Nunca Regalo Diamantes

CAPITULO 3 LA PROPUESTA

Rocío miro el celular indignada. Precisaba con urgencia ese dinero y haría cualquier cosa para conseguirlo. Si, lo que fuese necesario. No había escrúpulos que obstaculizaran su meta y cuando se proponía algo lo conseguía.

Sentada junto a la ventana en su diminuta oficina los autos atravesaban la avenida furiosos y así estaba su corazón, lleno de ira y resentimiento. El tiempo se agotaba y con él, sus posibilidades. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un leve golpeteo en la puerta.

_Ese es Ramiro_ se dijo suspirando profundamente. _Solo el parece un ratón mordiendo queso al tocar. ¡Adelante! _ exclamo.

El hombre ingreso lentamente esbozando una fingida sonrisa. No sería sencillo plantearle el problema y mucho menos que aceptara, pero Camilo era su mejor amigo y no perdía nada con intentarlo. Allí estaba ella, su empleada destacada, una mujer muy hábil con los números, sagaz e incorruptible, al menos eso pensaba. Lamentablemente su apariencia no coincidía con su inteligencia. Vestía de manera varonil, ocultando cada centímetro de su cuerpo. Nadie jamás le había conocido las pantorrillas. Le gustaban los colores oscuros y las prendas holgadas. Aquellos zapatos que llevaba parecían sacados de una funeraria: planos y cuidadosamente lustrados. Bajo el saco asomaba el cuello de una camisa blanca e impoluta. Nada de bijoutery, totalmente despojada de adornos y el cabello largo prolijamente atado formando una coleta traviesa. Ni soñar con ver algún vestigio de maquillaje detrás de esos enormes anteojos negros, sencillamente no era una mujer espectacular por su belleza, pero si por su cerebro.

Ramiro tamborileo los dedos sobre el escritorio nerviosamente mientras Rocío lo miraba con innegable impaciencia. ¿Cómo empezaría la conversación? ¿Cómo pedirle que saliera con Camilo? No, debía pegar la vuelta e irse. Ella no aceptaría, no era como las demás.

_Ay, Ramiro. Deje de hacer tanto alboroto y vaya al grano_exigio ella.

_Necesito un favor suyo. _soltó finalmente.

_Diga nomas y vemos si puedo complacerlo_ dijo de mala gana.

_Resulta que tengo un amigo, bueno…un gran amigo …que anda buscando una mujer…_ pudo balbucear sin ánimo de ofenderla.

_Bueno, hay muchas apps de citas. Seguramente va a hallar una de su agrado.

_La cosa es que hay ciertos requisitos que son un tanto complicados de suplir, más considerando que es para Camilo.

_ ¿Para Echeverría? _ pregunto sorprendida Si siempre se jacta de tener al mundo a sus pies. No puede ser nada difícil hallar una dama dispuesta y feliz a sucumbir bajo sus encantos_ agrego con sarcasmo.

Ramiro se dijo “trágame tierra y escúpeme en Miami”.

_Lo cierto es que no puede ser cualquier persona. Lo de él es algo importante.

_ ¿Y yo que tengo que ver? No tengo una agencia matrimonial ni amigas o hermanas disponibles para semejante dechado de virtudes. Lo suyo es sorprendente, Ramiro. Esta aquí, nervioso como padre primerizo intentando pedirme ¿Qué? _ de pronto Rocío se dio cuenta hacia donde giraban las intenciones de su jefe. Aquello era inconcebible_ ¿No creerá usted que él y yo…? NOOOO! Míreme, no soy su tipo. Además, es el hombre más insufrible que he conocido: superficial, egocéntrico, fanfarrón, hueco, mujeriego y mentiroso.

_Precisamente, como ya lo conoce no le estaría vendiendo un buzón ni nada por el estilo. Es un favor, nada más. Se lo pagaría, por supuesto.

_ ¿Y que se supone que debería hacer?

Ramiro creyó caer de un precipicio ¿Acaso está considerando la oferta?

_Bueno, hay que ir a una reunión de altos ejecutivos, comer bien, conversar, fingir que son una pareja seria ante un cliente muy importante y nada mas_ dijo finalmente aguardando su respuesta expectante.

_ ¿Solo eso?

_Si…eso solamente. No es fácil que alguien desconocido en nuestro círculo social lo acompañe porque el idiota…

_No me diga más, salió con cuanta dama se le cruzo en el camino.

_El tema es que…bueno…deberíamos hacer algo con su aspecto, sin ofenderla, por supuesto.

_ ¿Que tengo de malo? _ inquirió mirándose la ropa. _ Estoy limpita.

Ramiro esbozo una sonrisa de alivio para confesar:

_Algo más al estilo de Camilo Echeverría. Quizás un vestido, tacones, algo de maquillaje…_sugirió tímidamente.

_No se preocupe. Después de todo, bajo este atuendo se escode una persona del género femenino. ¿De cuánto estaríamos hablando entonces?




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