Después de escribir mi tesis sobre la ultraderecha española, me di cuenta de que soy una persona de extremos.
Nunca me he querido reconocer en los blancos ni en los negros; no soy ni la pureza ni la oscuridad. Envolverme en matices que me proporcionaran características diferentes a la del resto de mortales me hacía sentir especial. Pero me descubrí ante la pantalla del móvil presionando la tecla de "No molestar" cada vez que recibía un mensaje tuyo y mi personalidad se iba oscureciendo hasta lograr que ningún matiz gris pudiera penetrar en mi mente revuelta y en guerra. Te quiero y te odio, pero nunca a la vez, siempre recorriendo a toda prisa la línea que me dirige hacia uno de esos dos puntos. Quiero luchar contra eso, apartarte de mí, no engañarte con mis palabras bonitas ni herirte con mis puñales.
No lo he conseguido.
Hoy he entregado la tesis y te he dejado.