Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo VI

Ryan.

Allyson es una mujer que ha pasado por mucho, la muerte de su madre la afectó tanto que, llegó a asistir a terapia. Por consiguiente lo hice también, más que nada porque la culpa de lo sucedido ese día no me dejaba vivir. El que ahora su abuela padezca de una enfermedad incurable debe ser muy duro para ella y su familia, sin embargo no se da por vencida.

Cada día, desde que la volví a ver admiro más a la mujer en que se ha convertido.

Ahora que he vuelto a saber de ella no pienso volver a perderla, siento que es una segunda oportunidad que el destino está brindándome y no importa cuanto tarde, no desaprovechare ningún segundo.

—Señor Williams—me llama John uno de los empleados que se encargan de la reconstrucción—la señorita Jamie me ha pedido que le entregue esto.

Ruedo los ojos.

Extiende la mano entregándome otro sobre, es el quinto esta semana y supongo que debe ser lo mismo que los primeros cuatro.

Le agradezco al chico, que antes de volver a sus labores me informa que Jamie me espera en su oficina. Ha estado insistente en realizar una cena conmigo y mi supuesta esposa, Allyson. Se para que, quiere confirmar si lo que he dicho el otro día es verdad, lo sea o no, no tenemos porque probar absolutamente nada, y aunque Allyson no haya regresado, Jamie sigue esperando a que lo haga.

Me ha dicho una infinidad de veces que le haga saber que aún conserva su empleo, se que solo lo hace por quedar bien conmigo sin embargo se que ella no regresará, y aunque no tendré esta excusa para verla así lo prefiero.

En el poco tiempo que llevo conviviendo con Jamie, me he dado cuenta que es una señora ambiciosa, que es capaz de todo por beneficios propios. No le importa lastima con tal de siempre conseguir lo que quiere y me recuerda un poco a mi padre.

Sacudo la cabeza, haciendo a un lado su recuerdo, el sobre con la invitación la guardo en el bolsillo interior del saco, y me acerco a mi mejor amigo, quien está junto a Josh revisando el material de construcción.

—¿Conseguiste lo que te pedí?—murmuro cerca de él.

—No siquiera se por que te sigo obedeciendo—protesta.

—Porque soy tu jefe, y tu mejor amigo—ataco—y porque te pago para eso.

Niega.

Josh le pide ayuda para mover unas maderas demasiado largas y pesadas hacia el otro extremo del lugar, me uno a ellos para no parecer una persona inservible que solo se la pasa dando vueltas por el lugar como si fuese el Jefe de todo esto.

Bueno... lo soy, pero no de esos malacarientos que se la viven buscando el más mínimo error para despedir a alguien.

Como mi padre.

Josh protesta per no logra que deje de ayudarles, y no me gusta que me vean más como jefe, sino como un líder o alguna de esas cosas.

—¿Y bien?—insisto a Ferna cuando deja el material en el suelo.

—¿Quieres que te lo diga aquí?—cuestiona enarcando una ceja.

—Vamos a comer—sentencio—yo te invito esta vez.

—Tu invitas siempre—ambos nos dirijamos hacia la salida.

Estaba punto de decir algo cuando una voz femenina invade el lugar, paralizando a todos los empleados.

—¡¿Donde está Ryan Williams?—aparece la señora Jamie.—Ah, ahí está Ryan.

Detengo el paso, Ferna reprime una risita deberas de mi.

—Jamie—asiento a modo de saludo.

—Le pedí a Julian que le diera mi recado, al parecer no lo ha hecho porque llevo esperándolo treinta minutos en mi oficina—masculla fulminado al pobre chico con la mirada

—Eh..., señora Jamie—se yergue ante el término—Josh si me dio su recado solo que se requería de ayuda por aquí y por eso no he asistido a su petición.

—Bien, ¿Puede hacerlo ahora entonces?—alza el mentón dando a entender que quien manda aquí es ella.

—En un momento sería posible, si no es molestia tengo algunos asuntos pendientes antes.

—Si es molestia, Ryan—se cruza de brazos—necesito hablar con usted de algo muy importante ahora mismo. Así que lo veo en mi oficina en cinco minutos—sentencia.

Se da la vuelta para salir por donde vino, pero se detiene un momento en la salida viendo a todos los empleados que se encuentran en silencio.

—¡¿A qué esperan?!—da dos palmadas que resuenan por todos lados—¡A trabajar que no se les paga para holgazanear!

Y se va inspirando a que la siga.

—Buena suerte—Ferna palmea mi hombro—la necesitarás.

Voy tras de ella entre los pasillos.

Cuando llego a su oficina ella está esperándome junto a la puerta que se encuentra abierta, tiene una expresión en el rostro que conozco demasiado bien, esa sonrisa que más de felicidad es de triunfo, la veía en mi padre cada que conseguía lo que quería. Lo que no entiendo es ¿por qué ella la tiene?

—Adelante—me indica cuando entro.

Cierra la puerta, ella cree que no me doy cuenta pero se que ha colocado el pestillo, el ruido la delata. Rodea su escritorio para sentarse en el, inclinándose de manera que deja ver su escote; con una seña me indica que haga lo mismo y así lo hago.

Precavido de cualquier movimiento de esta mujer.

—¿Que era eso tan importe?—pregunto ya que ella no dice ando nada.

Hace un ademán de acomodar su escritorio, para después cruzar los brazos en él y mirarme fijamente.

—Te he enviado cinco invitaciones para cenar con tu esposa e hijo, pero las has rechazado, ¿Puedo saber el por qué?

—Ya nos hablamos de tú—murmuro.

—Estamos solos acá, Ryan.—se encoge de hombros—no son necesarias las formalidades.

Mantiene su sonrisas , como si hubiese ganado un premio.

—Entonces, ¿Cual es la razón de que rechacen mi invitación?—indaga—Cinco veces, Ryan. Eso es una falta de respeto.

—No hay razón especial, señora Nicholas, simplemente no queremos—miento.

—Ryan, ¿que te dije sobre el formalismo?—entorna los ojos.—Como sea, no entiendo porque rechazar una invitación.

—¿Por que insiste tanto en que acepte?—pregunto serio.

—Allyson ha trabajado por años conmigo y jamás me enteré que estuviese casada, y menos contigo. Me encantaría poder compartir este momento juntos.




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