Nunca pensé volver a tu lado

Capítulo XXIX

Ryan. 

Lo primero que hice esta mañana es poner las debidas denuncia contra Sophie, se reabriran los casos de Josephine y Lucy si es necesario, y también una investigación en contra de ella. Debe pagar por lo que hizo, y estoy dispuesto a todo con tal de que así sea.

También he iniciado el trámite para que me devuelvan mi nombre y cualquier poder qué tuvieron sobre mi. Para deslindarme de esa familia de una vez por todas.

—¡No puede terminar, no puede terminar asi!—empujo la silla con mas fuerza de la que debería.

—Calmate—Me pide Ferna—, enojado no podras pensar bien.

—¡¿Como quieres qué me calme?!—azoto los papeles que me Allyson—¡Maldita sea!

—Si yo fuera ella, y te viera besando a Gween hubiera hecho lo mismo.

—No ayudas—me quejo.

—Ryan, si de verdad la amas, demuéstraselo—sugiere algo que se supo ya hago—y no me refiero a que le des obsequios, flores o cenas.

—¿Entonces que hago?

—Por lo pronto, dale su espacio. Y si al final sigue con su decisión deber respetarla. Porque si de verdad la amas, deberías dejarla ir.

—¿Cuanto tengo que esperar para eso?

—El tiempo que sea necesario.

—Pues ojalá no sea mucho.

—Si, si, ahora ponte ese maldito traje, y ve a esa maldita entrevista.

La entrevista a la que no estaba enterado es hoy, igual que la sesión de fotos. No tengo ganas de nada, pero debo distraerme para no pensar en lo que ha pasado últimamente.

Gween entra a mi oficina. Sigo un poco molesto con ella por lo que hizo. Y analizando bien, Allyson tiene razón, yo le di motivos para que hiciera lo que hiciera. Empezando por pasar mucho tiempo con ella.

—Ya adapte todo para la entrevista—dice.

—Ok.

—Y también con ayuda de los chicos y del fotógrafo pusimos todo lo necesario para las fotos. 

No respondo.

—Ryan—me llama con tono frustrante—, ¿Cuantas veces más me tengo que disculpar? Tu frialdad me cala hasta los huesos.

—Puedes hacerlo mil veces si quieres, pero aún así no se resolvería nada.

El lío en el que me meti con Allyson no se va a solucionar con sus disculpas.

—¿Resolver qué?—indaga.

Como qué últimamente anda muy curiosita.

—¿Ya está todo listo?

Suspiró, resignada a que por mi parte no tendrá respuestas.

—Sí.

Hace el ademán de salir pero se detiene.

—Ah, Allyson presento su renuncia.

—¿Qué?

—Esta en mi oficina ahora mismo.

Salgo disparado hacia allá, no puede estar hablando en serio, lo que me dijo ayer no podía ser en serio.

—Hey, ¿Que te he dicho?—me detiene mi amigo antes de entrar—Respeta sus decisiones, no la fuerces a nada.

—No puede irse.

—Ryan...

—No solo es por mi—bajo la voz cuando Gween llega—, es por la empresa, ella tiene el derecho de estar aquí tanto como yo.

—¿De qué estas hablando?

—De que se merece más de lo que hasta ahora tiene.

—No te entiendo.

—Te lo explicare, pero ahora no puedo permitir que se vaya.

Entro a la oficina de Gween, Allyson ni siquiera se sorprendió de verme ahí, la incomodidad llega cuando Gween entra.

No se que carajos hace Stella aquí. Pero tampoco le presto atención.

—¿Renunciaste?

—Aquí esta la hoja—me la extiende sin mirarme a los ojos.

—No.

—Si ella quiere renunciar no puedes hacer nada—alega Stella, pero ni siquiera la escucho.

—Vamos a mi oficina a hablar sobre esto—le pido a Allyson—Por favor.

—No hay nada que hablar.

—Por favor.

—No puedes renunciar ahora, hay muchas cosas que hacer—por fin Gween dice algo coherente—, esta la entrevista, la sesión de fotos...

—Hagamos algo—me dirijo a Allyson—, si después de eso quieres irte, lo entenderé, pero no te vayas ahora. Te necesito. 

—Esta bien—accede.

—Bien, pongámonos a trabajar—exige Gween.

La siguiente hora restante me la pasó de aquí para allá antes de la dichosa entrevista. Las fotos se harian después pero por alguna cuestión las haremos antes de la entrevista, que se ha movido para poder concretar las fotos.

El chico encargado me posiciona frente al gran espacio blanco que han adaptado. Comienza a disparar los flashes pidiéndome que pose como un empresario.

—Muy bien... así... Perfecto.—murmura para si mismo.

Toma unas cuantas más antes de retirar la camara de su ojo.

—¿La chica que iba a posar contigo dónde esta?—cuestiona viendo las fotos.

—¡Aquí estoy!—llega la persona que menos quiero ver en este momento.

Lleva puesto el vestido azul del que me pidio opinión el otro dia, antes de que jodiera todo.

—Vale, ponte en un lado de él—hace lo que el chico le pide muy sonriente.

—Al final me decidí por el azul—intenta hablarme—creo que resalta mis ojos.

No, claro que no.

No digo nada, simplemente porque quiero que otra persona sea la que este a mi lado este momento. Pero lamentablemente no se puede en este instante.

El fotógrafo le pide que se acomode a mi lado, y yo trato de estar lo más alejado posible de ella. El chico maldice en voz baja revisando su cámara.

—Se terminó la batería ¿Alguien podría traeme mi cámara de repuesto?—pide amablemente— Joder, necesito un asistente.

—Yo tengo el asistente perfecto—la voz chillona y falsa de Stella me hace saber que no planea nada bueno—espera aquí un momento.

Se va hasta donde Allyson y la arrastra de vuelta al fotógrafo.

—Ella sera ser tu asistencia, para todo—recalca esa última palabra—y sin quejas.

El tipo ni le esta prestando atención, porque esta guardando la cámara sin batería.

—¿Yo?—pregunta Allyson incrédula.

—Sí.

—Stella—la llamo con todo de advertencia.

—De alguna manera tendrá que reponer todo el tiempo que no estuvo—se mete Gween.




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