Nunca fue mi culpa

Descubrimiento

Jean me condujo hacia su avión privado, y en el camino actúo indiferente. Justo en ese momento, Rosa apareció con cinco maletas y un guardaespaldas a su lado. “Solo estaremos cinco días”, le dijo Jean. Rosa, con una sonrisa irónica, replicó: “Por eso mismo, esto es para cinco días”. “¿Y por qué traes esa ropa? “Vamos en un avión, no a un concurso de belleza”, comentó Jean, observando el vestido rosado acampanado de Rosa, que parecía sacado de una fiesta de quince años. Al llegar, me dirigí directamente al departamento de las chicas. Abrí la puerta y allí estaban Laura y Sia, riendo y compartiendo una pizza. “¡Ah, estás aquí!” ¿Quieres pizza?”, me saludó Laura, visiblemente ebria. La sin perder la oportunidad de bromear: “Puedes volver a viajar, no te preocupes por mí”. Corrí hacia ella, pero ella huyó, así que me lancé a su cuarto y le tomé el cabello. Sia, al verme, me detuvo y me alejó de Laura. “Cálmate, siempre hace eso”, dijo Sia con un tono de comprensión. Laura añadió con desdén: “Estás enojada porque no me suicidé”. Sia, tratando de calmar la situación, anunció: “Voy a la tienda a preparar comida casera y haré tu platillo favorito. “Vamos a ver muñequitos y mientras comes pizza”. Me senté y Laura, en un arrebato, me quitó un trozo de pizza. Su comportamiento me sacó una sonrisa. Laura,mirándome de una formasospechosa, dijo: “Sabes que Sia iba a visitar al chico de quien siempre ha estado enamorada, y yo intenté detenerla”, me dijo con malicia. “Él solo la utiliza para tener relaciones, y mi hermano la quiere de verdad”. Sia, estaba aún en la puerta observando mientras Laura continuó diciendo. “Ella siempre viaja a otro país solo para que él la use y luego vuelve destrozada, pero lo hace todo por amor”. “¿Y quién es ese chico?”, pregunté. “Es con quien vives, Jean. Ella fue quien lo convenció de traicionar a sus amigos y a ayudar a esas chicas, ella es la razón por la que estás en ese país, pasando por tantas dificultades”. Sia, aun en el apartamento, miró a Laura y le dijo: “Eres una falsa.” “Acabas de decirmeque tu hermano era un idiota y que estaba bien que intentara algo con Jean”. Laura se quedó petrificada. Sia se marchó enojada, y en ese momento, recibí un mensaje de Jean: “Estoy afuera, sal, tengo algo que darte”. Me asomé por el balcón del segundo piso y, para mi sorpresa, vi a Sia y Jean besándose. Él la empujó con fuerza, dejándome completamente confundida. Decidí encerrarme en mi cuarto, el mismo que Sia había decorado, lleno de recuerdos y regalos de ambas. La tristeza me invadió, y no podía evitar sentirme culpable. Nunca había permitido que mis sentimientos me dominaran; siempre había despreciado a los chicos que parecían malos, pero ahora me encontraba atrapada en un triángulo amoroso donde no era la protagonista. Decidí hablar con Sia, quien estaba preparando la comida mientras Laura lavaba ropa. Entre lágrimas, Sia me confesó: “Hay otra mujer con la que si quiere algo serio", me asombré demasiado, pues al parecer yo era la otra con la que él quiere algo serio. No estaría conmigo si yo me valorara. He estado con muchos chicos solo para obtener información sobre su círculo social, que incluye a Tomás y todos los amigos de Jean. Los amigos de ellos son desagradables, pero al parecer soy la chica que usan y desechan, la que todos manipulan. El último chico con el que estuve solo fingió tener información para tenerme. A veces, ni siquiera es necesario acostarme con ellos; solo lo hacen para convencerme de que tienen información. No entiendo por qué sigo haciendo esto. Ayudo a otras chicas para que no pasen por lo que yo pasé, pero nada de lo que hago parece tener valor. Laura y yo probablemente estamos condenadas, pero tú no. Contigo será diferente, te lo prometo. No te pasará nada porque yo te cuidaré y estaré para ti”. La abracé entre lágrimas, sintiéndome fatal, mientras ella se secaba las lágrimas. Sia continuó: “Sé que tienes que fingir ser la