Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo XIX

Allyson.

Debes decirle, Allyson.

—Ya lo se, me lo has repetido unas quinientas veces—le reproche a mi abogado con mi bebe en brazos.

Hace algunos días que había dado a luz a un ser tan extraordinario, a mi pequeño. Aun no sabía que nombre ponerle, me gustaban muchos pero no me decidía por uno.

El médico me ha recomendado reposo absoluto dado a que el parto fue complicado, y no voy a negarlo, tuve miedo de perder a mi hijo.

Me duele todo el cuerpo. Cuando llegue al hospital inmediatamente me ingresaron a terapia intensiva, no entendía que sucedia, nadie me decía nada, no me dejaban ver a mi padre, estaba realmente asustada. De un momento a otro deje de sentir, no sentía a mi hijo, no sentia los dolores. Lo único que veía era enfermeros yendo y viniendo.

Pero luego todo estuvo bien, en cuanto escuche su llanto supe que todo estaría bien, una enfermera me acerco a mi bebé y en ese preciso instante mi vida comenzó a cobrar sentido.

—¿Entonces...?

—Se lo diré, ¿vale? Solo que ahora quiero disfrutar de este momento.—volvi la vista a mi hijo, era el ser más hermoso que podía existir en la fas de la tierra. 

Aun no sabía cuál era el color de sus ojos, o de su cabello. En este instante lo tiene color castaño pero conforme el tiempo sabre cual será su color definitivo. 

—Debes descansar—me dice en voz baja.

—Mañana.

—No puedes descansar hasta mañana, debes hacerlo hoy.

—Mañana iré a buscarlo—se queda en silencio cuando se da cuenta que me refiero—si él no quiere ser parte de su vida no insistiré más.

Asiente.

Siento un latigazo de dolor en la herida. Ni siquiera han pasado los cuarenta días que debo reposar y ya me he pardo de la cama.

En toda la noche no logro dormir, ya sea por el dolor o porque bebé se despierta a comer. La mañana me llega conmigo sentada en el sofa y mi hijo pegado a mi pecho, yo nunca pensé en ser madre, pero es lo más maravilloso que me ha pasado en la vida. Y se que también debo agradecerle a él.

Katy entra a la habitación, ella ha dormido en mi habitación y Cameron ha dormido en el cuarto de invitados estos días y junto a papá han estado pendiente de mi. Mi bebé termina de comer y me ajusto la blusa de inmediato.

—Deberías dormir un poco—dice mi mejor amiga antes de tomar a mi hijo y ponerlo a eructar con pequeñas palmadas en la espalda.

Le tomo la palabra y en seguida me quedo dormida. No es mucho lo que logro descansar pero si es suficiente. Para cuando despierto mi bebé está en su cuna dormido. Fijo la hora en el móvil, es la hora exacta para encontrar a mi ex esposo en casa... en su casa.

Coloco el monitor y voy con cuidado a mi habitación, me cambio de ropa a algo cómodo que pueda usar con la venda que cubre la herida en mi vientre.

Cuándo regreso mi amigo esta frente a la cuna de bebé.

—Debemos ir ahora—le digo tomando a mi niño en brazos.

—Creí que irías más tarde—se pone de pie.

—Ahora lo encontraré en su casa, luego ya no se.

—Vale—toma la pañalera de bebé, antes de llamar a Katy.

Ella se lleva a mi hijo mientras que Cameron me ayuda a bajar las escaleras.

Ya en el auto subo al asiento trasero, mientras que Cameron conduce a la dirección que le indico y Katy es su copiloto. En menos de treinta minutos estamos afuera de la que alguna vez fue mi hogar, el corazón se me encoje al ver la propiedad y recordar todo lo vivido allí.

Doy un respiro y con ayuda me mi amiga salgo del auto, nos acercamos a la puerta de entrada y cuando toca en timbre le pido que regrese al auto.

No se que vaya a suceder, y tengo miedo por eso. Espero a que Ryan aparezca por la puerta, pero cuando se abre no es él quien aparece, sino su madre.

—¿Qué haces tú aquí?—pregunta con su todo despectivo.

—Necesito ver a Ryan, es importante.

—¿Para que quieres ver a mi hijo?

Debo hablar con él de algo.

—Ya firmaron el divorcio, ustedes no tienen nada de que hablar.

—Vengo a mostrarle a su hijo—parece que por fin se da cuenta del bebé que llevo en brazos.—¿Puedes decirle que venga? Por favor.

Se ríe. ¿Por que malditamente se está riendo?

—Por favor, ese niño no es de mi hijo, quien sabe con cuanto hombre te has de ver metido y ahora como no sabrás quienes el padre quieres echarle la bendición a mi Ryan—me mira con desprecio, como lo ha hecho desde el día que me conoció—Por suerte no voy a permitir que eso suceda.

—Este niño es hijo de Ryan, y si usted no lo cree no me importa yo vine a hablar con él no con usted, así que por favor, dígale que venga.

Chista.

—Escuchame bien, él ya no te quiere, cualquier cosa que hagas para volver con él no va funcionar—trago el nudo que se forma en mi garganta—así que ve a echarle el milagrito a otro. Dejalo ser feliz con la mujer que ahora esta a su lado, y vete.

¿Tan pronto se olvido de mi?

—No hago esto para volver con él—me aguanto las ganas de llorar—solo quiero que él sepa que...

—No quiere saber absolutamente nada de ti, entiendelo.

—Al menos dígale que tiene un hijo—insisto—que él decida si quiere ser parte de su vida o no.

—Él está mejor sin ti, y lo estará mejor sin ambos.

Me duele lo que me dice.

—Y ya no regreses, que él no estará para recibirteuna chica aparece detrás de ella.

—¿Qué es lo que sucede?—pregunta cuando fija los ojos en mi.

—Nada, cielo. Ella ya se va.—ambas entran y cierran la puerta en mi rostro.

Con lágrimas en los ojos camino hacia el auto. ¿Cómo es posible que todo lo que vivimos juntos ya no signifique nada para el? ¿Todo lo que alguna vez me dijo fue mentira?




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