Ryan.
—¿Qué es lo que te pasa?—la sigo a través de su inmenso comedor de lujo.
—¿Qué es de lo que hablas?
—¿Por qué golpeaste a Allyson?
—Yo no hice nada.
—Por favor, Sophie. No soy idiota, le diste una bofetada.
Llega hasta el jardín trasero, donde se sienta bajo una tumbona a tomarse su té que le entrega la empleada.
—Soy tu madre, Ryan.
—No has respondido a mi pregunta, ¿Por qué golpeaste a Allyson?
—Esa niña es una irrespetuosa, me fto al respeto a mi en mi propia casa.
—Entonces, ya no vayas. Yo cuidare tu jardín, pero para evitarte problemas es mejor que no pongas un pie en esa casa, al menos hasta que se termine este infierno.
—No, yo iré las veces que a mi se me antoje.
—Mamá...
—Mientras esa casa este a mi nombre, no me puedes prohibir la entrada aun así seas mi hijo.
—Alguna solución encontrare.
—¿Por qué la defiendes tanto?
—Solo quiero evitarme más problemas con Gabriel, si se entera que golpeaste a su hija...
—No tiene porqué enterarse.
—Se lo dirá.
Le da un sorbo a su té, la mirada que pone la conozco muy bien.
—¿Qué estás tramando?
Se que algo está tramando, y no me lo dirá.
—¿Yo?—asiento—No estoy tramando nada.
—Más te vale—le advierto.
Ella niega, en su rostro yace una sonrisa.
Es mi madre, y la conozco. Debo estar alerta, no puedo permitir que vuelva a suceder lo del otro día.
—Me voy ya—voltea a verme, seria—. Lo que sea que estés tramando, olvidalo, Sophie. Te estaré vigilando.
—Soy tu madre, llamame como tal.
—Nunca has sido mi madre.
—Soy tu madre, llevas mi sangre.
—Eso dices tú—murmuré para mi, pero al parecer si me escucho porque abrió la boca, ofendída.
Siempre he sentido que no pertenezco a esa familia, creó será por los tratos qué recibí de ellos.
—¡No lo digo yo! —se altera—¡Yo te parí, yo te di la vida!
—Lamentablemente.
—Deberías de ser agradecido.
—¿Agradecido por qué?
—De haber nacido en esta familia.
—Preferiría ser huérfano qué haber nacido en esta familia.
Su rostro se contrae.
No pensé mucho en lo que dije, solo lo solté así, sin más.
Pero, es verdad. Hubiera preferido mil veces eso a pasar todas las humillaciones qué me hicieron. Mi padre siempre quiso hacerme a su imagen, pero nunca me mostró ese cariño de padre. Creía que tal vez no era ese tipo de padre, pero más de una vez lo vi ser el padre que quería que fuera con Clint.
Siempre fue su favorito, siempre fue el primero. Si Clint tenía una nota mal en el instituto, no había regaños. Si yo sacaba una buena nota, me reprendan por no ser una nota perfecta. Si Clint hacía algo que no debía hacer, papá siempre hacía lo posible por salvarle el pellejo. Si yo cometía el más pequeño error, siempre me lo reprochaba.
Y con mamá era igual.
Un niño lo que necesita es el amor de sus padres, de su madre. Si yo quería abrazarla, siempre me apartaba. Hubo ocasiones en las cuales asistía a los festivales del instituto, del día de las madres; sin embargo, asistía solo como la madre de Clint.
Ramona notaba eso, y comenzó a asistir conmigo. Cosa que le molestaba a Sophie.
Ramona me dio todo el amor de madre que mi propia madre no me dio. Ella era quien se encargaba de mi, era quien me cuidaba cuando enfermaba, era quien; siempre que llegaba del colegio me recibía, me preparaba mis comidas favoritas, nunca olvidó ninguno de mis cumpleaños. Pasaba las fechas navideñas con su pequeña familia, Chiara y Anna.
Ellas tres eran mi familia.
No Sophie, no Clint, no Black.
Ramona y sus hijas me recibieron con los brazos abiertos, con ellas conocí lo que es una familia. Lamentablemente, siempre estaré atado a los Williams.
—Eres un mal agradecido, Ryan.
No respondí, salí de ahí y fui a casa.
Recordar todo siempre me pone de malas.
Me puse en camino a casa con un dolor de cabeza horrible. Se suponía iría a la oficina con mi padre, pero no eslty de ánimo.
El teléfono en mi bolsillo vibra, es un mensaje de Lidia.
Lidia:
Necesito los informes de venta de la última semana. ¿Cuanto tardarás en llegar?
A Lidia la conocí en la universidad, lleva la misma carrera que yo, salvo que a ella si le gusta. Su padre es amigo del mio, por lo tanto, trabaja en la empresa de papá para familiarizarse con su carrera.
Cundo se enteró qué yo también empezaría a trabajar allí, se emocionó y ahora pasa todo el tiempo conmigo.
Admito que es agradable, en más de una ocasión me ha ayudado con errores que tengo. Básicamente, me ha salvado en más de una vez.
Ryan:
Te los enviaré por correo.
Lidia:
¿No vendrás?:(
Ryan:
No estoy de humor.
Lidia:
¿Te invito un café?
Ryan:
No me vas a convencer.
Lidia:
¿Y un Bagel?
Te fascinan los Bagel.
Lo considere un momento mientras el semáforo estaba en rojo. Es cierto, me fascinan los Bagel.
Ryan:
Va, pero tu pagas.
Iré a casa primero, después paso por ti.
Lidia:
Genial, te esperaré.<3
Deje el móvil en el asiento y arranque en cuanto el semáforo cambio a verde.
Inevitablemente, Lidia me ponía de buen humor. Es una gran amiga, y compañera de trabajo.
Cuando llegue, el dolor aun estaba presente. Baje del coche y entre. Tal vez una ducha aminoraria el dolor de cabeza, sin embargo, eso empeoró apenas puse un pie dentro.
#11975 en Novela romántica
#2411 en Chick lit
matrimonio por contrato, amor sufrimiento dolor, peleascelos
Editado: 24.10.2024