Nunca Regalo Diamantes

CAPITULO 1 EL

Camilo ingreso a la oficina de su padre como un trueno furioso.

_ ¡No puedo creer que hayas cerrado el trato sin consultarme ¡_ vocifero golpeando el escritorio con su puño derecho_Estuve meses haciendo tratativas, soportando charlas tediosas con esos chinos engreídos, comiendo sushi, aguantando a esas traductoras insulsas…y todo para nada. Tomaste la decisión que quisiste mientras yo me esforzaba como un idiota, con lo que odio el sushi. _ confeso desplomándose sobre el sillón.

El hombre sentado tras el escritorio lo observo en silencio. Era un padre orgulloso, aunque a veces, su hijo necesitaba que lo bajaran del altar en que el mismo se había puesto. Resultaba más que evidente que era todo un ganador, todo un Echeverría: locuaz, elegante, millonario, inteligente y un soltero empedernido. En la vida le había presentado una novia, solo conocía sus mujeres a través de las redes sociales: cosa de una semana o dos, después de eso parecía aburrirse y empezaba una nueva relación.

_Con ese carácter jamás de casaras_ le dijo el Sr Echeverría en un vano intento por calmar los ánimos.

_NUNCA_ afirmo categóricamente Camilo.

_Pero, muchacho, necesito un heredero, uno a quien dejarle todo lo que he construido y lo que tu abuelo y bisabuelo han forjado con su arduo trabajo. No se lo podemos regalar a los demás, es nuestro.

_Está el primo Peter o la prima Yesica. Cualquiera de los dos estarían más que dichosos por ocupar ese sillón.

_Camilo, algún día conocerás a una mujer de la cual te enamores, como yo lo hice. Tendrás alguien que te guie, que te aconseje, que valore tu esfuerzo y te ayude a rectificar en tus errores. Es la ley de la vida.

El hombre observo a su padre en silencio y estuvo a punto de retrucarle lo dicho, pero después de todo, lo había criado con cariño y le debía respeto y admiración. ¿De qué valía volver una y otra vez sobre el mismo punto? Él estaba cómodo así, sin obligaciones ni ataduras, sin deberle fidelidad a nadie. El no sería de esos hombres que llegan a una cita con un ramo de rosas y una botella de vino en la otra. Tampoco se comprometería con ninguna mujer y mucho menos regalarle un anillo de diamantes, de esos por los que ellas se vuelven locas para presumir entre sus amigas. Definitivamente, aquello no era lo suyo.

Cuando iba a una fiesta o reunión, todas se daban vuelta para mirarlo, no había una que murmurara a sus espaldas sobre lo alto, guapo o rico que era. TODAS lo admiraban y anhelaban estar en su cama porque NINGUNA se le resistía. Era un imán que atraía bellas damas, de cualquier edad y posición social y sus amigos lo sabían. Ellos estaban en relaciones estables: casados o comprometidos, muy felices con sus compañeras y deseaban que el alcanzase la estabilidad que tenían. Camilo se reía a carcajadas, casi burlándose, haciendo ademanes exagerados y destacando el hecho de que no se enamoraría ni se casaría porque eso era para corazones débiles y no para uno fuerte como el suyo.

_Papa_ finalmente dijo_No volvamos sobre el asunto. Lo que tú y mama tuvieron fue único, uno en un millón y la ruleta no cae dos veces en el mismo número tan fácilmente. Déjame así, con mis fiestas, mi departamento de soltero, mis amigos…después de todo no te he fallado. Estoy siempre al pie del cañón, a tu lado como debe ser, pero… ¡No me obligues a regresar con esos chinos y comer sushi!!!¡Por favor, viejo! ¿Piedad!

Ambos rieron a carcajadas.

_Después te explico por qué tome esa decisión, hijo. Por lo pronto, me gustaría que fueses a la reunión que organiza el Comité Ejecutivo este viernes. Debes llevar pareja, una mujer de pocas palabras, educada y refinada, que preferentemente nadie conozca porque saliste con las hijas de la mitad de los miembros o te “relacionaste” con la mayoría de sus esposas.

_Eso va a estar difícil_ confeso confundido a la vez que se frotaba la frente.

_Hoy es sábado. Te quedan unos días para encontrar a esa mujer…y que nos deje bien parados porque hay un negocio que no podemos perder, pero el Sr Omar Uzur, es un musulmán muy tradicional, que valora la familia, por lo que sería bueno demostrar compromiso y fidelidad.

_Entonces, papa, vas a tener que rezar por dos milagros. Primero, porque encuentre esa mujer y segundo, porque logre disimular mi fama de mujeriego.




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