Nunca Regalo Diamantes

CAPITULO 4 ESO NO VA A FUNCIONAR

Rocío se sintió aliviada al saber que conseguiría parte del dinero que necesitaba. Estaba dispuesta a todo con tal de cumplir con el objetivo trazado, incluso soportar a ese hombre odioso por una noche.

Camilo era conocido por sus habilidades como orador: podía vender arena a cualquier habitante del desierto. Tenía la extraña capacidad de enredar a sus clientes a tal punto que estos creían estarle haciendo un favor, cuando en realidad estaban realizando un negocio desventajoso. No poseía una belleza extraordinaria, nada de eso. Sin embargo, sus ojos oscuros, rasgados y enormes, escondían una inusual profundidad, logrando que cualquier dama se ahogara en ellos. Le gustaba llevar el cabello un tanto largo, como las negras crines de un potro salvaje pero su sonrisa, eso sí que era cosa de otro planeta y la utilizaba como su arma secreta. Sabía que no caería en sus encantos, ni en los de el ni en los de ningún otro extraño. Eso resultaba indiscutible para ella. Ya bastante había sufrido en la vida como para enredarse en amores inútiles.

Ramiro se retiró de su oficina completamente aturdido. No hubiera imaginado jamás en su vida que Rocío aceptase su ofrecimiento a cambio de dinero. Hubiera apostado su vida en ello y hubiera perdido. Después de todo, Camilo tenía razón: todos tenemos un precio.

_Ya tengo la indicada para ti_le dijo por video llamada a su amigo.

_ ¿Y quién es la afortunada? _quiso saber intrigado_ ¿Cómo es? ¿Esta buena?

_Mira que eres superficial. Querías alguien inteligente y lo es, culta, también lo es, recatada y virtuosa: eso es indiscutible.

_ ¿Y el resto?

_Anónima dentro de tu círculo social: obviamente si_ confeso Ramiro.

_ ¿Y físicamente? No me vas a traer un esperpento porque dañarías mi imagen, amigo.

_Bueno…tanto así no, por supuesto. Es un tanto sencilla, modesta diría. Pero en lo demás, es perfecta.

_Ya me estas asustando, Ramiro. Te pedí que me sacaras de un aprieto, pero no que me condenaras al ridículo o sacaras a una monja de un convento.

_Y hay que pagarle…_ agrego tímidamente el futuro padre.

_ ¡Encima hay que darle guita! ¿Cuánto?

_Cinco mil…

_ ¿Pesos? _ interrogo sorprendido.

_NOOO …dólares, amigo.

_Espero que valga la pena. No lo digo por el dinero, porque eso va y viene, sino que no me deje mal plantado con papa. Eso no me lo perdonaría nunca.

_Quédate tranquilo que se sabe comportar, conoce de negocios y de la vida. Es una mujer con la cual se puede conversar cómoda y profundamente. Esos eran tus requisitos y los suple con exceso. En cuanto al dinero, creo que solo por eso lo hace, porque no puede verte ni en figurita.

Camilo dedujo entonces que se conocían ¿Quién sería esa desconocida?

_ ¿Es alguien de tu oficina?

Ramiro permaneció en silencio

-_ ¡SIIII! Es alguien de ahí… ¿Cómo se llama?

Los segundos transcurrieron mudos y serenos. Camilo comenzaba a sentirse nervioso.

_Amigo, si no hablas, pensare que me estas entregando un monstruo. ¿De quién estamos hablando?

_Antes de decir nada, recuerda que fue un favor el que me pediste. No soy mago para sacar un conejo de una galera, mucho menos una mujer que no haya caído en tus redes. _ agrego Ramiro excusándose inútilmente.

_Definitivamente me conoce… ¿Quién será? _ murmuro intrigado.

Entonces, de pronto, una imagen se le vino a la mente. La peor de todas, aquella que le hablaba con desprecio, la mujer de hielo, la que no sale con hombres excepto en esta ocasión. No, aquello no podía ser. Camilo no le hubiera solicitado semejante favor a ELLA, justamente a esa. Era un error, si, definitivamente lo era. En caso afirmativo, tenía que aceptarla porque tampoco era cosa de andar divulgando por ahí que Camilo Echeverría le pagaba a mujeres por compañía. No, no se atrevería… ¿O sí?

Instintivamente, grito desesperado:

_ ¿No le habrás pedido a Rocío que sea mi citaaaaa???

Ramiro trago saliva, aguardo unos instantes, reunió coraje y dijo finalmente:

_Si, amigo. Es ELLA.




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