Número 032

Fragmento 9. El nuevo comienzo.

 

La mente de Daoh viajó a través de un túnel, un túnel que a ambos lados tenía miles de recuerdos. Lo supo instantáneamente, no tuvo duda, pudo ver la vida de Velax, desde el momento de su concepción en un capullo hasta su nacimiento, su proceso de crecimiento, las peleas en que se metió con otros machos y su proceso de avance en la armada Varoxiana.

Avistó sus conquistas escasas y las cacerías que emprendió, miró su lado más siniestro en la guerra contra unos alíen verdes con tentáculos, así mismo, captó su rostro manchado con la sangre de los enemigos. Aprendió cuál era su comida favorita y la manera en que prefería dormir, por otro lado, entendió el gusto que tenía por su trabajo.

Era alguien dedicado, también halló que para él todo cuánto había hecho desde que se conocieron era su normalidad, contrario a lo que Daoh había pensado, Velax se había comportado decente y respetuoso. Había sido condescendiente, aunque, sonase irreal.

Daoh separó sus párpados, Velax ya tenía sus vistas encima de él.

—Siento haber sido indelicado contigo, Daoh.

El humano negó con su cabeza.

—No, está bien —dijo, sorprendido de todo—. ¿Qué ha sucedido?

—Nos hemos presentado ante el árbol madre, nos evaluó y compartió nuestros recuerdos —develó Velax, su voz denotaba un cierto júbilo—, el árbol madre reaccionó ante ti, reconoce el don innato que posees y te reconoce como apto.

—¿Sí?

Daoh no se enteró de eso, pero su cerebro le dijo que era cierto, que en las costumbres de Varox estaba implícito presentarse ante el árbol, pero que compartiesen recuerdos, eso solo pasaba una vez el capullo estaba fecundado.

—Viene ahora.

Velax apretó la pequeña mano entre la suya.

La raíz que los envolvió retrocedió lo suficiente como para quedar erguida delante. El árbol se retorció y entonces, un capullo azul creció rápidamente frente a los dos. Velax se inclinó respetuosamente, mientras Daoh miraba con las vistas bien abiertas.

—Un capullo azul es especial, ¿no?

—Es un futuro gobernante —contestó Velax, recuperando su postura después de agradecer.

El hombre sacó un pequeño lapicero de su bolsillo, lo apretó y una cuchilla de energía apareció; lo siguiente dejó a Daoh con la boca abierta. El hombre cortó su palma y la impuso en el capullo, acto le entregó la cuchilla a Daoh. Este dudó, pero al saber lo importante que era para Velax y para su gente, pasó veloz el cuchillo por su carne.

La sangre roja salió, Velax curioso miró cuando el pequeño humano tocó el capullo azulado.

La sangre azul del Varoxiano se mezcló con la sangre roja del humano, el capullo la absorbió por varios minutos. El código genético se fue creando y entonces, el capullo se solidificó como un huevo. Los dos retiraron sus manos y el pequeño capullo se desprendió, cayendo en los brazos de Daoh.

Él jadeó, confuso.

—El árbol madre te considera digno para llevarlo contigo.

Velax puso una de sus rodillas en el piso, sonrió enseñando sus colmillos y besó la frente del humano.

—Gracias por encontrarme, Daoh.

El jovencito mostró una cara amigable, sabía lo importante que era para Velax continuar la especie. Fue inesperado, conocía todo de Velax, desde cosas que no pensó sabría de sí mismo, y entonces lo entendió, que como si había querido o como si no, hacía tan parte del Varoxiano como el Varoxiano de él.

El humano le enseñó una sincera sonrisa.

—Creo que nos encontramos mutuamente.

El amor y las relaciones de pareja son distintas en cada planeta, cada especie tiene una manera específica de relacionarse y 032 lo comprendió, dicha comprensión lo llevó a entender que, tal vez, era mejor ser pareja de un Varoxiano y vivir en Varox, que ser emparejado por una máquina en la nave madre tierra, siendo atado a solo números y variables.

Nunca en la nave podría tener la capacidad de compartir tanto con alguien, de conectarse de esa forma sin tener que vivir años tras años juntos, entendía a Velax y sabía que, era malhumorado, posesivo y trabajador, amaba su planeta y su gente, estaba dispuesto a emparejarse con un humano, una especie que no caía en gracias a los Varoxianos porque destruyeron su tierra natal; todavía así, creó un nexo irrompible con Daoh, solo por la supervivencia de Varox.

Velax también estuvo asombrado, había oído de las conexiones mentales por parte de los antiguos, nunca imaginó que vería todo de Daoh, desde su nacimiento hasta la pérdida de sus padres, el desarrollo temprano de su don innato.

—Tus abuelos son importantes para ti.

—Ah, sí.

Daoh se sonrojó, olvidaba que no era el único en saberlo todo.

—No es posible hacer que vivan aquí —dijo pensativo—, nuestras normas no lo permiten, pero podemos traerlos por un día.

—Eso estaría bien, gracias —contestó, apretando el capullo en sus brazos.

Los ojos de Daoh se aguaron, asintió en repetidas ocasiones y entonces, comprendió que nunca estuvo destinado a vivir en una nave madre tierra, él estaba conectado a Varox desde que sus dones se manifestaron, y en ese momento estaba conectado a Velax.




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