Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo III

Ryan.

—¡Tiene un hijo! ¿Puedes creerlo?—pregunto a Ferna—¡Un hijo!

—Lo sé, llevas una hora quejandote sobre eso—teclea en su portátil.

—¡¿Cómo es que no me lo dijo?!

—Tal vez porqué, uhm... ¿No tiene por qué darte explicaciones?—dice sin mirarme.

—Bueno, pero ¿Tú de qué lado estás?—me plantó frente a él con los brazos en jarras.

—De él de ella—responde con simpleza.

Ofendido, cierro el computador con toda la intención, ágil aparta las manos antes de que pueda siquiera tocarlas con este.

—Eres mi mejor amigo, mi segundo al mando, y mi persona de confianza deberías de esta de mi lado, no de el de esa... —aprieto los labios, conteniendome.

Ferna por fin me mira, alza do una ceja.

—¿Esa... qué?—hace un gesto para que continue.

—Mentirosa. Eso es lo que es, una metirosa.

Me maldigo por no poder siquiera insultarla.

—¿Mentirosa por no decirte que tiene un hijo de otro hombre?—indaga.

Odio que tenga razón.

Abre el portátil y continúa con lo que estaba haciendo.

Me voy a la cocina, Ramona cocino una deliciosa lasagña, entra y sirve dos platos; uno para Ferna y otro para mi.

Después de que Allyson huyera literalmente, llegué a casa y enseguida me pidió los detalles de todo, claro que omití el hecho de que tiene un hijo con un tipo que probablemente sea su esposo. Aunque ahora que lo pienso se encontraba sola en el hospital sin algún acompañante...

Pero eso no quiere decir nada.

La manera en que reaccionó me hizo dudar de muchas cosas. Cuando vi a los ojos a ese niño, algo dentro de mi se encendio. Quizás por el hecho de que alguna vez durante nuestro matrimonio le pedí tener un mini Ryan o mini Allyson... él solo pensar que cumplió mi sueño con otro hombre hace que me hierva la sangre.

Muchas veces se lo pedí y siempre se negó, me negó la posibilidad de formar una familia más allá de ella y yo.

Fernando chasquea los dedos frente a mi cara.

—¿Sigues pensado en lo mismo?

—¿Quieres que sea sincero?—doy un bocado de mi comida.

—Quiero matar el tema, es todo—se encoge de hombros.

—Pues aún tengo mucho que decir—escupo al hablar.

—No hables con la boca llena—me responde como si fuera mi madre.

—No soy un crío para que me regañes todo el tiempo—ruedo los ojos—, ni mi madre llega a tanto.

—Como sea, termina qué tenemos que ir a MicroServ.

—¿Tenemos que ir?

—Si, la señorita Jamie quiere que hagamos no se que antes de iniciar con la remodelación del edificio.

Genial.

Doblemente genial.

Si Allyson está presente será la excusa perfecta para verla. Dudo que no lo esté ya que es quien está prácticamente a cargo de mi.

Me fascina esa idea. Hoy si podré invitarla a comer como tenía planeado hace unos días y no podrá negase, la llevaré al que era su lugar favorito y recordaremos juntos toda nuestra historia.

—¿Que estas planeando?—acusa Ferna.

—¿Por qué insinúas que estoy planeando algo?

—Porque te conozco, Ryan. Haces esa cara que tienes ahora cuando estas planeando algo—que bien que me conoce—Y supongo que tiene que ver con Allyson, otra vez

—No se que de me hablas.

—Ryan, ¿No estarás planeando molestarla de nuevo?—alza una ceja.

—¿Yo? ¿Molestarla?—pongo mi cara de yo no he roto ni un plato.

—Sí, tú.—me vuelve a acusar.

—¿Como crees que yo haría eso?—abre la boca para responder pero no lo dejo—Anda Fer, tenemos que irnos o llegaremos tarde y la señorita Jamie se puede molestar—lo arrastro por el pasillo.

Sin protestar ambos nos fuimos al lugar donde aguarda por mí, mi querida futura de nuevo esposa. En donde nos espera solamente la señorita Jamie, mi decepción llega cuando pregunto por ella y anuncia que no estará presente en la pequeña junta que tendremos.

Da inicio y no presto atención por estar pensando en otra cosa.

O mejor dicho, en otra persona; cuya presencia es infalible para mí en estos momentos. Ferna se da cuenta que no estoy centrado y como siempre me salva la vida siendo él quien presta atención a todo. Se que me reñirá por esto pero no importa, estoy demasiado concentrado pensando en una mujer de lindos ojos y color de cabello.

Recuerdo cuando la conocí, creí que era de esas niñas de papi, que se creían inalcanzables solo por el hecho de tener dinero pero me equivoqué.

Y vaya que me equivoqué.

«La estirada de la hija de Gabriel ni siquiera me mira, está concentrada tecleando en su IPhone con funda de hello Kitty y de vez en cuando frunce el ceño.

Como me cae mal esa niña, es una presumida, niña se papi que cree tener a todo el mundo a sus pies. Josephine, su madre le insiste que deje el aparato, sin embargo no lo hace.

—Estoy habla con Kat por chat, mamá—protesta.

—Allyson, tenemos visitas, compórtate por favor—cualquiera pensaría que su madre habrá dicho eso de manera como cualquier otra persona lo diría entre dientes, pero no.

Lo ha dicho tan suave que me ha parecido extraño, Allyson obedece sin refutar y le entrega el móvil.

Josephine toma el aparato se pone de pie. 

—¿Por qué no le muestras el jardín a Ryan?—sugiere.

Ella se pone de pie yendo hacia el jardín trasero conmigo detrás. Abre un par de puertas blancas de cristal y salimos.

—El jardín—dice antes de ir directo a una de las mesas del jardín con sombrilla

—¿No me vas a dar un tour?—rueda los ojos antes de sentarse en una de las silla en dirección al jardín.

Imito la acción quedando frente a ella, que mira al jardín. 

—¿Por qué no nos conocíamos?—preguntó al ver que no dirá nada —Vamos al mismo instituto, lo lógico era que nos conociéramos ya.

No me junto con gente arrogante como tú—respondió con simpleza.

—¿Arrogante yo?—asintió—Si que estás muy equivocada.




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