Ryan.
Durante tantos años desee librarme de los platillos raros y asquerosos de Sophie, por fin lo he logrado. Nunca me permitió pedir algo diferente a lo que había encargado que cocinara, por lo que terminé de acostumbrarme a sus comidas, en la minoría de los casos, llegué a vomitalras o enfermarme por comerlas, y era un castigo de más por eso.
Ahora que ya no vivo bajo su techo, creí que me habría librado de ello. Hasta que Manu me dijo que tenía la orden de Sophie de cocinar los platillos qué mamá le había puesto en la lista.
Nunca olvidaré la cara de Allyson al ver esa langosta gigante, o esa sopa rara de oveja. Ella era la excusa perfecta para dejar de ingerir esas comidas tóxicas a mi cuerpo. Además, las veces que fui invitado a su casa, jamás vi que preparan estas cosas raras. Solo comida normal, de personas normales, o de gente inculta y sin dinero como decía Sophie.
No se me hacia justo que Allyson tuviera que adaptarse a lo inadaptable.
Ahora ella está en casa de Katy, su amiga del colegio. Personalmente fui a acompañarlas como había dicho. Después, Juan paso a dejarme a la universidad, y volvió a dejarme en casa, en unas horas más iré a acompañarlas de regreso.
Solo quiero evitar que Allyson vuelva a escaparse, y que Ramona le solape la acción. Aunque ya ha pasado bastante tiempo y no lo ha hecho, ni intentado; no me puedo confiar.
Iba aprovechar este momento para tener un poco de paz. Y fingir que mi vida es la vida de un universitario soltero aparentemente normal, pero tuvo que llegar la persona menos indicada a arruinarlo.
—No vi a tu esposa por ningún lado—dice mi madre entrando a mi habitación.
—Esta en casa de su amiga, haciendo un trabajo del colegio—no me molesto en saludarla.
—¿Con permiso de quien? ¿Tu permitiste eso?
—¿Algún problema?
—Ahora es una mujer casada. No puede hacer lo que se le antoje cuando se le antoje.
—¿Quien lo dice?
—Yo lo digo. Te falta poner orden en esta casa. Te falta ponerle orden a tu esposa.
—Esta casa no es una prisión como para que no salga, ya suficiente tiene conmigo encima cada mañana como para querer controlar hasta el aire que respira—me incorporo para verla a los ojos—Además tiene derecho a salir, ya cumple con los deberés de la casa, no te estés quejando.
—Pues, eso no es lo que me han dicho.
Me pongo de pie de inmediato.
—¿Quien?
Mariano.
—Mariano, el jardinero.
Lo sabía, ese tipo nunca me ha caído nada bien.
—.Me dijo que no se ha hecho cargo de mi hermoso jardín. Y, que el otro día rompió una de mis macetas a propósito.
Ese hijo de...
—Yo fui quien rompió la maceta.
—Ryan, no quieras hacerte responsable tu de las acciones de ella.
—Te digo la verdad.
—¡No, estas mintiendo para encubrir a esa mustia!
—No miento. Yo fui quien rompió tu maceta, la tome con mis manos, y la arroje hacia el suelo con todas mis fuerzas.
—Me niego a creer...
—No me creas, pero no voy a permitir que culpes a Allyson por algo que no ha hecho. Ni tu, ni el estúpido del jardinero.
He sido testigo de como Allyson ha hecho todo lo posible por cumplír con lo que le pedí, hcerce cargo de la casa. Ha avanzado en lo que le pedí, no puedo ser injusto con ella.
—Como hayan sucedido las cosas, ella debe estar aquí cumpliendo con sus labores del hogar. Yo jamás salí de casa sin autorización de tu padre, siempre estuve allí, con él.
—No pretendas qué Allyson sea como tú.
—Jamas me llegara a los talones, ni ella, ni su madre.
—Vete, quiero estar solo—la ignoro.
—Con todas esas libertades que le das, no te sorprendas si un día se consigue un amante.
Me tenso al escuchar sus palabras. Intento aparentar qu no, pero eso que ha dicho me causa algo. ¿Allyson sería capaz de...? No. Es absurdo.
—Solo dices incoherencias.
—Claro que no, Ryan. Ella podrá perjurarte qué está haciendo algo del colegio, pero podría estar viendo a otro a tus espaldas.
—Ella no haría eso...
—¿Cómo estas tan seguro? Seguramente ahora debe estar planeado como escaparse otra vez, e irse con el otro o yo que sé.
—Solo estas metiéndome ideas en la cabeza.
Salgo de mi habitación para no seguir escuchando sus palabras, sin embargo no lo consigo porque me sigue por todos lados, mientras bajo las escaleras repite lo mismo una y otra vez vez hasta que me cansa.
—¡¿Quieres parar de una vez?!—explote—Lo único que estas logrando con todo esto es que no quiera volver a verte nunca más, Sophia.
Inmediatamente su rostro se vuelve una mueca de horror, jamás le había llamado por su nombre frente a ella.
—¿Cómo me llamaste?
—Por favor, dejame solo. La cabeza me va a explotar.
Camino hacia el jardín trasero, y antes de que mamá pueda llegar hasta mi el móvil me vibra en el el bolsillo.
Me siento en una de las tumbonas encendiendo el aparato, es un mensaje de Lydia.
Lydia:
¿Me ayudarías con mi tarea? No logro comprender.
Ryan:
¿Que es lo que no comprendes?
Lydia:
Todo en general. Creo que la administración de empresas no es lo mío:(
Puedo sentir el frío calando en mi piel, a pesar de que el invierno esta a punto de terminar, el clima helado no desaparece.
Ryan:
¿Has pensado cambiar de carrera?
Lydia:
Si, pero mi padre me mataría. Ha dicho por años que debo aprender el legado familiar.
Ryan:
También lo he considerado, yo no quiero seguir los pasos de mi padre.
Lydia:
¿Que te gustaría estudiar?
Ryan:
No lo se, cualquier cosa que no involucre nada con papá.
#11975 en Novela romántica
#2411 en Chick lit
matrimonio por contrato, amor sufrimiento dolor, peleascelos
Editado: 24.10.2024