Nunca pensé enamorarme de ti

Capítulo III

Ryan.

Esto fue un error.

Pero... ¿qué otra opción tenía? No es como si me hubiera dado a escoger si quería esto o no. Ni siquiera me pregunto.

Solo son tres años, espero que pasen pronto y que Allyson no me de dolores de cabeza. Para colmarme la paciencia, se está comportando como una niña, inmadura. Se largo de aquí, con sus cosas. Se escapó del instituto, no sé cómo, pero lo hizo. ¿Acaso cree que a mi me agrada la idea de vivir con ella?

Qué ni crea que le voy a estar soportando sus berrinches.

No me equivoque al pensar que era la hija de papá, qué le cumple todos sus caprichos. Al final, se ha estado quedando en su casa. Gabriel dijo que volvería al día siguiente, pero no fue así. En toda la semana no puso un pie aquí.

¡Era para que ya supiera manejar los asuntos de la casa!

—¿Hiciste lo que te dije?—pregunta mi padre al otro lado de la habitación.

—Sí, lo hice.

—¿Y por qué se fue entonces?

—¡Yo qué voy a saber, esta demente!.

—Algo debiste hacer mal para que se escapara—acusa—todas las mujeres caen al darsele lo que quieren.

—¿Qué te asegura que eso es lo que quería?

Piensa un poco antes de responder.

—El que no te lo haya negado es un claro ejemplo de que lo quería. Debió ser suficiente para que no quisiera irse, y no supiste hacerlo bien. ¡Tu deber es mantenerla aquí durante el tiempo del contrato, Ryan!. No espantarla—me reprende.

—¡No!, ¡Mi deber es cumplir con ese maldito trato y ya!—le contradigo—¡En ningún momento dijiste nada de eso!

—Tiene que estar aquí contigo, no en casa de sus padres—me recuerda.

—¿Crees que no lo sé?

—Una sola cosa que te pido hagas bien, y no lo haces—reprocha—. Cada día me confirmas más lo inútil qué eres.

—Perdóneme usted, señor don perfecto—suelto con sarcasmo.

—No me hables en ese tono.

—Te hablo como se me antoje—lo afronto dándole a entender que no le tengo miedo—. No entiendo porque quieres que esté aquí conmigo, qué ella se la pase allá y yo aquí, solo. Será mejor esa opción.

—Tiene que estar aquí—demanda—, así se establecio en el contrato qué su mismo padre firmó.

—Entonces ve y dícelo tú, qué yo ya lo hice.

Respira como si quisiera reunir toda la paciencia posible.

A veces me da miedo, pero ya no tanto como cuando era pequeño que podía hacerme a su antojo.

Durante años, el intimidarme era su táctica para que hiciera las cosas a su manera, para que lo obedeciera, sin embargo fui creciendo y descubriendo sus tácticas de manipulación.

Aunque no sirve de nada, sigue obligándome a hacer lo que él quiera. Claro está el ejemplo de la última semana.

No sé que es lo que tiene en la cabeza, piensa que puede dejarme solo en esto. ¡Esta loca si piensa que lo permitiré!

Si yo estoy obligado, ella también.

—Iré a hablar con Gabriel para que Allyson se regrese esta misma noche, y tu no la vuelvas a espantar—advierte.

—Por mi que no regrese nunca. 

—Escuchame bien, Ryan—se posa frente a mi, la diferencia de altura me obliga a levantar el rostro un poco para verlo a la cara—. Ella estará aquí, tu deber como hijo mio es evitar que se largue, qué se cumpla el el contrato estipulado al pie de la letra, ¿o te queda grande el controlar a una mujer? 

—Por supuesto que no. 

—Entonces haz lo que te ordenó, y así todos contentos—camina hacia la puerta de la oficina que antes era suya—. Si fallas, no podrás decepcionarme más. Esta claro que no eres digno de portar el apellido Williams. 

Mi padre se va, dejándome solo en la inmensa propiedad. Tantos malos recuerdos que me trae.

Recuerdo que de pequeño viví en esta casa, tenía una habitación grande de color negro donde solía encerrarme cuando no me sentía parte de esta familia. Luego nos mudamos a una muchísimo más inmensa qué está.

Mi madre siempre menospreciaba todo lo que tuviera que ver conmigo, en cambio con Clint, mi hermano que es tres años mayor. A el todo le daba, a él todo le aplaudía, ¿a mi? Ni atención me ponía. Suerte que tengo a mi nana, debido a que Sophie casi no estaba en casa la contrato para mi cuidado, desde entonces ha sido como mi madre.

El resto de la tarde me la paso organizando algunos pendientes de la empresa.

Hace poco termine la preparatoria, aun no he decidido la cartera que me definirá por siempre, sin embargo mi decisión por aprender el oficio de papá fue casi obligada. Digo casi, porque saldré beneficiado de esto, podré ahorrar el dinero suficiente para pagar lo que a mi se me antoje, ellos querían obligarme a ser cono ellos, y cree que lo está logrando pero no sabe lo que tengo planeado.

Reuniré el dinero suficiente para pagar mis estudios, así no podrá chantajearme con ello.

—La cena esta lista—aparece Ramona bajo el marco de la puerta.

—¿Ya llego Allyson?

—No, supongo que aún sigue con sus padres.

—¿Puedes ir por ella?

Ya hace una hora que mi padre se fue.

—Hijo, dejala que se de su tiempo para...

—¡¿Tiempo de qué?!—me altero—. ¡Ni un día! ¡Ni un día llevaba aquí cuando se escapó! ¡¿Por qué debo darle tiempo para qué "se adapte"?! ¡¿Y yo en donde quedo?! Lo único que causó fue hacerme quedar como un idiota frente a mi padre.

—Tranquilo—se acerca a acariciar mi espalda—, veré si puedo convencerla de que vuelva.

—No se trata de que la convenzas—suelto con amargura—se trata que debe cumplir su parte del trato. Y es estar aquí, conmigo.

Me siento en el sofá y ella me sigue quedando a mi lado.

—No entiendo, ¿Por qué la quieres aquí si en lo que respecta no son una pareja?

Su comentario me termina de amargar la noche.

—Tu mismo se lo dijiste, ¿recuerdas?—continua—¿Por qué crees que hizo lo que hizo?, Ryan, es una niña ¿Tu crees que le encanta la idea de estar en matrimonio a esa edad?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.