Nunca pensé enamorarme de ti

Capítulo XVII

Ryan.

Avente los papeles engrapados sobre la mesa, Sophie me miraba confundida. No comprendía de que se trataba, y ni siquiera se molesto en leerlo. Llevaba puesto un sombrero veraniego qué hacía juego con su traje de baño completo. Sostenía una limonada con un pajilla de sombrilla.

—Firmalo—le pedí.

—¿Qué rayos es eso?

Tomaba el sol frente a la gran y exageradamente lujosa piscina de su casa. Y cuando digo exagerada, era realmente exagerada.

—Los papeles de la casa.

Bajo un poco los lentes de sol que llevaba, puestos para verme, enarcando una ceja.

—¿Qué casa?

Había hecho lo que le había dicho a Allyson, hable con mi padre para tratar de que convenciera a su esposa de no ir más a casa, por lo menos en lo que restaba del contrato.

Discutiendo con el, logre convencerlo de ello. El problema radicaba en que mi madre no cederia tan fácil, mientras la propiedad estuviera a su nombre haría lo que ella quisiera. Así que su sugerencia la tome como mi solución, aunque lo hizo más en burla, lo haría.

Con Allyson, habíamos pactado mantener una convivencia sana, hasta que terminara el tiempo estipulado en el contrato, pero con Sophie presente eso no sería posible.

La única solución, era que les comprara la propiedad. Lo haría. Trabajar con Black Williams me lo permitía, tenía lo suficiente para pagarsela y que nos dejaran en paz de una vez por todas. Mi padre había hecho el trámite de venta, pero al ser parte del patrimonio de mis padres necesitaba la firma de Sophie par dar la venta por concluida.

—La casa donde vivo, ahora firma.

—¡¿Mi casa?!—se quito los lentes de golpe, al tiempo que se puso de pie alterada—Pero ¿para que es esto?

—Para poner la casa a mi nombre.

—¡¿Estas loco?! ¡No te voy a dar mi casa para que la pongas a nombre de esa...!

—¡No te atrevas a insultar a Allyson de nuevo!—la corte, exasperado—Y no me vas a dar tu casa, te la voy a comprar. Solo necesito tu firma para que sea oficial y poder hacer el cambio de papeles.

—¡No, es mi casa!

—Tienes un monton de propiedades por todo el país—trate de guardar la calma—Solo firma, y el dinero será trasfererido de inmediato.

—No. No voy a firmar nada.

—Sophie...

—¡¿Cómo te atreves a querer quitarme mi casa?!

—No te la estoy quitando, te la estoy comprando. Y no es solo tú decisión, Black ya firmó, solo faltas tú.

—¡¿Qué?!

—Mira, mamá... —me pellizque el puente de la nariz, reuniendo mi paciencia —Por favor, no hagas más difícil esto. Solo firma, y así no tendrás que ver a Allyson, jamás. ¿Vale? Si quieres verme solo ven a la oficina, o yo vengo aquí. Pero por favor, solo firma.

Me reservé el verdadero motivo por el cual quería comprar esa casa. Aunque también era cierto que estaba cansado que ella se apareciera por ahí, y lo hacía por Allyson y por mi. Esa no era mi verdadera intención.

—No puedo creer que tu padre este de acuerdo—se cruzó de brazos fingiendo estar ofendida.

—Solo quiero hacer esto más fácil para todos.

No le diría que fue mi padre el de la idea. Creo que le daría un infarto.

—Solo firma, y tendrás el dinero en tu cuenta lo antes posible—insistí—¿No es eso lo único que te importa? ¿El dinero?

Me miro sin expresión alguna, por lo que pareció una eternidad.

—¿Cuanto?

—Lo que vale la casa.

—Quiero el doble—alzó la mandíbula, en un gesto de arrogancia y avaricia.

—Te daré lo que pidas, solo firma.

Mantuvo el silencio expectral entre ambos. Al menos hasta que deshizo el cruze de brazos y extendió una hacia mi.

—¿Qué?

—¿Voy a firmar con el dedo?

Rode los ojos dándole el bolígrafo qué siempre llevaba en mi saco. Manteniendo el gesto arrogante, firmó los papeles, y tumbarse frente a la piscina. Los tome en mis manos, y me en camine a la casa de nuevo para salir de ahí.

Un problema menos.

Si le hubiera contado el verdadero motivo por el cual quiero adquirir la propiedad, pobre le causo la muerte segura.

Iba entrando a la casa de nuevo, cuando me llamó desde su lugar.

—Ryan.—gire sobre mi eje para verla, se había vuelto a sentar frente a la piscina.

—¿Qué?

—El doble, hijo mio.

Negué y salí de ahí.

Sabía que cederia. Sophie siempre se ha movido por el dinero. Es lo único que le ha interesarado siempre. El maldito dinero.

Tenía otro lugar predestinado antes de ir al colegio de Allyson, hoy es la ceremonia de graduación y quería estar presente. Así que me puse en camino hacia mi primer destino.

La casa de Gabriel.

Desde que Josephine habia muerto Allyson no lo había visto. Según la empleada, se mantenía trabajando todo el tiempo y se encerraba en su oficina sin saber nada de nadie. Había veces en las que bebía de más, tanto que ni siquiera quería ver a su hija. Sospeche que se debía a que no quería que ella lo viera en ese estado, pues Allyson no está enterada de ello.

Pero ya, había pasado bastante tiempo, trataba de comprender su dolor. Pero a Allyson también le dolía qué su padre no quisiera verla, aunque no lo externaba.

Así que me presenté aquí, para convencerlo de que al menos estuviera hoy con su hija.

Ella lo necesitaba. Y el necesitaba a su hija.

Yo no era nadie para impedirlo. Me había costado mucho hacer a un lado el sentimiento de arrepentimiento sobre lo que sucedió ese día, quería remediar las cosas. Si estaba bien con Allyson, tendría que estar bien con su padre también.

Llegue a la casa, y como siempre me recibió la empleada. Había venido un par de veces a tratar de convencerlo para que visitará a Allyson pero siempre se negaba a hablar conmigo, o con cualquier persona.

Hoy no me iría hasta que hablara con él.

Esperaba paciente en la sala, observando el cuadro gigante de Josephine qué había en medio de esta. Las paredes son color Beige, y me recuerdan a la casa de mi madre. Hace juego con los muebles color oscuro, y le da un toque elegante.




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