Al despertar notan que la cama de Évander está vacía y empiezan a preocuparse, Róland sale del aposento directamente al palacio hablar con el líder.
– no está nuestro amigo! – ( con disgusto en la voz).
– no se preocupe, no creo que esté muy lejos–, le dice el grifo para tratar de tranquilizarlo.
A lo que Càthan y Cadél lo buscan por los alrededores gritando su nombre, los guardias al sentir ese escándalo en la ciudad bajan para ver qué pasaba, a lo que el líder llegando les dice que vuelvan a sus puestos que el se encargaba y así lo hicieron.
Entre búsquedas y gritos recorriendo cada parte de la ciudad, sin respuesta alguna deciden entrar a la montaña, justamente ahí arriba de una roca estaba Évander durmiendo plácidamente, al despertarlo el noto dónde estaba y les dice
–quien me trajo aquí?, Me duelen todos los huesos!–.
Mientras seguía con sus quejas , Cadél le responde que nadie lo trajo, que hacía rato que lo estaban buscando. Róland en medio de risas agrega
–seguramente es sonámbulo, debe de ser su habilidad jaja!–
– no es gracioso! Porque si no fueron ustedes, entonces quién?,–( se expresa con miedo y aún adolorido) – y no soy sonámbulo– exclamó.
Regresando a la ciudad el líder les propone entrenarse, Évander aún un poco confundido
–tienen masajistas en este mundo señor grifo?–, los amigos se burlan de él y no faltaba la risa e Róland y sus comentarios.
–sabes, puedes pedirle a mi amiga la del cinto !,(Tratando de vengarse de él ).
El grifo les dice que ya era suficiente –hay que ponerse serios, que la batalla se aproxima!–
Cadél al escucharlo – serios? Si claro, peleamos con las manos o les leo algo?,–.
–por aquí jóvenes– dijo serio el líder.
Entran en una sala grande, dónde se podía apreciar un tubo que bajaba del techo a una vasija grande de cristal, donde salían reparticiones de ductos a la vuelta de la sala y cada tanto un pedestal paralelepípedo, encima de ellas una olla de basalt, las cuales contenían líquidos de colores.
– jóvenes estos elixires que ven serán sus armas, no teman, no es veneno–.
Évander un poco desconfiado,– ustedes primero!–.
Càthan no dudo y se sirve un elixir , este de color verde – salud!–, y se lo toma, sus amigos observando y de pronto comenzó un remolino de hojas a su alrededor, encerràndolo dentro de el, al cabo de segundos desaparece y así viendo a Càthan que vestía diferente junto a un arco en su mano.
–no puede ser! Soy el Robin hood de este mundo!–.
Todos ríen , sin ser el grifo que no entendió el comentario.
–bueno , vísto que no pasó nada, voy yo– Róland fue y bebió otro elixir, está vez amarillo, lo mismo sucedió pero con esferas pequeñas en tonos dorados.
– o rayos! Una espada–, exclama con entusiasmo mientras la movía de un lado a otro.
– siguiente!– dijo el líder, y va Cadél rumbo al elixir negro, pero al tomarlo, dentro de la sala empieza a oscurecer hasta tal punto que no se veían y un ruido fuerte se escucha.
– que pasó!!– dice Évander asustado, en eso vuelve la claridad y allí parado se encontraba Cadél vistiendo de masquetela negra y un libro en su mano.
– grifo mira, lo que dije de leerles algo era broma!–.
– no jóven, ese grimorio es de hechicero, pero debes usarlo con precaución–.
–bueno parece que me toca– dijo Évander con un poco de temor y sale en dirección al elixir azul, a lo que Róland agrega, –el azul es agua, te podrías transformar en sirenita–. Évander lo mira y cambia de rumbo, y va al rojo.
– pero el roj..– ( lo interrumpe Cadél) – déjalo elegir Róland,–
Évander bebió y en segundos quedó envuelto en llamas, saliendo el vestía con una túnica roja, junto a un escudo en su mano.
–genial! Un escudero–, exclama Cadél observándolo.
– ahora que están armados, vamos al agogé–, dijo el grifo mientras salía de la sala...