Nunca pensé enamorarme de ti

Capítulo XVI

Allyson.

Las cosas entre Ryan y yo habían mejorado, considerablemente. No eran del todo buenas, pero pude notar que el estar asistiendo a terapia le ha venido bien. Lo hace por su propia cuenta, ya ni siquiera es necesario que Ramona se lo recuerde.

Sus padres no se han aparecido por la casa, lo que también ha influido mucho en su estado de ánimo. Estaba menos gruñón de lo normal, hablaba más conmigo. Durante la hora de la comida era el quien tenía la iniciativa de iniciar la conversación, preguntándome sobre mi día. Yo le preguntaban sobre el suyo, y aunque no comprendia de que hablaba, lo escuchaba.

Había veces en las que parecía demasiado estresado, me preocupaba que volviera a enfermarse de nuevo. Su estrés lo relacione a su trabajo. ¡Dios! Si a mi me dolía la cabeza solo de escucharlo, no imaginaba como se sentiría él. Pero solo eran pequeños momentos malos, no como antes. Incluso volvió a recontratar al jardinero que había despedido, y algo que me sorprendió, es que se interesara por el jardín.

Lo observo desde la tumbona. Torpemente sigue las instrucciones del jardinero, tratando de usar las grandes tijeras para podar uno de los arbustos.

Mantiene su ceño fruncido, mirando el objeto como si no supiera como se usa.

—¿Y esto como se usa?—le cuestiono al chico.

—Es fácil—tomo las tijerotas y le mostró como abrirlas—Solo debe abrír y cerrar para cortar las hojas.

—Dame—se las quitó de golpe cuando el jardinero trató de mostrarle como colocarlas sobre el arbusto.

Ryan examinó las tijeras por todos lados.

—Es...

—Se como usarlas. No estoy tan idiota—interrumpió al chico cuando intento volver a explicarle.

Las abrió y cerró un par de veces, apuntado las filosas hojas hacía la cara del chico. Quien pálido, se alejó de ellas antes de que le rebanara la cara al cerrarla y abrirlo consecutivamente.

—Será mejor que intente otra cosa—nervioso por la situación, le quito las tijeras a Ryan—Las aseguraré, así evitamos un accidente—las dejó en su cajita de jardinero, tomando unas más pequeñas con forma curveada—. Tome, no creo que con estas se lastime.

—Puedo cortarte un dedo con esto si quiero.

El jardinero abrió los ojos, pasmado. No sabía si hablaba en serio, o solo era una broma. El pobre chico movía la pierna, claramente nervioso.

—Ehm...,m-mejor uselas para cortar las pequeñas ramas que sobresalen d-del arbusto—dijo con voz temblorosa

—Solo bromeaba sobre cortarte un dedo—murmuró Ryan haciendo lo que le indicó—No tienes que hacete pipí en los pantalones, niño—cortó una rama.

—N-no me hice en los pantalones—replicó por lo bajo.

—Casi te haces en los pantalones—intentó cortar otra rama aplicando más fuerza en el agarre, con ambas manos trató de hacerlo, pero la rama era demasiado gruesa.—Estúpida rama—siseo cuando las tijeras se cerraron pero no corto ni un solo pedazo de ella—Tus tijeras no funcionan.

—Mejor intente otra cosa—le dijo.

Por supuesto, Ryan se ofendió y se tomó a mal su sugerencia.

Mijir intinti itri quisi—lo imito un poco malhumorado, sin embargo le hizo caso.

El chico le indicó algo más fácil por hacer, plantar las semillas de las flores y después regarlas.

Ryan lo intentó. Hizo un gran pozo en la tierra húmeda, y dejó caer casi todo el sobre de semillas en él. Antes de que Vito, (qué hasta ese momento supe su nombre porque tuvo una charla con Ryan) lo corriguiera, volteó a verlo, fulminandolo incluso sin siquiera decir nada. Vito solo se puso pálido. Al pobre le daba bastante miedo mi Ryan.

«Mi Ryan»

No pude evitar pensar ¿Mi Ryan esta volviendo?

Ese Ryan qué me encantaba, el Ryan caballeroso, atento, amable, aquel que solo se dizfrazaba de alguien que no era solo para agradarle a sus padres, a sus amigos. Aquel Ryan que, sin perder su característico humor sarcástico, era divertido, sencillo, cariñoso.

Reí al ver que falló en su sencilla tarea, trató de recoger el exceso de semillas en el pequeño hoyo de tierra, debido a eso con un puño de tierra las enterró. Hasta en eso fue fatal, ya que estaban todas regadas por la tierra.

—¿De que rayos te ríes?—pregunto irritado.

—Así no se hace.

—Habló la voz de la experiencia.

—No soy experta, pero al menos se como sembrar una semilla—me burle de él.

—Ven y hazlo tú, entonces.

Sin perder el toque divertido, deje mi limonada en la mesa y fui hacia el. Hice un pequeño pozo con un de las palitas, y plante las semillas. La madre de Ryan quería un nuevo rosal de rosas blancas, así que por indicaciones de ella Vito debía plantarlo. No lo quería comprado, quería que creciera de la misma tierra de los demás.

Ryan observó como lo hacía, un poco molesto porque el no lo hizo bien. Veía cada uno de mis movimientos, desde hacer el pozo, poner la semilla, coloca un palito para saber en donde se encontraba, tapar el pozo y regarlo.

—Es muy fácil.

—No es tan fácil como crees.

—No es tan complicado—le ofrecí la palita y el sobre con las semillas, pero no lo tomo—Inténtalo de nuevo.

Me dejo con ambas manos extendidas, aún sosteniendo las cosas. Procedí a volver a mostrarle como hacer el pozo.

—Vale, te mostraré de nuevo.

Al hacer eso, un poco de tierra húmeda cayo sobre su ropa. Escuché que se quejo, pero no le di importancia y seguí con lo mio. Al menos hasta que Ryan tomo un pequeño puño de tierra, y lo embarro en mi mejilla.

—No acabas de hacer eso, Ryan Williams—murmure mirándolo con los ojos entornados.

—Manchaste mi camiseta de Dookie—respondió con una leve sonrisa burlona—Es mi favorita.

—-¡Se puede lavar!

En modo de venganza, tome un poco de tierra y se lo avente a su camiseta favorita mientras con el dorso de ni mano trate de limpiar mi mejilla. La tierra estaba húmeda, por lo que dejaría una mancha en ella. Aunque fue en vano limpiar la zona, ya que Ryan tomó otro puño de tierra y lo restrego por todo mi rostro. Por inercia cerré los ojos al tiempo que solté lo que llevaba en la mano, y con una de ellas trate de quitar el exceso de esta qué había sobre mis ojos, obstruyendome la vista.




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