Estoy preocupado por ti,
me escribes,
condescendiente.
Estoy preocupado por como gestionas tus emociones,
por la intensidad de tus palabras,
por la efusividad de tus lágrimas.
No comprendo
como consigues reconocerte
después de sentir tanto
y con qué rapidez
padeces del corazón,
Siempre estás triste
y no me reconozco en tu rostro,
no puedo luchar contra lo que llevas dentro
ni protegerte de ti misma.
Quiero cuidarte
pero me alejas.
Quiero salvarte
pero me atacas.
Y en el intento de sujetar
tus palabras de acero,
no puedo evitar que se me claven,
que me entristezcan,
que logren herirme hasta hacerme sangrar.
Y si sangro,
me haces sentir culpable
de tus sentimientos,
me obligas a reconocer
que te estoy abandonando
y que no soy sincero contigo.
Estoy preocupado por ti,
porque mientras me preguntas si hablo con ella,
lo hago,
con el único motivo
de matarte por fin.
Estoy preocupado por ti,
porque no sé cómo desprenderme de lo que siento,
no sé cómo lograr que tu voz ya no penetre
y que después de todo esto
sepas que ni hoy ni nunca estaré
y la certeza de mi sentencia
te haga sangrar también.