pareja de Jean, así que no te sientas culpable por mí. “Es solo tu trabajo”, dijo mientras me mostraba un hermoso vestido. “Esto te lo trajo Rosa”. Sia cambió de tema: “Rosa puede ser muy antipática y a veces imprudente, pero es su forma de ser. No te lo tomes a mal. Aunque me parece extraño que te haga un vestido, jamás me hizo uno a mí,ni porque le rogara,creo que tienes es don, que hace que las personas te quieran sin tener que esforzar”. Me sorprendió escuchar esas palabras, ya que durante la mayor parte de mi vida me esforcé por complacer a los demás, sin embargo, parecían cansarse de mi personalidad. En ocasiones, mi intensidad e imprudencia me llevaban a actuar de forma similar a la de Laura, por lo que opté por adoptar una actitud más reservada y seria, evitando contar chistes triviales o compartir datos irrelevantes. Me sentí identificada al ser la eterna segundona en comparación con mis hermanas, siempre la segunda opción, la mujer que quedaba en la sombra. Al observar a Sía en su estado de vulnerabilidad, me di cuenta de que mis sentimientos hacia Jean no eran genuinos; solo se trataba de una atracción superficial. No me agradaba la persona en la que me había convertido y buscaba desesperadamente una forma de poner fin a esa relación. Una reflexión que resonaba en mi mente era la forma en que Sía, una mujer elegante y exitosa, no necesitaba esforzarse para ser hermosa. Con una carrera estable, una familia adinerada y todos los lujos imaginables, seguía sin ser tomada en serio. A menudo, las personas se aprovechan de la generosidad de los demás, perdiendo su propia esencia en el proceso. Creo firmemente que en cada situación siempre existe una segunda opción, una alternativa diferente, pero permitimos que las opiniones externas dicten nuestras decisiones. Me dirigí a Sía con un comentario: “Es como esa ley que establece que tus derechos terminan donde comienzan los míos”. Sia se burló de mí, diciéndome: ""¿Es que ahora sabes mucho de leyes?” “No me interrumpas”, le contesté. “Sí, Sia, aunque tus palabras son bonitas y me hace sentir bien saber que te preocupas por mí, me gustaría que en lugar de prometerme protección, te ocuparas de ti misma. Enfócate en representar a las chicas, convierte en la mejor abogada del mundo, pero acabas de decir que haces alimentar el ego de los hombres, no tienes que hacer algo que te cause daño y no llega a ningún lugar”. Sia con una sonrisa dijo: “Ve a bañarte y ven a comer”. Recibí un mensaje donde me decían que enrealidad, solo estaba aprueba, pero seguía manteniendo una relación con Tomás. Él estaba fingiendo ser mi pareja y tenía fotos mías para que todo se viera más creíble,así que tendría que averiguar quien intento asesinar a jean. Tomás dudaba, pero había tomado su decisión. Si me veían con Jean de manera romántica, perdería mi trabajo. Tenía que elegir entreJean o mi amistad y mi trabajo. Esa noche no dormí, solo quería averiguar quién había intentado asesinar a Jean. Investigué su familia y su vida, y descubrí que su historia no era una alucinación; todo era cierto, excepto el hecho de que su familia lo odiaba. Comencé a hackear todas las redes y cuentas de Jean. Es cierto que obtuvo toda la herencia, pero también es verdad que la repartió entre su familia. Desde que tomó el control de la empresa, su familia obtuvo más dinero del que ganaba su padre adoptivo. Todos los negocios que hacía salieron a la luz, y no estaba segura de la historia de que su hermano quería quitarle todo, ya que él nunca triunfó en los negocios y le hizo perder mucho dinero a la familia. Su único éxito fue en derecho internacional. Qué ironía. Le envié un reporte al mayor, quien ya había salido del manicomio, pero aún tenía sed de venganza y solo quería atrapar a la banda que secuestraba a las chicas. Por eso era tan urgente que regresara a hacer el papel de la niña que robaba información. Por un lado, me parecía bien tener que fingir ser la pareja de Jean; no tendría que hacer