Ese chico intentaba que me mantuviera tranquila, me pareció muy tierno, pero una parte de mi sabia que a lo único que le tenía miedo era al fracaso, no confiaba en mí.
¿Es muy triste verdad?
Que debería apoyarme, porque soy lo único que tengo, y en lugar de eso me preocupaba por no ser suficiente, en el que pensarían los demás.
En ese viaje en auto, empezó a regañarme, para mantenerme en calma, para no pensar en lo que debía hacer o las cosas que me enfrentaría.
Me decía una y otra vez
¿Lo notas?
Todos siguen con sus vidas, están logrando todo lo que quieren, ¿sabes el porqué?, porque no tienen miedo a fracasar porque lo siguen intentando, son felices, no piensa en que vas a fracasar en tus sueños, todos están preocupados en sus propias vidas, piensan en que están consiguiendo lo que quieren, porque lo intentan, entonces ¿Por qué tienes miedo a no conseguirlo?
Lee esto con mucha atención, nadie se va a detenerse por tu dolor, te consolarán un rato pero seguirán adelante.
Era una niña, estaba enamorada, pero la chica que me hacía bullying también lo estaba del mismo chico, él fue mi primer amor, mi primer beso, me sentí mal por ella, hablaba con mucha ilusión, aunque él solo la miraba, corría a decirle a todo el salón, mientras tanto yo estaba atrás, excluida, sintiendo el mismo vacío en mi corazón que siempre he sentido, me preocupaba sus sentimientos, me causaban dolor ver sufrir a otros, incluso así fuera que hablara de mis ojeras, timidez, sus chistes sobre mi apariencia, nunca llegué nada con él, luego ella empezó una relación con el ex de su mejor amiga, incluso contaba las historias al lado de ella, aunque sus palabras le causaban dolor, no se detenía, tuve consideración con alguien que no quería y ella no lo tuvo con la persona que decía amar con toda su alma.
¿Por qué?
Porque me decía otra vez, pensé en la felicidad de otros, me detuve por el dolor de otros, pero nadie se detuvo por los míos, deje de pensar en mí, aunque está es una historia absurda, me dejó una lección muy grande en mi vida, me ayudó a poner mis prioridades en orden, no solo en cuestión de relaciones, fue en dejar de pensar en otros, aprender a ponerme primero a mí misma
Tal vez en ese lugar tenga la oportunidad de aprender cosas nuevas, quizás a darle valor a mi familia y no preocuparme por lo que personas que desconozco piensen, ojalá lo que pienso tuvieran validación en mí.
Después de un viaje largo, llegamos al lugar donde me iban a entrenar. Era como una fábrica en medio de la nada. Solo tenían una habitación con muchas camas, que parecía un refugio. Y yo, que pensé que el batallón estaba mal, tenían una mesa redonda donde se sentaban las personas importantes. Supongo que era lo único limpio. No sé si era peor que una cárcel.
Julián intentó ayudarme con mis maletas, pero un chico que ni siquiera tenía uniforme dijo: "Déjalo así, tiene que valerse por sí misma". Él se paró frente a mí y dijo: "¿Sabes cuál es la diferencia entre el teniente Acevedo (Julián) y yo?" Es que él sí tiene un cargo, yo solo soy un civil. No importa qué tan grande sea mi rango, en realidad no soy nadie. Los reconocimientos no son nada. Eso es algo que te va a pasar a ti. No importa cuántas investigaciones tengas, en el expediente siempre va a salir que Acevedo es mejor que nosotros. Así que solo espero que estés haciendo esto porque amas tu trabajo y no solo por presumir, porque estarías perdiendo el tiempo. Lo único que necesitas saber de mí es que soy tu mayor, nada más".
Realmente no me interesaba saber nada de él, lo que realmente quería era estar en mi casa, tomando café.
El tal mayor dijo: "Ahora, teniente, ya puedes irte a tu casa. "Yo me quedaré con ella".
Pero en realidad, él se fue a su oficina y ocho chicos se me acercaron para decirme que ellos serían los encargados de entrenarme. Estaban todos vestidos de negro y con capucha. Probablemente, me generó miedo verlos así. Dos de ellos se quedaron y los otros se fueron.
Solo quería dormir, pero en lugar de eso me pusieron a hacer ejercicio. Pensé que había terminado, pero luego me enseñaron algunas artes marciales. No creo que fuera tan necesario que me golpearan tantas veces. Se suponía que era solo lo básico, pero me golpearon hasta sangrar. Luego me dieron un descanso. No puedo creer que agradecí estar tan golpeada porque por fin logré sentarme.
Llegaron algunas de las personas que estaban ese día reunidos, incluso esos chicos que parecían modelos debido a sus ojos azules y su altura. Eran cinco y dos de esos chicos estaban reunidos y llamaron al mayor. Al parecer, no era tan mayor porque uno de ellos le gritó, diciéndole: "Dime que esa no es la chica con la que tengo que fingir que va a ser mi pareja". Él, con la cabeza agachada, respondió que sí y continuó gritando: "Es una estupidez golpearla en la cara. Se supone que estoy arriesgando mi trabajo, mi familia, mi reputación por esto y a ti parece no importarte". El mayor no tuvo más remedio que pedir disculpas y decirle que jamás volvería a pasar.
Estaba sentada con los pies recogidos, actuando como si no hubiera escuchado nada. Los dos chicos de antes se me acercaron. Uno de ellos me dijo: "Me llamo Andrés" mientras me daba la mano. El otro chico que estaba peleando me dio su teléfono y me dijo: "Pon tu número en mi teléfono, por un tiempo vamos a ser pareja, así que necesito tu número. Mi hermano 'Andrés' te enseñará lo que sabe, porque esos militares pueden llegar a ser muy animales". Le pasé su teléfono y le pregunté cómo sae llamaba. Me respondió: "Tomas". Estaba muy asustada y no entendía el cambio que había tenido mi vida. Además, estaba demasiado cansada, así que tomé fuerzas para hablar y le dije: "Tomas, ¿será que puedo irme a dormir?""". Su hermano se sonrió y me dijo que no, porque ya no estaríamos en ese lugar. "Toma tus cosas, que nos iremos de aquí", dijo Tomás con mucha seguridad. El mayor, molesto, gritó: "No pueden hacer eso". Andrés le respondió: "Ya lo estamos haciendo"
Editado: 28.09.2024