Nunca pensé enamorarme de ti

Capítulo XXI

Allyson.

—¿A donde me llevas?

—Ya veras, no seas impaciente.

—¿Podrías tan siquiera dejarme ver por donde piso?

—No.

Ryan me sostenía con una mano en la cintura, indicándome por donde caminar. Ha llegado a casa tan apresurado que no comprendí que se trataba. Me pidió que viniera con el, y antes de salir me ha cubierto los ojos con su otra mano.

No se que rayos le picó.

—Ryan, por favor.

—Ya pronto veras de que se trata ¿Vale?

—¡Me voy a caer!

—¿No confías en mi?

—Ryan, tengo miedo.

—No te dejaré caer, lo prometo.

—Si me voy de bruces contra el suelo te odiare por el resto de mi vida.

Se detuvo abruptamente un momento. Puse sentir la tension en sus manos con lo que acaba de decir.

—No es en serio, ¿Vale?

Escuche que carraspeo.

—¿Podemos seguir? No aguanto más no poder ver por donde pongo mi pie.

—Tranquila, estas en buenas manos—se recompuso.

—Agh, t odio.

Continuó llevándome por no se donde. Aunque llevaba bastante tiempo en esta casa aun se me dificulta reconocerla en la oscuridad. La otra noche baje para servirme un vaso de agua con hielos ya que estaba un poco sedienta.

Me golpee el dedo pequeño del pie, porque confíe en mi capacidad de reconocer cada rincón de la casa. No fue así. En la oscuridad, aún seguía sin saber donde estaba exactamente.

—Me amas, admitelo.

—Pues has de saber que si, pero no te lo digo para que no se te suba el ego—admití.

Después de mi conversación con Ramona, me di cuenta que, efectivamente estoy enamorada de Ryan. Estar tanto tiempo a su lado y conocer todas sus facetas fue una experiencia que, me hizo saber que el amor es más que querer a alguien.

Cuando Ryan enfermó, realmente me preocupó su bienestar. Lo único que quería es que el estuviera bien.

La idea de que pudiera querer a otra chica me destrozó, sin embargo llegue a la idea de que si sería así, no me interpondria en si felicidad.

Una sensación de alivio me llegó cuando eso no fue así. Cuando mi

No dijo nada. De hecho, me hizo para también.

—¿Ryan?

Soltó una larga respiración, un tanto extraña.

—Feliz cumpleaños, Ally—susurró quitando sus manos de mi.

Abri poco a poco los ojos, cegada por la intensidad de la luz del sol. Estábamos afuera. Parpade un par de veces para acostumbrar a la luz.

Enfoque la vista, poco a poco apareció frente a mi la imagen que tenia frente a mi.

—¿Un... un auto?

—Un Mazda 2015, como el que te gustó.

Hace unos días Ryan me había pedido la opinión de un auto. Su razón era que quería comprar otro para reemplazar el viejo auto que Juan usaba. Le dije que no era necesario, que el auto negro que tenia aun funcionaba perfecto.

Pero insistió.

Fuimos a la agencia, vi un Mazda tres 2015 qué me gustó. Después de mucha desidia, llegó a la conclusión de que el auto aun seguía funcionando perfectamente y nos fuimos de ahí sin nada.

O eso pensé yo.

No pensé que si lo compraría. No pensé que me lo regalaría.

Me tendió las llaves.

Seguía en shock por lo que mis ojos veían. A ser sincera, no creí que se recordará mi cumpleaños.

Hoy, por fin estaba cumpliendo la mayoría de edad. Por la mañana, Ramona me había acompañado a tramitar mi documento de identificación.

—Vamos, toma las llaves.

—Yo... yo...

—¿Tú...?

—Wow—salí del asombro y lo miré—. No era necesario...

—¿Me vas a despreciar el obsequio?

—Es que...

—Ally, quiero que a partir de ahora no te sientas obligada a que Juan te lleve a cualquier parte. Puedes ir donde quieras, tu sola.

—¿Y que pasará con Juan? ¿Lo vas a despedir?

—Tranquila, no se quedará sin empleo. Ramona y Manu necesitarán a alguien que la lleve a hacer el super ¿No?

—Si, creo que si.

—¿No te gustó la sorpresa?—cuestionó al ver mi expresión.

—No..., no...

—¿No?

—Digo sí. Pero... No se conducir—admiti.

Eso arruinaba por completo el obsequio.

—Ah, pues yo te enseñare. Listo.

—¿De verdad?—me emocione.

De verdad me emocionó el hecho de que Ryan, me enseñará a conducir. Por más minimo que pareciera.

—De verdad.

La emoción me ganó, y salte sobre el llenándole el rostro de besos besos que se quedaron marcados en su rostro por el labial rojo que me había puesto.

—Oye, si te vas a poner así cada que te regale un auto entonces te regalaré uno todos los días—murmuró tomándome por la cintura.

Me aparte para verl, los ojos le brillaban al verme. El estómago me revoloteo al darme cuenta que esa sonrisa, y ese brillo que tenía en sus hermosos ojos grises era causado por mi.

—No será necesario que me regales nada—respondí, juntado mis labios a los suyos.

Su pequeña sonrisa, linda y tierna, se volvió a diferente. Algo pícara diría yo.

—Gracias por el auto—añadí para aligerar la tensión que se había formado.

Aun no me acostumbraba a sus sonrisas insinuantes.

Me separé de él.

Sabía exactamente lo que Ryan quería decirme con esas sonrisas sin que dijera una sola palabra.

—Entonces... ¿Cuando será mi primera lección?

—Puede ser ahora mismo si lo quieres.

—¡Genial!

Ambos nos subimos al auto. Primero me enseñó como encenderlo, y poco a poco me explico lo básico; los pedales, como encender las luces, las direccionales.

Diría que todo fue bien, pero no fue así.

De hechos, todo fue un fiasco. Terminamos peleando por que no comprendí como usar el acelerados, ni el otro freno. De hecho no entendí muy bien, absolutamente nada, y un cosa llevó a la otra, y así terminas gritandonos el uno al otro con desespero.

Literalmente me gritaba que hiciera algo, y lo hacía. Pero no era lo que quería que hiciera. Su error, fue haber hecho que sacara el auto a una avenida transitada.

Casi choco con otro auto.

Y por la prisa, me pasé un alto obligatorio. Afortunadamente no había ningún tránsito cerca, pero los otros conductores me tocaban el claxon con desespero, cosa que me hacia enfurecer y devolverles el gesto de la misma manera.




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