las cosas que Sia hacía. A veces, es fácil juzgar, pero cuando estamos en situaciones similares, nos damos cuenta de lo difícil que es salir de un lugar donde no te sientes bien. El mayor había convencido a Tomás de terminar con su novia, y yo le había persuadido para que me diera un poco más de tiempo para averiguar quién intentó asesinar a Jean. Le dije que sería como unas prácticas para no fallar cuando tuviera que investigar quién del círculo social de Jean era parte de la organización de trata de blancas. Al día siguiente, las chicas me arreglaron, y Jean me llevó a un baile. Nos sentamosy miré a mi alrededor y encontré a Tomás con una chica rubia. Ella le acariciaba su mentón mientras Tomás me miraba directamente a los ojos, con su mirada penetrante. En ese momento, Jean tomó mi cara y me besó, diciendo: “Parece que estás obligada a acompañarme”. Agaché la cabeza, sintiendo cómo la confusión y la tensión se apoderaban de mí. “Sabes que nos vamos”, me dijo Jean con rabia y se paró de su asiento. Sentada todavía, le dije: “No vas a presentarme a tus amigos”. La verdad necesitaba que me presentara a sus amigos, pues descubriría quién de ellos era el que lo había traicionado. Jean me tomó la mano con fuerza y me levantóde una forma brusca, llevándome al carro. Debería enojarme, pero eso me daría más motivos para alejarlo de mi vida sin sentir remordimiento. Al llegar al apartamento, encontré a muchos amigos de Jean. Jean me dijo al oído: “Vete a tu habitación, no quiero verte aquí fuera”. Así que pedí el teléfono de Jean para hacer una llamada, porque tenía muy mala señal, pero en realidad le envié un link para descargar una aplicación espía. Abrí la aplicación y decidí llamar a un número al azar para disimular. Así que estuve escuchando las conversaciones de sus amigos y todas eran obscenidades. Escucharlos era repulsivo; me hacía pensar si en realidad la mayoría de hombres se referían así a una mujer. Jean jamás habló, iba a colgar hasta que un chico llamado Cristian dijo: “¿No estabas saliendo con sia? ¿Qué pasó?”. El mejor amigo de Jean, “Leandro”, les respondió: “Pero ahora está saliendo con la niña. ¿Cuál es el problema?”. Cristian siguió diciendo, Jean, literal, entregaste a unos tipos que les gustaban las niñas y ahora sales con una. Jean le respondió: “Tú eres el menos indicado para hablar de moralidad. ¿O no te acuerdas de qué problema te saqué?”. El mejor amigo de Jean interrumpió, diciendo: “Jean, necesito hablar contigo sobre unos números que no me dieron en la contabilidad. ¿Podemos hablar a solas?”. Fueron a la biblioteca, y Leandro y Jean empezaron a hablar en italiano, así que me puse a grabar la conversación. Leandro decía, Cristianpuede ser un idiota, pero tiene la razón, la niña es linda, pero tú siempre has amado a sia Jean: sí, pero Sia solo me causa problemas y ella me salvó la vida esto muy agradecido Leandro: sí, pero estar agradecido no significa que tengas que tener una relación. Jean: los sé, pero simplemente me vuelve estúpido, no puedo controlar lo que pienso y mucho menos lo que hago, solo estoy tratando de alejarme de ella y me estoy comportando como un idiota para que sea ella la que se aleje, no tener que sentir aquellos nervios que me dan solo con ver a una chica que iba a finguir ser mi hija, sabes la gravedad de esto. Entonces no solo las estás utilizando, le respondió Leandro con asombro. Jean: No, pero no es lo correcto, y además ni sabe besar, no sé porque estoy con ella Después jean llego y me dijo, esta es tu pijama y solo te vas a poner lo que yo ordene, le respondí, dormiré con la ropa que traigo, pero gracias, le dije con arrogancia. Voy a salir con unos amigos no me vayas a molestar - insinuó jean mientras me miraba con desagrado. En el momento que él salió de la habitación, busque en Internet el traductor, y para mi suerte se escuchó a todo volumen, el inicio de la conversación de Leonardo y jean




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