evitarlo, una lágrima silenciosa cayó por mi mejilla, apenas visible en la penumbra. Intenté aguantar, pero era obvio que Robin veía la angustia reflejada en mi rostro.

—Lo quiero hacer —susurré con voz rota—. Quiero decirle que soy su hermano. Quiero abrazarla, protegerla... pero... —Me cubrí la cara con una mano, respirando entrecortado—. ¿Cómo se supone que lo haga? Nunca antes la he buscado. Ni una vez. Además... antes de unirme a Luffy, me convertí en un asesino de piratas. ¿Cómo podría quererme después de eso?

Robin sonrió levemente, con esa calidez que reservaba para momentos como este.

—Nosotros te queremos, Zoro. Y ella también lo hará. Si se enfada, será por haberle ocultado la verdad, no por tu pasado o por no haberla buscado.

Tragué saliva.

—No sé si estoy preparado —admití en voz baja.

—Nadie lo está cuando se trata de la familia —respondió Robin.

Cerré los ojos por un largo momento, dejando que mis emociones se asentaran. Finalmente, dejé escapar un suspiro tembloroso y apoyé la cabeza en la pared detrás de mi.

—Además... —continuó Robin, cambiando ligeramente de tema—. Hay algo más que debes saber.

Levanté la vista con mi expresión endureciéndose de nuevo.

—¿Qué pasa?

Robin sacó un papel de su bolsillo.

—El científico loco del laboratorio... el que se obsesionó con Miyu... lo hizo porque descubrió algo en su cerebro. Un don natural. Ella puede descifrar símbolos que nadie más ha podido entender. Pero lo más extraño es que no fue hasta que él trasteó en su mente que pudo hacerlo.

Fruncí el ceño.

—¿Símbolos? ¿Qué símbolos?

—Los mismos que estaban en el papel que le entregó el anciano en la isla medieval.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—Y si ahora puede entenderlos después de lo que os hicieron en el laboratorio, ¿habéis descifrado algo?

Robin mantuvo su expresión neutral, pero había algo en sus ojos que lo hizo tensarse aún más.

—Todavía no, Miyu puede comprenderlos, pero el mensaje no es lógico, no tiene sentido, solo tenemos palabras sueltas. Pero hay algo en todo esto, algo que conecta a Miyu, a ti... y a vuestra familia. Tal vez incluso nos lleve a descubrir quién asesinó a sus padres y por qué.

Respiré hondo, sintiendo que la tormenta dentro de mi no hacía más que intensificarse.

—Tengo que saberlo —murmuró.

—Y Miyu también —respondió Robin.

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