Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo XIII

Uy, uy, uy, ¡que hoy les trigo 
otro capítulo más!

***

Ryan.

—¡¿Qué es lo que te sucede?!—cierro la puerta una vez esta dentro.

—No se de que hablas.

Rodeo el escritorio para sentarme frente a la pantalla de computador. Pero no llego a completar la acción.

—¡Sabes muy bien muy bien de lo que hablo Ryan Jaseft Williams Edwards!

Me tenso al escuchar ese nombre «Jaseft» ese era su nombre...

Ella no sabe que hace mucho tiempo me entere sobre lo que oculta. Que se sobre esa maldita promesa que me condenó a vivir bajo el apellido de los Williams. Quisiera gritarselo a la cara para que deje de hacer sus malditos teatros y berrinches.

Pocas veces pierdo la paciencia, y esas pocas veces han sido con ella. Sophie tiene el poder de despertar en mi la ira, y de acabar con la poca cordura qué tengo.

—¡¿Como se te ocurre contratar a esa arribista en nuestra empresa?!—me ataca—¡Y no solo eso, sino que también permitirle que le hable de esa manera a tu madre, la mujer más importante de tu vida!

—No tengo porque darte explicaciones de lo que hago o no hago ¿entendiste? No se que demonios haces aquí o que malditas quieres de mi, pero te vas de mi casa ahora mismo.

—Pero hijo...

—No. Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión.

—Hijo mio, mi cielo, soy tu madre y no tienes porque correrme de esa forma.

—Vete antes de que diga algo de lo que me pueda arrepentir.

Sale de mi oficina hecha un mar de lágrimas.

—Oye, se que estas molesto pero es tu madre y no deberías tratarla de esa forma—entra Ferna.

—No la conoces—espeto.

—Vale, en eso tienes razón, pero sigue siendo tu madre.

—¿Viniste a sermonearme o a trabajar?

Se sienta frente a mi.

—En realidad sólo vine a decirte que Jamie esta paranoica porque no has vuelto a pisar la empresa.

—Ni lo voy a hacer.

—Afortunadamente no hemos tenido problemas y ya casi terminamos su piso, con lo demás tampoco hay inconveniente y ya solo falta que la instalación eléctrica qué fallo vuelva a ser instalada.

—Genial.

—También vine a decirte algo, a unas calles de aquí hay un terreno que ha sido comprado por un multimillonario que esta buscando un arquitecto que diseñe su nueva casa en ese lugar.

—No quiero nada que ver con eso—le confieso.

—Creí que te gustaba esta carrera.

—Es muy desgastante, prefiero que tu te encarges de manejar la empresa junto a Gween y solo tengan que rendirme cuentas.

—O sea que no vas hacer nada—sentencia.

—Si haré, revisaré que todo salga a la perfección—me pongo de pie y rodeo el escritorio.

—Si, por supuesto—dice sarcásticamente—. Me he dado cuenta que ya no trabajas desde casa como antes,—observa serio—ahora ya lo haces presencial y tengo la ligera sospecha de que solo vas a trabajar porque Allyson esta ahí.

—Hay algo de verdad allí.

—Si, como que estas perdiendo el tiempo solamente.

—Oh, que equivocado estas, amigo.

—¿Por qué?—se pone de pie alarmado cuando no contesto—¿Que tontería hiciste, Ryan?

—Besarla no es una tonteria.

—¡¿Qué?!

—Silencio—vuelvo a sentarlo por los hombros—. Ahora si me disculpas, debo ir a ver a ex esposa y futuro esposa—murmuro para que Sophie no me escuche.

—Quiero una invitación especial a la boda—bromea.

—La tendrás amigo, es más, serás mi padrino de bodas pero primero debo asegurarme que mi ex esposa se quiera casar conmigo de nuevo.

—Andale, ve a intentarlo.

—Lo haré.

Me despido de mi nana y me voy a mi trabajo, la mayoría de los empleados, incluso Stella, Doug, Gween y Charlie se han sorprendido de verme ahí en el último mes. Claro que el motivo por el cual voy tiene nombre y apellido, y unos ojos tan hermosos que es como un vivió querer estar viéndolos todo el día.

Cuando llego a mi oficina, antes de entrar Danna me informa que Allyson me esta esperando, una sonrisa se dibuja en mi rostro antes de agradecerle y entrar.

Ella está sentada, recargando todo el peso en el  respaldo de la silla, no me escucha cuando entro así que sigilosamente cierro la puerta con pestillo y me acerco por deatrás y muy lento a su oído.

—¿Vienes a que te de otro beso como el de ayer?—salta de inmediato de de la silla.

—Idiota, me asustaste—se lleva la mano al pecho.

—Pero no me insultes—me cruso de brazos—, ¿Qué razón es la que te trae a mi humilde aposento?

—Es una oficina—me corrige.

—Bueno, a mi oficina.

Duda un poco antes de acomodarse la manga del blazer blanco qué le qyesa demasiado bien.

—Ayer iba a decirte algo importante, pero llego tu madre y nos interrumpio—no me mira—Escucha, se que cometí muchos errores, también se que debi decirtelo desde un inicio, y no lo hice... porque estaba equivocada, lo admito que me equivoque, pero ahora quiero que sepas que todo de lo ocurrido en estos meses ha cambiado por completo la idea errónea que tenia sobre esto.

—No estoy comprendiendo.

—Que sepas que te quiere mucho, y yo también te quiero, lo admito, le he dado muchas vueltas al asunto en mi cabeza. Y es por eso que necesito decírtelo ya.

—Un segundo—le pido cuando suena el teléfono en mi escritorio.

—Señor, la señorita Stella quiere verlo, dice que es urgente.

—Estoy ocupado ahora, hazcelo saber.

—Como diga.

Cuelgo.

—Ahora si, puedes continuar.

Ni siquiera menciona alguna palabra cuando el teléfono vuelve a sonar.

—La señorita Stella insiste en verlo.

—Ahora no.

Cuelgo, sin embargo empiezan a aporrear la puerta. Maldita sea ¿Stella no puede esperar?

—Ryan, necesito hablar contigo, mostrarte algo de suma importancia por favor quita el maldito pestillo.

Lo hago, ella entra de inmediato con Gween detrás de ella son darme tiempo de reaccionar.




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