Hola, bellezas lectoras. Solo haré una aclaración, este capítulo, es parte del capítulo 12,solo que se subió a parte, y es un poco corto. Por eso el .II, (parte dos) en número Romano. Por si no llega a ser comprensible.
Es todo de mi parte, lean agusto.
Bssos (y feliz día de San Valentín, atrasado) Less❤️
Ryan.
A veces me cuestiono si esta mal que no tolere a Sophie y Black. También me cuestiono si estará mal sacarlos de mivida completamente. Pero es que en verdad, cada vez no los soporto más. A ninguno de los dos. Clint es un idiota, pero lo tolero en cambio a mis padres...
Incluso he llegado cuestionarme si realmente somos familia. Suena ridículo, lo sé. Pero a veces, he llegado a pensar que ellos no son mi familia.
De verdad, que la actitud narcisista de Sophie, y el carácter ambicioso de Black no van nada conmigo. Clint tampoco es así, el es más relajado, acostumbrado a que ellos le resuelvan la vida. Yo en cambio, por más que quiera actuar como ellos, no soy igual.
—¿Todo bien con tu esposa?
—No finjas que te interesa—espete amargamente.
—Tienes razón, no me interesa. Solo era una pregunta de mera formalidad—la sonrisa ambiciosa de mi padre, a veces me da escalofríos.
—Ahorrate tus formalidades.
—¿Por que estas tan amargado?
—Tampoco te interesa.
—Totalmente cierto—agarro un par de papeles de su escritorio.
Me encontraba sentado, en la pequeña salita de su oficina. Las paredes eran blancas, si ningún tipo de color, y solo un adorno todo insipido en medio de una de las insipidas paredes blancas.
Así de insipida se sentía mi vida en esa familia.
—Vamos a la junta.
Hizo el amago de tomarme por el hombro para levantarme, rápido esquice su agarre y salí delante de él.
La estúpida junta se trataba de solo de un estúpidisimo asunto. A Black le encantaba llamar la atención demasiado. Le encantaba convocar juntas aunque no hubiera la necesidad. Le encantaba imponerse ante los demás. A mi, me daba igual. No me gustaba llamar tanto la atención. Ellos, adoraban ser el centro de atención, tanto Sophie como Black.
Y Clint a veces también.
¿Como no iba a dudar de mi parentesco con ellos? Además de las evidentes diferencias física. Ellos eran una familia de cabello oscuro, los tres tenían los ojos marrón, aunque Sophie más claros qué llegasen a confundirse con el color miel al sol. Y Clint tenía los ojos de ella.
Yo me pregunto ¿A quien habré sacado los rasgos? Mi cabello era naturalmente rubio, no se acercaba ni un poco al tono de ningún, y mis ojos... mis ojos eran la gran diferencia. Ni Sophie, ni Black se acercaban al color griseaco de ellos.
No preste tanta atención a la dichosa junta, solo hablaba, hablaba, hablaba y no aceptaba opinión. Así que, realmente nadie aquí hizo el ezfuezo por opinar.
Cuando la dichosa junta terminó, me levante y salí de inmediato sin esperar a mi padre. Pero sabía que me alcanzaría, o que mandaría a llamar después por lo que lo espere en su insipida oficina.
Cuando llegó, me tendió unos papeles y ya.
Creí que no diría nada más, ya estaba ansiando irme para continuar con mi descanso obligatorio. Pero me detuvo cuando puse la mano en el plomo de la puerta.
—¿Dónde vas?
—A dormir.
—¿A dormir?—casi se burlo.
—Debo descansar, lo dijo el doctor.
—Me vale tres quintos de heno, tienes que ir a casa—ordenó—Tu abuela está de visita.
—¿Si voy me dejas de joder?
—Si vas, no vas a tener a tu madre encima de ti toda la semana.
—Bien.
Hice lo que me pidió con tal de no tener a mi madre molestándome por un rato. Así que, no espere más y me marche a casa de mi madre.
Esa casa era igual o más inmensamente enorme que la otra, donde vivíamos Allyson y yo. Esta la habían adquirido y hace un par de años dejándolo de lado el lugar donde crecí, y tantos malos recuerdos me traía.
Llegué a casa. A su casa. Y justo cuando entré, la sirvienta me indicó que mi madre estaba en el salón exageradamente lujoso con mi abuela.
—Ryan, que alegría verte—dijo ella de la forma más monotona posible.
—No comparto el sentimiento.
Sophie por su parte, exagero su disque amor hacia mi dándome un beso en la mejilla.
—¿Dónde esta tu padre?—cuestionó mi madre. Era idéntica a su madre.
—Yo que sé, no soy su niñera.
—Ryan.
—Esta en la oficina—dije finalmente después del toco acusador tan falso de Sophie.
—Vaya—hablo la abuela—Me pregunto de donde habrás sacado ese humor tan sarcástico.
—De ti, seguro que no.
—Eso debes tenerlo por seguro.
—Madre, ¿por que no vamos a comer?—interrumpió su hija—Le diré a la sirvienta que sirva los platos.
Quiso llevarme con ella, me negué. No estaba de humor para aguantar a nadie. Solo estaba aquí para que ella me dejara en paz, al menos lo que restaba de mi semana. Me senté en el inmenso sofá, lujosisimo. Recosté la cabeza en el reposacuellos, cerrando los ojos un momento.
Podían sentir intensa de Thelma sobre mi. Aun así decidí ignorarla. Al menos hasta que sentí que se sentó junto a mi. Demasiado cerca para mi gusto.
—¿Por que no vas a molestar a tu otro nieto?—sisee con molestia.
—¿Qué otro nieto?
—Clint.
—Ah, mi Clint.
—Sí, tu Clint ¿quien más?
—Claro, no creí que hablaras de ti.
—Bueno, solo tienes dos, Thelma.
—No, solo tengo un nieto, Jaseft—la manera en que pronunció mi segundo nombre fue como de odio. Tanto que abrí los ojos y por inercia la more.
—Dos.
—Uno.
—Qué no te enseñarán a contar no es mi problema—dije apartandome de ella.
—Se contar muy bien, tanto como par saber que solo tengo un nieto.
¿A que rayos se refería? Ni siquiera pude analizar lo que había dicho cuando Sophie volvió de nuevo al salón.
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Editado: 15.02.2025