Nunca digas jamás.

Capitulo 17 Esperanza.

Eran las seis de la mañana Michael estaba dormido se había pasado toda la noche soñando, cuando el móvil sonó, se despertó y dio un brinco en la cama, miro la pantalla del móvil, pero no reconoció el número, contesto la llamada con voz ronca.

—¡Hola buenos! disculpe si le he despertado.

—No se preocupe, ¿dígame que quiere? Tiene que ser importante para llamar a estas horas ¿no?

—Si, por supuesto, he encontrado un médico que puede tratar a su hijo, es uno de los mejores del mundo, es una inminencia en medicina.

—¿Cuándo los podría ver? para hablar con él.

—Habría que ir donde reside, para hacerlo más rápido, se encuentra en Australia, si quiere hoy mismo, si le viene bien.

— ¡Estupendo! Ve hacia mi hangar nos vemos en una hora, ¡adios!

Michael Colgó el móvil rápido, sin dar tiempo a despedirse a Bratt, estaba muy ilusionado tenía la esperanza de que este médico le podría ayudar, se dio una ducha rápida, se vistió deprisa, se tomó un café y salió corriendo hacia el coche, hacía en hangar.

Cuando llego Michael, allí estaba Bratt esperándolo nervioso y con muchas esperanzas de que todo saldría bien.

Subieron en el avión privado, Michael hablo con el piloto para darle las instrucciones del destino hacia Australia.

—Serán algo más de dieciocho horas de vuelo señor Michael, pero no se preocupe, descansen y disfruten del vuelo.

—Muchas gracias, David.

Michael y Bratt se sentaron cómodamente.

—Serán más de dieciocho horas de vuelo, espero estes acostumbrado, será mejor que llames a tu mujer para que sepa que tardaras en llegar.

—Si, si no se preocupara, y lo peor se enfadará, y cualquiera la escucha, tiene muy mal genio.

Michael se hecho a reír a carcajadas.

—Lo que echo de menos yo esos enfados, y discutir con alguien, hoy puedo discutir contigo jajaja.

—La verdad que sí, no será por horas jajaja, tenemos tiempo de para todo, como pasa tiempo amigo...con lo bien que estamos cuando éramos jóvenes, sin problemas y pensando que nunca nos haríamos mayores, pero así es la vida.

—La verdad que sí, yo no he tenido mucha suerte desde que se fue mi esposa, el accidente de mi hijo eso me partió el alma, hay días que me cuesta seguir adelante, no es nada fácil, pero aquí sigo y no pierdo la esperanza, de conseguir que mi hijo consiga despertar de ese sueño tan profundo.

—Así es Michael, la esperanza es lo último que se pierde, y tu hijo está con nosotros, solo necesita algo de ayuda para despertar, y lo va a conseguir lo sé....

—Gracias Bratt, eres un verdadero amigo, de los que hoy en día no hay, y muchas gracias por estar siempre ahí conmigo cuando más te he necesitado, y me aguantas tantas cosas, sin ti hubiera sido casi imposible también conseguir a este médico.

—Yo soy el que te debo mucho querido amigo, tuve momentos en mi vida malos, y tú me ayudaste, me considero un privilegiado el tener tu amistad.

Los dos amigos estuvieron hablando por horas, comieron en el avión privado, jugaron un rato al domino, Michael se levantó y fue a ver al piloto.

—Que tal vas David, llevas mucho tiempo pilotando, déjame a mi yo pilotare el avión un rato, y tu vete a descansar unas horas, ¿Has comido ya?

—Si señor he comido un bocadillo, está bien descansare un rato, le dejo al mando jajaja, nos vemos dentro de un rato.

David salió de la cabina cansado, llevaba diez horas pilotando, paso por delante de Bratt.

—¿Dónde está Michael? —preguntó Bratt.

—Se ha quedado pilotando el avión, para que descanse un rato.

—¿Pero sabe pilotarlo? A ver si nos chocamos con algo—contesto Bratt agitado.

David se empezó a reír.

—Tranquilo señor, está en muy buenas manos, Michael es uno de los mejores pilotos que he conocido en mi vida, quédese tranquilo, descansare solo un poco.

—Está bien, descanse un rato, estará muy cansado.

Bratt se levantó fue hacia la cabina, era la primera vez que entraba en una, le pareció algo pequeña, y con demasiados botones, para una persona.

—Hola Michael, ¿me puedo quedar contigo? Es la primera vez que estoy en una cabina, ¿qué pequeña es no?

—Siéntate aquí, te va a gustar, desde aquí hay unas vistas impresionantes.

—No sabía que sabias pilotar, estoy impresionado amigo, eres una caja de sorpresas, ahora entiendo que Victoria estaría tan enamorada de ti—dice Bratt.

—Por eso y por más cosas, jajaja aparte de ser muy guapo, inteligente, y otras cosas que mejor me callo jajaja.

Horas más tarde llegaron al aeropuerto de Australia.

—Tomate un descanso bien merecido David, te llamo para decirte cuando nos vemos, ve al hotel que te dije tienes la habitación reservada.

David se despidió de Michael y de Bratt, se verían horas más tarde.

 




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