Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo XIV

Atención:
Este capítulo incluye contenido sensible
relacionado con temas de abuso, 
y maltrato. 
 


Allyson.

El oficio tira de las esposas un vez más lastimandome las muñecas, es inaceptable que hagan esto, ni siquiera me han dictado mis derechos como deberían hacerlo.

Me empuja dentro de la celda antes proceder a quitarme las esposas y liberarme. Siento un alivio ya qué me estaba lastimando demasio, me frotó el área afectada con mis manos; seguramente me quedarán marcas al rededor.

Cierran la reja y se va, dudo si caminar hasta el pedazo de piedra donde se encuentra una chica sentada en ella, da un poco de miedo, así que mejor opto por sentarme en el suelo abrazándome las piernas, evitando un posible problema. 

Espero no estar mucho tiempo aquí y que se aclare qué esto es un mal entendido, yo no tome absolutamente nada.

En lo único que puedo pensar es en Jake, jamás ha pasado una noche sin mi, o si mi padre. Siento que este es mi karma, qué es la manera en que la vida me esta castigado por las malas decisiones que he tomado a lo largo de mi vida.

Ni siquiera tengo noción de cuanto tiempo duro sentada en el suelo, solo recuesto mi cabeza en mis brazos dejando que el tiempo pase.

—Oye, güerita—habla la chica—, ¿no quieres sentarte? El suelo es más incómodo.

—No gracias.—contesto a penas con un susurro.

—Anda, tu trasero agradecerá lo acolchonado de las cobijas.

Dudosa me pongo de pie en su dirección, tomo asiento a su lado mientras que ella no despega la vista de mi y eso me pone un poco nerviosa.

—¿Tú por qué estás aquí?—indaga.

Sinceramente, socializar ahorita no es mi prioridad, pero no se por cuanto tiempo más estaré aquí, apenas siento que han pasado minutos pero lo cierto es que no se cuanto tiempo ha pasado.

—Me acusaron de robar un dinero.

Chista.

—¿Por qué o qué?

Se acomoda mejor en su lugar para verme mejor, no se porque pero le cuento todo lo que paso desde entre a la oficina de Ryan esta mañana, hasta que llegue a este lugar. No omito nada, incluso le cuento los lazos qué tenía y tengo con Ryan y que fue mi marido hace años, le cuento sobre Jake y sobre cómo estaba a punto de decirle que el era su padre cuando nos interrumpieron y pasó todo esto.

—¿Y la mustia esa sabe que tu jefe es tu ex?—niego.

—Nadie de la empresa sabe.

—Yo que tu les daría en la madre diciendoles que fuiste su esposa, y que además tienes un hijo de él.

—No lo había considerado—medio río—¿puedo preguntar la razón de que estés aquí?

—Uy, si te contara, güerita.

—Si no quieres...

—No tengo problema en eso—extiende sus piernas en el espacio entre ambas—Simple y sencillamente, asesine a mi padre.

Me quedo paralizada a te lo que ha dicho.

—¿A-ase...? —intento preguntar cuando m mente me juega mal y no se si escuche bien.

—Y no me arrepiento—me confirma que mis oídos escucharon bien—, era un hijo de puta, esa escoria no merecía seguir viviendo.

Tengo miedo de preguntar que fue lo que hizo como para que pensara de esa manera y la llevara a tomar esa decisión.

—Cuando era una niña pequeña el hijo de puta asesino a mi madre,—comienza a relatar cuando no digo nada.—la mató a golpes y estuvo a punto de matarme a mi también, a mi me llevaron a una casa hogar, debido a que mi  familia de parte de mamá viajaba mucho y no eran estables estuve algunos años allí hasta que por fin se establecieron en un solo lugar y me llevaron con ellos, me propusieron irnos de la ciudad a un lugar que no conociera, porque sabían que me buscaría, y lo hizo.

»Creía que con ellos estaría a salvo, y lo estube, pero me obligaron a hacer las tareas de la casa y cocinar, cosa que debía hacer ella, la esposa de mi tío. Durante años fui su esclava y la verdad prefería eso a volver con mi padre. Cuando cumplí la mayoría de edad decidí independizarme y buscar a la hermana de él, ella vivía fuera del país con sus tres hijos y no tenía ni idea que había sucedido, por lo que paso creí que el no podría salir del país, pero no se como diablos hizo y lo logro, fue a visitar a su hermana y... lastimó a mi prima más pequeña. Abuso de ella cuando tenía solo diez años, para cuando yo busque a mi tía, ya habían pasado seis años de eso.

No se que decir. Estoy impactada por todo lo que me esta contando.

—Su padre logro obtener una orden de alejamiento en cuanto se entero—continua—, y la hermana de mi padre nunca se entero de absolutamente nada. Hace unos meses me entere que logro salvarse de la sentencia que merecía, por la muerte de mamá y por lo que le hizo a mi prima.

—¿Cómo es que se libró?

—Dinero, güerita. Dinero. Compro al juez que llevaba su caso y logró deshacerse de la orden de restricción.

—Es un desgraciado—murmuro, porque sinceramente no se que decir. Estoy impactada con todo lo que ha vivido.

—Y aun falta mucho de la historia. Te dije que logro deshacerse de la orden, en cuanto obtuvo la oportunidad de entrar al país de nuevo volvió a lastimar a mi prima. Antes me busco, hasta que me encontró.

»Yo vivía en un pueblito muy lejos de aquí, al final de una colina donde solo había un par de casas y chozas, era la zona más apartada del las demás casas. Literal allí no había nada de comunicación, no había teléfonos, computadoras, WiFi, nada de tecnología. Solo una televisión vieja que aun funcionaba, era imposible que me encontrará, cambie mi nombre, mi apariencia, no me peso dejar mi vida porque no había nada que me impidiera empezar una nueva vida, sola, libre y vivir sin el peso del pasado... Hasta que me encontró, no se como diablos lo hizo, pero fue por mi y me golpeó hasta quedar inconsciente por abandonarlo.

Baja las piernas del asiento, y se acerca hasta mi.

—Lo único que recuerdo al despertar es que un chico de ese mismo pueblo me ayudo a escapar—sonrie con nostalgia y yo ya quiero llorar—, según lo que me contó, es que escucho mis gritos cuando iba llegando al lugar donde vivía y no dudo en ir a ayudarme. Habíamos salido un par de veces y ese día iba a buscarme para invitarme a cenar con su familia pero mi padre estaba allí—recarga su cabeza en la pared—cuando entro a la casa lo vio sobre mi y yo estaba medio consiente ya, tomo un floreo viejo que el mismo me había regalado y lo estrelló en la cabeza de mi padre. Me saco de ahí, inconsciente y me llevo a su casa, su madre curó mis heridas y cuando desperté ambos me llevaron a otro lugar aun más aislado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.