Nunca me dejes ir

Capítulo 8: Milka

Cuando llego a la oficina con mi café en mano, me siento observada de camino a mi cubículo. Sally me intercepta con una sonrisa y debido a eso imagino que lo que me va a decir no me va a gustar.

—Dime. ¿Tengo algo en los dientes y por eso todos me miran? —saco el espejo y reviso mis dientes, pero no encuentro nada.

—No, cariño, lo que tienes es un novio y no dijiste nada. ¿Por qué accediste a lo de la app de citas si ya tenías a alguien?

—¿Novio?

—Sí, ya deja el secreto. Milo llegó triste, Martha le preguntó que sucedía y él contó que anoche perdió toda esperanza contigo tras verte a los besos con tu novio. Ella me consultó a mí porque somos confidentes.

Carajo. No puede ser. No creí que Milo abriría la boca y todo el mundo en el trabajo estuviera enterado. Pensaba que él no diría nada para no quedar como el rechazado, pero me olvidé que no le importa.

Kenny me preguntó por la app de citas y le dije que solo la descargué para explorarla porque debo hacer una campaña de la nueva versión, algo que no es mentira por completo. No quise decirle que me hice un perfil y probé con los matchs. Yo no creo en almas gemelas y no estoy muy a favor de salir con alguien que conocí online, así que no llegó más lejos que eso. No le respondí a ninguno de los que me escribieron.

Sally se casará dentro de un mes y solo la descargó por diversión.

¿Ahora qué hago?

Si le digo a Sally que lo del novio es mentira y solo lo dije para sacarme a Milo de encima, se le puede escapar la verdad con alguien de la oficina y quedaría como mentirosa, sin olvidar que Milo volvería a tener esperanza. No confío en la discreción de Sally. A las únicas amigas a quienes les confío mi vida son Blue y Belle.

Si le digo que es cierto, tendré que comportarme en las próximas juntadas con gente del trabajo, donde cada quince días o una vez al mes vamos a un bar a pasar el rato. Al menos que encuentre a alguien que me interese y tenga que ser discreta.

No necesariamente tienen que conocer a Kenny. Las salidas con gente del trabajo no suelen incluir parejas. Kenny no tendría que venir a la oficina y él viaja bastante por los hoteles. Puede pasar hasta un mes sin verle la cara.

—Sí, es verdad. No dije nada porque es reciente y quería ver si funcionaban las cosas o no. Él viaja mucho, se puede ausentar por semanas y no sabría si podría soportar una relación así.

Sally toma asiento en su silla y sonríe de oreja a oreja.

—¿Quién es? Detalles.

—Se llama Kenny y es el primo de mi amiga Belle. ¿La recuerdas?

—La rubia simpática que es diseñadora de moda.

—Sí, esa misma. Lo conocí a través de ella.

—Wow, atrapaste a uno de los Carter—pega un grito de emoción—. Qué valiente.

—¿Hay que ser valiente para salir con un Carter?

—Sí. Son millonarios y es algo intimidante. También mantienen su vida personal de forma muy privada, aunque tú debes estar acostumbrada siendo amiga de Belle Carter y tu otra amiga se casó con el hermano de ella.

—Sí, para mí son personas normales. Me olvido que son millonarios.

—Bueno, por favor, presentame alguno de los primos solteros.

Podría presentarle a Josh, pero Sally no es de su tipo, además le lleva varios años más y a Josh no le gustan más grandes. Los demás son menores para ella. 

—El único que podría estar cerca de tu edad es Liam y está felizmente casado con Blue… Espera, tú te vas a casar.  

Sally se desinfla y ríe.

—Estamos peleados en este momento porque parece que se divirtió demás en su despedida de soltero, aunque todavía no estoy segura.

—¿Cancelaras la boda?

—Todavía no… Como sea, igual disfruta a Kenny y mantelo feliz en la cama para que otra no te lo quite. Los hombres guapos y millonarios son muy codiciados.

Es cierto que muchas se acercan por interés, sin embargo, los hombres Carter son muy conscientes de las cazas fortunas. Eso dijo Belle.

—No te preocupes. Confío en Kenny.

Claro que confío en él porque no es mi novio realmente y puede hacer lo que desee. Por lo que sé, es muy discreto con sus aventuras y no sale con cualquier mujer. Si es verdad lo que dijo Josh.

Charlotte, la asistente de la jefa, se acerca, y por su sonrisa maliciosa pretende algo. No la soporto porque se cree la reina de las diosas con sus extensiones baratas y su reciente operación de pechos. Es una oportunista que busca llamar la atención de todos los hombres y no es un secreto que logró enamorar a un cliente con dinero que le pagó la operación de pechos, aunque se rumorea que este ya la dejó.

—Alerta de zorra. —declaro.

Sally rueda los ojos porque tampoco la soporta.

—Vaya, hola, chicas, me llegó el rumor que tienes novio, Milka. No te creía capaz de conseguir un novio porque parecía que nadie te tomaba en serio, excepto Milo, pero él no cuenta.

—No, querida, yo soy la que no se tomaba en serio los hombres porque disfrutaba de mi soltería, pero, a diferencia de otras, yo buscaba placer y desestresarme y no pechos falsos o botox.




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