Nuevos Inicios

Pasado Y Futuro

Capítulo: "El pasado y el futuro"

El día comenzó de manera normal en la oficina, como cualquier otro. Bellá se encontraba trabajando, organizando papeles y revisando documentos. A pesar de la tensión con Christofer y la familia, la rutina parecía darle una falsa sensación de estabilidad. No obstante, la paz que había logrado alcanzar en su espacio laboral fue pronto interrumpida por la entrada abrupta de alguien que no esperaba.

La puerta de su oficina se abrió de golpe y, antes de que pudiera reaccionar, una mujer alta, de cabellera rubia y mirada furiosa, irrumpió en la sala. Bellá, sin necesidad de que alguien la presentara, reconoció a la exnovia de Christofer al instante. Esa mujer, que había sido mencionada pocas veces, ahora se presentaba de manera imponente, con un aire de desafío que dejaba claro que no estaba allí para hacer una simple visita.

Bellá observó, paralizada, mientras la mujer caminaba hacia el escritorio de Christofer con una mezcla de resentimiento y furia en su rostro.

—Christofer, no puedo creerlo —dijo la mujer, con voz temblorosa de indignación—. ¿Me dices que te vas a casar y no me lo dijiste? ¡Me engañaste todo este tiempo!

Christofer, que había estado revisando algunos documentos, levantó la vista hacia ella, mostrando una calma calculada. Era obvio que no era la primera vez que enfrentaba una confrontación de este tipo.

—Si alguien me engañó, esa fuiste tú —respondió con frialdad, dejando claro que no se amedrentaba. — Y hace mucho tiempo que terminamos. No me interesa lo que hagas con tu vida, pero mis decisiones personales no te afectan.

La mujer lo miró, incrédula ante sus palabras. No parecía dispuesta a aceptar la realidad.

—¿Y ahora te vas a casar con ella? —preguntó, señalando a Bellá con el dedo, ignorando cualquier intento de cordialidad. — ¿De verdad lo vas a hacer?

Bellá no sabía si debía intervenir o quedarse al margen. Lo único que sentía era una creciente incomodidad. No sabía qué esperaba la exnovia, pero su actitud no dejaba lugar a dudas: estaba allí para causar problemas.

—No te incumbe con quién me case —respondió Christofer, interponiéndose entre ella y Bellá. — Esto no tiene nada que ver contigo. Hace años que no estamos juntos y mis decisiones no te conciernen. Así que, si no tienes nada más que decir, mejor vete.

La mujer, ahora furiosa, miró a Bellá con desdén. Sus palabras fueron directas y cargadas de veneno.

—¿Y tú qué haces aquí? Lárgate de mi vista. ¿Acaso no sabes quién soy? —la exnovia gritó con ira.

Bellá, sorprendida por la agresividad de la mujer, estaba a punto de levantarse cuando Christofer reaccionó rápidamente, poniéndose entre ambas.

—Déjala en paz —ordenó con firmeza, su voz fría pero autoritaria. — Bellá es mi futura esposa, y no vas a hablarle de esa forma. Si tienes algo que decirme, dilo directamente a mí, pero no le hables así.

La exnovia se quedó en silencio por un momento, y luego, en un acto de desdén, dio media vuelta y salió de la oficina, cerrando la puerta con fuerza. La tensión en el aire era palpable. Bellá, aún sorprendida, no sabía si debía decir algo o simplemente quedarse callada.

—Lo siento, Bellá —dijo Christofer, mirando a Bellá con una expresión de disculpa, aunque no estaba realmente arrepentido. — No esperaba que ella viniera aquí.

Bellá respiró hondo y, finalmente, esbozó una sonrisa pequeña, intentando aliviar la situación.

—No te preocupes. No fue nada que no pudiera manejar —respondió, volviendo a sentarse en su escritorio.

El silencio llenó la habitación por unos momentos, y Bellá no pudo evitar pensar en lo extraño que era todo esto. No solo estaba comprometida con un hombre con el que, en muchos aspectos, apenas comenzaba a conocerse, sino que además tenía que lidiar con un pasado oscuro y una exnovia celosa. Aun así, algo dentro de ella le decía que debía mantenerse firme. No era una persona que se dejara vencer fácilmente.

Después de unos minutos, Christofer se acercó a su escritorio, y con una leve sonrisa, rompió el silencio.

—Bueno, esto fue… inesperado —comentó, como si quisiera suavizar el ambiente. — Pero, ¿qué te parece si esta noche salimos a cenar? Me gustaría conocerte mejor, fuera de la oficina. Hemos tenido algunas tensiones y creo que es hora de hablar, sin distracciones.

Bellá lo miró por un momento, pensativa. Aunque sentía que la invitación era más por obligación que por deseo genuino, decidió aceptarla. No podía seguir rechazando todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Al menos esa cena podría ser una oportunidad para conocer más de él y, tal vez, aprender algo más sobre las circunstancias en las que se encontraba atrapada.

—Está bien —respondió, sin mucho entusiasmo pero también sin negativa. — Acepto.

La cena fue más tranquila de lo que ambos esperaban, pero también fue una oportunidad para compartir algo más que simplemente palabras. Sentados en una mesa en un restaurante elegante, Bellá comenzó a hablar más de su vida, aunque de manera reservada, sin entrar en detalles muy profundos.

—Crecí en la casa de mi tío —comenzó Bellá, mirando el vino en su copa, como si pensara cuidadosamente en sus palabras. — Mi madre y mi padre no sabían lo que hacía mi tío. Nadie les dijo nada hasta mucho después. Mi hermano y yo fuimos criados por él, sin que nuestros padres supieran lo que pasaba. Mi tío era militar, y su vida siempre fue… distinta. Estricta, en muchos aspectos.

Bellá suspiró, como si las palabras fueran un peso que había estado cargando por años.

—Fue difícil, ¿sabes? No era solo que mi tío nos daba disciplina, sino que nos trataba como soldados. No había lugar para la debilidad. Aprendí a ser autosuficiente desde pequeña, a no depender de nadie, a no mostrar vulnerabilidad.

Christofer la observó con atención, casi sin parpadear, como si intentara absorber cada palabra que ella decía. No esperaba escuchar una historia como esa, ni que Bellá tuviera ese tipo de pasado. Se dio cuenta de que había mucho más en ella de lo que había imaginado.




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