—Entonces... Esa es toda tu historia abuelo.
Miro a mi nieta de veinte años que está sentada a mi derecha y asiento despacio.
—Si, esa es toda mi historia.
Ella frunce su ceño y voltea a verme.
—Fue un poco triste abuelo, pero, tengo una duda, si sabías que sentías algo por ella, ¿Por qué no le dijiste?
—Era tonto y no sabía a la gran mujer que tenía a mi lado.
Mi nieta asiente a la vez que me da otra sonrisa.
—Iba a tener otro tio o tía, hubiera sido bonito.
Pongo mi mano en su cabello mientras lo revuelvo.
—Si hubiera sido bonito, aunque si ella viviera no estaría con tu abuela y a la vez siento que ella fue quien la mando para no sentirme tan solo.
—¿Sigues escribiéndole cartas cada año?
Asiento.
—Si, cada año.
Ella se levanta y se agacha hasta quedar a mi altura para envolverme entre sus brazos.
—Lo siento por su historia de amor abuelo, pero dile en tus cartas que le agradezco por haberte cuidado y por mandarnos a nosotros a seguirte cuidando abuelo.
Le devuelvo el abrazo
—Claro que se lo diré, mi nieta preciosa.
Fin.
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Editado: 15.05.2024