Primero que nada, no se ataquen jaja. Solo es una historia, después subiré la razón de porque hice las cosas así, por ahora este es el penúltimo capítulo. Ya ansío terminarla.
¡Qué miedo!
***
Ryan.
—No se que rayos le pasa—exprese con cierta frustración que he tenido desde hace semanas.
—Otra vez con tus problemas—dijo Demian frente a mi.
En ausencia de cierta mujer que no me responde las llamadas tuve que acudir al único que entendería mi situación. En las últimas semanas, ha escuchado cada queja, cada palabra que sale de mi boca respecto a mi situación con Allyson.
No se que le sucede, me evita cada que me ve, apenas me dirige la palabra. Cuando trato de acercarme a ella, me quita o se aleja. Durante la noche se levanta, sale de la habitación, y amanece en el sofá, o en su antigua alcoba. Creí que se debía al hecho de que extraña a si madre, sin embargo el otro día la vi platicando con Ramona como normalmente lo hace, en cuanto me vio llegar todo fue distinto.
Creo que mi presencia le molesta. Razón por la que he estado más tiempo en la oficina. Intenté hacer lo contrario, aun así discutía con Black, quise pasar más tiempo con ella.
El asunto cambió hace dos semanas, el día que Allyson pasó toda la tarde en el cementerio. Cuando salió del baño, quise arreglar el problema, y lo único que paso fue que ella se fue a dormir a la otra alcoba. Y todo eso se lo conté a Demian.
Creo que eso fue mi peor error.
—Solo quiero saber que fue lo que pasó.
—Lo que pasa, Ryan, es que necesitas relajarte un poco.
Negué. No quiero relajarme, quiero estar bien con Allyson.
—Lo único que quiero es saber como puedo arreglar este asunto.
—Amigo, estas demasiado estresado. Tantas cosas en la cabeza, la empresa, tu matrimonio, necesitas darte una pausa. Un tiempo para ti, divertirte un poco y olvidarte de tus problemas—insistió.
Desde que le dije que Allyson se comportaba rara conmigo me ha insistido en que vaya con el a un bar. No he aceptado simplemente por el hecho de que quiero arreglar las cosas con Allyson, la última semana me he quedado en la oficina después del horario normal tratando de entender qué fue lo que cambió.
—No, ahora no puedo pensar en eso.
—Ryan… ¿quieres que tu matrimonio vaya de maravilla?
—Quiero que las cosas estén bien entre nosotros—murmure.
—Mi amigo, te enseñaré mi secreto para tener un matrimonio estable, saludable, y duradero.
Segundo error. Haber escuchado a Demian. Creí que me daría uno de eso consejos matrimoniales para arreglar las cosas con Allyson. Idiota que fui. Demian me llevo a ese bar que había mencionado. Según sus palabras, solo iríamos a relajarnos y me contaría su secreto. Esperaba que fuese alguna estupidez de como esas de terapia de pareja, o algo así. De verdad, hubiera preferido ir de nuevo a un estúpido psicológico psiquiatra a lo que hizo.
En cuanto nos dieron una mesa, llamó a alguien por sobre mi hombro. No vi de quien se trataba, ni tampoco me importo. Ordenó una botella de tequila de la cual comencé a beber sin control. Demian apenas había dado un par de tragos cuando yo me termine la botella. En seguida, dos chicas en mini vestidos se acercan a nosotros, una de ellas se coloca sobre las piernas de Demian y la otra no deja de mirarme.
—Ryan, mi amigo, este es mi secreto para que mi matrimonio no colapse… como el tuyo—el soltó una carcajada.
Suelto un gran suspiro, observando la bebida en mi mano. No se cuantas llevo ya, deje de contar después de cinco.
Solo quiero que las cosas se arreglen entre Ally y yo, no se que le pasa, esta muy distante, hace semanas que no duerme conmigo y cuando lo hace amanece en otro lugar.
Ya le he preguntado que es lo que le sucede, pero solo responde que nada. Intento no presionarla, porque sé que tiene algo y no me quiere decir.
La chica a mi lado me cuenta no sé qué de su viaje a no se donde, ya he olvidado su nombre incluso. Ella se pega a mi lentamente, cree que no me he dado cuenta que toda la noche lleva haciendo lo mismo. Su mano esta en mi hombro, dejando suaves caricias que no se sienten igual que las de ella.
Extraño estar con ella, extraño qué me abrace, qué me sonría, qué me bese. Extraño que siempre, al final del día me pregunte que tal me fue para terminar abrazados en la cama riendo de mis desgracias, pero sobre todo extraño demasiado a mi esposa…
De la nada siento una mano en mi rostro y unos labios haciendo presión en los míos. De inmediato me aparto y ella queda confundida.
—¿Qué haces?
—Te besé, ¿no es obvio?
—Lo sé, pero ¿Por qué lo hiciste?
—Porque eres lindo, y me gustas ¿Yo a ti no?
Sacudo la cabeza en negación, es linda, lo admito. Pero nunca podrá superar la belleza de Allyson.
—Soy un hombre casado.
—Ese no es un problema—dicho esto volvió a juntar sus labios con los míos.
Tal vez fueron los tragos, tal vez fue otra cosa, pero esta vez no me aparte, sino que le seguí el beso. Un beso que no me supo a nada, pero aun así no la detuve,
¿Qué esperaba? ¿Qué mágicamente sus besos supieran a los de mi esposa?
Iluso…
Allyson.
Hoy es un día muy especial, me siento muy feliz conmigo misma y le daré una noticia a mi marido, la cual creo que lo hará súper feliz. He preparado su platillo favorito y organice una cena romántica para los dos.
Aunque al principio no estaba de acuerdo, con el paso de los días pude aclarar mi mente, y me convencí a mi misma que aunque no era tiempo para dar este paso, y aunque fue más premeditado de lo planeado, había tomado la decisión correcta. Sabía que a Ryan le encantaría la noticia, llevaba meses queriendo decírselo, no pude y hoy por fin será el gran día. Será un buen obsequio pre navidad. Aun faltan unas semanas, y había pensado decírselo en noche buena, solo que hoy desperté con una emoción diferente y he decidido hacerlo ahora.
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Editado: 22.07.2025