Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo XI

Allyson.

Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre, hace siete años que la arrebataron de mi lado, del lado de papá y que le quitaron la oportunidad a mi hijo de conocer a su abuela en vida.

El día está soleado, cada año en este día siempre lo está. Así es como mamá se hace presente, porque ella era esa luz que ilumina a nuestros días.

Aun recuerdo esa llamada que cambio mi vida para siempre, y es que no importa cuanto tiempo pase; una persona siempre necesitara de su madre, aún así este viejo. Siempre me harán falta sus cálidos abrazos que me daba siempre, cuando estaba triste, sus consejos cuando no sabía que hacer, sus regaños cuando me portaba mal.

Hoy entiendo que mamá siempre quiso lo mejor para mi, porque es lo que yo quiero para Jake, como madre quiero lo mejor para la felicidad y el bienestar de mi hijo.

Papá, Jake y yo estamos frente a el pedazo de piedra donde yace el nombre de mamá. Jake es el primero en colocar el pequeño ramo de tulipanes a un costado de su lápida. Papá es el segundo, con un ramo girasoles, aparta las orquídeas marchitadas qué hay a un lado y me acerco a colocar el que llevo en mis manos. Lirios blanco.

Cuándo era niña, teníamos la costumbre de que en cada uno de sus cumpleaños, cada día de las madres, cada navidad, año nuevo, primavera, cada San Valentín, papá y yo le regalabamos flores a mamá. Mi padre, por supuesto que lo hacía más seguido. La casa siempre olía a flores, y era algo que destacaba a mi madre, papá siempre escogía girasoles además de sus favoritas, mientras yo escogía lirios.

Jake se nos ha unido escogiendo los tulipanes, y ahora con el pesar agregamos dos nuevas fecha a la tradición.

Cada año, en su aniversario desde que ella se fue encontramos un ramo de orquídeas en su tumba. Llegue a creer que mi madre tuvo un amor secreto del cual jamás supo, pero el velador del cementerio nos contó que la persona que dejaba esas flores era un chico como de mi edad. Papá incluso creyó que pudo haber tenido otro hijo fuera del matrimonio pero no.

Nunca supimos con exactitud quien era, solo que cada año le traía flores a mi madre y se quedaba minutos aquí hasta irse.

—Te extraño mucho, mamá—musito.

Daría lo que fuese por verla una última vez, todo el dinero, todas las joyas incluso hasta mi vida pero se que eso no es posible.

Jake me abraza por la cintura, mientras papá aun sigue en cuclillas a un lado de ella, recorre con sus dedos cada letra de su nombre tallada en esa piedra.

Josephine Russo Evans.
[ 21 de abril de 1981 -  22 de abril de 2015 ]

Hija, madre y esposa.

"Tengo, madre mia, gran admiracion
por tu amor inmenso y gran devocion.
Eres la luz que guia mi inseguro pie.
Eres, madre mia, mi dulce inspiracion.
 

Hoy quiero decirte que soy muy feliz,

y que al cielo siempre voy a agradecer 
por quererme tanto y brindarme asi 
la madre mas bella, mas pura, mas fiel.

Tu amor tan sublime y tu ejemplo tambien
han sido refujio, aliento y sosten,
que afirman mi fe, mi confianza en Dios
al rugir los vientos con fiero vavien."

En mi mente leo un pedazo del poema que pedí que tallara allí, solía repetirselo a cada rato después de que me lo aprendiera en secundaria. Ella amaba qué lo recitara. 

Alejo aquel recuerdo que tengo de su último día con vida, me arrepiento de no haber echo hasta lo imposible por ir a verla en su cumpleaños. Por creer que estaría ahí al día siguiente. 

Siento unos brazos rodearme los hombros justo cuando la primera lagrima cae, me hes inevitable no pensar en que pude verla antes y no hice nada por hacerlo. 

Recuesto mi cabeza en su hombro, el ha sido mi apoyo durante estos casi seis años para todo desde que lo conocí. 

—Sacalo, cariño—me estrecha contra si dándole paso al llanto. 

—A ella le habría encantado conocerte—le digo entre sollozos. 

—Y a mi también me habría encantado conocerla—rodeo su torzo con mis brazos ocultando mi rostro en su cuello. 

Papá se pone de pie, toma el ramo que Cameron trajo y lo acomoda junto a los otros, también suelta un par de lagrimas antes de tomar a Jake y llevarlo hacia el auto. 

Mi abuela no está en la ciudad y lo agradezco, siempre que estamos es difícil de explicarle que mamá no está. Y es más difícil aún porque el día de ayer estaría cumpliendo años, su enfermedad de la memoria es cada vez peor y es otra cosa que también me duele, no poder ayudarla con ello. 

—¿Tu novia no se molesta por qué estas aquí conmigo?—inquiero una vez me separó de el. 

No quiero que tenga problemas en su relación por mi culpa, realmente se ve que ama mucho a esa chica, incluso más de lo que pudo llegar a sentir por mi en su momento, ya me siento bastante mal por lo que dije de ella el otro día como causarle problemas con ella 

—No tienes de que preocuparte, ella lo entiende.—limpia mi mejilla con su pulgar. 

—Lamento lo que dije el otro día—me disculpo—me altere un poquito, lo admito. 

—Entiendo que cuando se trata de Jake te pongas así, no es nada grave, no te preocupes. 

Respiro hondo tratando de no llorar de nuevo, pero me hes imposible no hacerlo. 

Me quedo un momento más frente a la tumba de mi madre. 

—Estaré afuera—Cameron se va dejándome a solas con ella.

—Todo sería más fácil si estuvieras aquí conmigo— me acerco a sentarme donde anteriormente se encontrába papá—, con nosotros. Te extraño más de lo que debería. Renuncie, o creo que me corrieron pero ya no trabajo para ella, lo único que me pesa es que Kay siga allí. 

Me trago el nudo que se instala en mi garganta. 




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