Nunca Me Olvides

Capítulo cinco: Intención perdida

Leonel ubicado a medio esconder detrás de un árbol, permaneciendo fuera de la casa de Fernanda. Echaba vistazos a ambos lados incómodo, inquieto, turbado, lo sacaba de quicio la situación. Se sentía un fugitivo... No deseaba que nadie lo reconozca y menos en ese lugar. Y abordaron a su mente las deliberaciones de porque estaba esperándola. Fernanda la mujer perfecta, físicamente hablando. Pero si lo meditaba desde otro ángulo ¿que era la belleza física? Agraciaba hermosura, no lo discutía. Asumía que si en su corazón no había un rastro de nobleza ¿ella que le ofrecía? Luego adjudicaba que tenía dieciocho años. Con Aldana la relación se convirtió seria. Ese pasó alimento un miedo abismal dentro de él. Pero el engaño nunca fue premeditado. Fernanda saciaba todos sus gustos carnales. No desistía de ser más que una conmoción lujuriosa y una gran química en la cama. Entonces, deliberó ¿estaba enamorado de Fernanda? o ¿solamente sentía hacia ella atracción física? No le gustaba su manera superficial y materialista. Y la noche anterior, al reparar en la dulzura con la que lo perdonaba Aldana, como se despidió, se le estrujo el corazón de ternura. Quería correr a pedirle por favor que lo perdone, besar sus labios, se moría de celos de solo pensar que otro podía tocar su cuerpo. Se sentía un ser despreciable y egoísta. Un manojo de sentimientos encontrados y concluyó ¿Quién era él para hacer una lista entre Fernanda y Aldana? Y de pronto apareció en su mente el aspecto de Aldana y no pudo renunciar a pensar en ella. Se dio cuenta que estaba muy enamorado de ella, y sin querer lo estropeo. Se colocó en el lugar de Aldana ¿si Gerónimo lo hubiera engañado con ella? No la perdonaría y a Gerónimo lo vetaría de por vida. Y se preguntó "Fernanda ¿siendo amiga de Aldana como pudo involucrarse con él? Se rompió la burbuja en la que por idiota entro sólito. Fernanda era una mentirosa sin escrúpulos. Él se dejó engatusar perdiendo por estúpido al amor de su vida. Aldana de carácter templado, tierno, dulce y poseía una hermosura particular... y si esos ojos hablaran, revelarían tantos sentimientos cristalinos. Se había entregado por completo a él. Con ella, si sentía amor verdadero. Y entendió que sin Aldana constaba perdido. Una grieta en su alma que no dejaba de dilatarse y su corazón arrancado sin su presencia. No era momento de separarse, de alejarse. Urgente tenía que pedirle perdón. Que no amaba a las dos, confesar que solo la amaba a ella.

Abrió sus ojos de par en par y su cuerpo quedó inactivo. Bárbara se aproximaba trotando. Una costumbre de todas las mañanas, pero en absoluto, conjeturó que perpetraría ese trayecto. No había forma de ocultarse y maldijo por lo bajo su mala suerte. Bárbara aplacó su paso, se detuvo frente a él y se le rió en la cara. Obtendría otro golpe, de eso no le quedaban dudas.

-Hola- ella pensó, serenando el aliento - ¿cómo podría llamarte? Hijo de la gran...

Leonel le cubrió la boca y ella se zafó rápidamente. Permaneciendo callada, avisándole con odio.

-No me insultes, ¿me dejarías explicarte? Luego, me golpeas o haces lo que quieras.

- No voy a golpearte. Aldana te golpeo, en tu labio la marca lo demuestra. Eso es una satisfacción hermosa que alegra mi espíritu. Qué bien merecido lo tenes. ¿Te decidiste por esta culebra? ¿Cambias a Aldana? No sabes cuánto te vas a arrepentir y a mí no tenes que darme ninguna explicación. Los hechos hablan por sí solos. Esa frase la aprendí de Aldi.

- Bárbara- exhalo tolerante, porque sabía de la terquedad de ella- realicé este encuentro con Fernanda porque no quiero saber más nada con ella. Quiero reconquistar a Aldi. La amo. Sé que lo arruine, pero ella me ama y tengo esperanza.

- Vos de verdad crees que Aldana te perdonará. Ella pudo perdonarte lo que sea, menos que le mientas. Si hubieras pensado con la cabeza y estoy hablando de la cabeza de arriba, no quiero ser ordinaria, pero vos te lo mereces. Si no te hubieran faltado los cojones, y le decías la verdad... Te podría llegar a dar una oportunidad, pero le mentiste. Nunca reanudará la relación. Un humilde concejo, déjala tranquila y olvídala.

- No seas así de cruel conmigo. No me juzgues sino sabes bien la historia.

- ¿Qué no se la historia? Te la resumo- preparo los dedos de sus manos- engaño – y comenzó a contar con ellos- traición, falsedad, mentiras. Y muchas más... Encima lo peor que por ustedes dos, caímos todos en la misma bolsa.

- Estoy arrepentido y quiero a Aldana- le expresó con seriedad-

-Pobrecito, se me está por caer una lagrima- cruzo sus manos a la altura del pecho- ¿vos tenes una idea todo lo que lloro cuando salieron esas fotografías? Nosotras tres estábamos con ella, especialmente Yamila. Y lo peor que anoche le informa Fernanda que ella las subió a Internet-Bárbara se lleva la mano a la frente y queda absorta recordando- compartir con ella ese sufrimiento, te rompía el alma. Me decís que la traicionaste con otra chica, como dice el dicho: "del engaño y de la muerte no se salva nadie" Pero, ¿Fernanda? No tiene justificación y es inconcebible. Ella confiaba ciegamente en vos, para colmo Fernanda le contaba lo que hacía con vos. Es muy retorcido todo el contexto.

- No sé cómo arreglarlo, le encontraré solución. No puedo perderle.

- No me estas escuchando Leonel. Si realmente la amas déjala ir, déjala en paz. No ignores mi opinión y acepta que la perdiste. Además Aldi, ya se va de la cuidad por un largo tiempo. Y los meses pasarán. El tiempo aparta a las personas, no las unifica. No dejó que nos despidamos de ella- terminó la frase con desánimo-

-¿Qué? ¿Cómo que se va? ¿A dónde?

Leonel se desesperó. Quería buscarla y no sabía dónde. Enloquecido, comenzó a zamarrear a Bárbara.

-No me zarandees, porque si te golpearé- él la soltó y ella se separó unos centímetros- manteen la distancia, porque no respondo Leonel.

-¡Por favor, te lo suplico! ¡No se puede ir!




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