Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo XXV

Jamie.

Lucy fue de mis mejores amigas. Después de terminar el instituto, Josephine, Lucy y yo tomamos caminos diferentes. Josephine se casó con Gabriel, Lucy ya estaba esperando a un bebé, y planeando su vida con su pareja. Yo en cambio seguí con mis estudios y logre obtener mi titulo, aunque en mis años de universidad conocí al que ahora es mi esposo.

Años después de separarnos, volví a tener contacto con Lucy, un día coincidimos en el mismo restaurante. Ella iba acompañada de una chica castaña, su hijo tenía al menos tres o cuatro años de edad.

Luego de presentarnos a la chica y a mi, las tres nos sentamos en la misma mesa. Pero esa chica se notaba un tanto extraña, de inmediato me puse alerta, pero solo era la paranoia qué tenía yo, porque días antes me desafortunadamente me habían asaltado y robado mis pertenencias.

Durante la charla note que esa chica era muy déspota con Lucy, y con todo aquel que siquiera llegara a mirarla. Pero a Lucy parecía no importarle.

—¿Has contactado con Josephine?—le pregunté a Lucy.

—No he tenido cabeza para ello—me dijo—con todo lo ocurrido estos años no pensé en ella ni en ti, lo siento.

—No te disculpes, entiendo perfectamente.

Su futuro marido había desaparecido, y lo habían declarado como muerto hace unos años.

Ella comenzó a contarme a detalle lo sucedido.

—Lucy, necesito de tu ayuda—interrumpio a tu madre mientras nos poníamos al día de nuestras vidas.

A la chica parecía molestarle que Lucy estuviera hablando conmigo.

—Mi novio me propuso matrimonio y debo empezar a organizar mi boda.

—No creo estar de humor para organizar una boda. Se que lo de Jaseft fue hace años pero aún duele... —hizo el amago de querer llorar, pero lo disimulo de inmediato.

—Seguro podrás distraerte.

Esa chica no dejaba de despotricar todo el dinero y  los lujos que tenia. Era arrogante, y cada que Lucy trataba de contarme algo ella la interrumpía con alguna de sus incoherencias.

—Puedo sugerirte un buen organizador de bodas, lo contrate hace unos años para la mía y todo quedo excelente—incluso después que había sido grosera conmigo le ofrecí ayuda.

Pues entendí que Lucy aún no se sintiera lista para ese tipo de eventos.

—No, quiero que Lucy me ayude en todo—dijo firme, y en un todo demandante qué a Lucy no le quedo de otra más que acceder.

Después de esa tarde, Lucy y yo retomamos nuestra amistad. Iba a visitarla, y viceversa. Una tarde llegue a su casa sin avisarle, la puerta estaba abierta así que entre sin que se dieran cuenta.

Lo que escuche en el pasillo antes de llegar a la sala donde se encontraba parecía ser una discusión entre ambas. La chica le pedía que se olvidara de su marido y se enfocará en el presente, qué el no volvería jamás y que debía hacer su voluntad.

—¡Entiendelo, él no va a volver porque esta muerto!—grito—¡Muerto!

—¡Esta desaparecido!—contradijo Lucy—algo me dice que aún sigue con vida.

—¡Por supuesto que no!—ella intento acercarse a Lucy, pero retrocedió—Debes continuar tu vida entiéndelo.

—Yo no puedo hacerlo sin él.—se le quiebra la voz.

—Linda, yo estoy aquí para apoyarte, te ayudaré a sobrellevar la muerte de tu marido—la manera en que dijo aquello me pareció muy hipócrita de su parte—. Yo soy la única estaré a tu lado, porque hasta tu familia te ha dado la espalda.

Rodé los ojos ante su patético intento de consuelo, era obvio que ella no era para nada sincera. Pero Lucy parecía no notarlo, solo se dejó abrazar por ella.

Decidida entre a la sala. Ambas fijaron la vista en mi, la chica me vio de una manera muy extraña cuando explique que la puerta estaba abierta, se despidió de Lucy y se marchó.

—¿Puedo decirte algo sin que te molestes?

—¿Qué?

—Esa chica me parece que es muy hipócrita—Solo le exprese mi opinión—, no lo se, creo que solo piensa en ella y que esta contigo a la fuerza, como si estuviese obligada.

—Claro que no, vez cosas que no son. 

—Tal vez estoy exagerando, pero debía expresarte mi opinión.

—¡Pues tu opinión esta mal!—me respondió con dureza—Ella lo único que ha hecho es apoyarme todo este tiempo, ¡incluso más que mi familia!

—Estoy segura que tu familia también te apoya, solo que no lo ves.

Hace unos días había visto a su hermana en un centro comercial, ella me contó lo preocupada qué estában por Lucy, porque tenían meses sin verla.

—¡Tu no sabes nada!—se exaltó—, ellos piensan que me volví loca por querer encontrar a mi marido. Y estoy segura que tu también empiezas a cree eso—me acusó.

—Por supuesto que no.

En ese momento note algo inusual. El hijo de Lucy estaba dormido en unos de los sillones, y había una maleta junto a él, lo que me llevo a preguntarle:

—¿Vas a mudarte?

Lucy parecía confundida por la pregunta hasta que entendió de que hablaba.

—Voy a ir a Alemania—dijo decidida—buscaré a mi marido, ¡yo se que esta con vida!

—Me parece genial que quieras buscarlo, pero creo que debería dejar ese trabajo a las autoridades.

—¡Ellos no harán nada! Ya lo intente, lo único que responden es que no hay nada que hacer. 

—Creo que deberías enfocarte mejor en tu hijo. Puede ser peligroso que vayas con él a otro país, solos en un lugar que no conocen.

—Me iré a Alemania en unos días—repitió—, lo dejaré con mi madre, ella lo cuidara bien.

—¿Nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión?

—No.

—Bien, entonces no iras sola. Hablaré con mi esposo y viajaré contigo, te ayudaré con la busqueda de tu marido.

Pareció que le había dado un rayo de esperanza con mis palabras.

—Viajaré antes para tener todo listo, tengo algunos contactos que nos servirá de ayuda y en lo que tu viajas yo iré con cada uno de ellos para conseguir la mayor ayuda posible.

—Gracias, Jamie.—me abrazo por unos segundos— De verdad que muchas gracias.




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