Una ola de murmullos femeninos comenzó a crecer entre las empleadas del piso. Eso solo quería decir una cosa: Camilo Echeverría estaba allí.
Rocío contuvo la compostura y continúo conversando con su cliente. Aquel sujeto no la distraería de sus ocupaciones habituales por más dinero que estuviese dispuesto a pagar.
_Sr López, quédese tranquilo que se encuentra al día con sus aportes. Debe ser un error de sistema que ya mismo elevare al sector de reclamos. Ante cualquier duda, insisto, cualquier inconveniente, usted me llama y vemos que sucede.
Escucho un pequeño golpecito en el marco de la puerta y la cabeza de Camilo se asomó sonriente.
_Espere unos momentos, señor. _dijo Rocío sin siquiera mirarlo. Ese individuo era realmente repelente.
Camilo volvió a golpear. Sin lugar a dudas, no sabía que se trataba de él.
_Sr Echeverría, deme cinco minutos y charlamos. Gracias
Camilo no lograba concebir la desfachatez de aquel ser humano llamado mujer. Al cabo de quince larguísimos minutos, el Sr López dejo el despacho muy satisfecho.
_Ahora pase, Camilo_ vocifero Rocío mientras terminaba de firmar unos documentos_Cierre la puerta, por favor.
El hombre hizo lo solicitado y se sentó en silencio. Aguzo los sentidos con detenimiento. Llevaba el cabello prolijamente recogido y entre los botones de la camisa negra, unas curvas sinuosas se insinuaban sensualmente. Ramiro sacudió sus pensamientos obscenos y continuo mirándola. Sus manos eran grandes y las largas uñas conservaban su naturalidad desprovistas de esmalte y de cualquier vestigio de vanidad. Observándola con esmero, tenía un cuerpo de proporciones más que generosas en los lugares indicados para la admiración masculina y para la suya, esbozando una sonrisa maliciosa. Pensamientos impuros bailoteaban en su cabeza.
_ ¿Se puede saber que le causa tanta gracia? _ demando ella intrigada.
_Algo que usted nunca comprendería. Vamos al grano: negocios.
El clima cambio instantáneamente y él estuvo al mando de la situación por unos instantes, o al menos creyó estarlo.
_Usted dígame que necesita de mi para esa noche y veré hasta donde puedo cumplimentar esos requisitos_dijo Rocío con evidente seguridad. Jamás permitiría que ese hombre se tomara más atribuciones de las que le correspondían, por mucho dinero que estuviese dispuesto a abonar.
_A simple vista puedo advertir que el vestido que elegí le quedara de perlas_murmuro echándole un ojo al escote de la camisa, donde un botón travieso se escapaba de su correspondiente ojal. Rocío ni siquiera se inmuto, porque hacerlo indicaría desventaja, de modo que conservo la compostura, aunque sus dedos intentaran cerrar el escote.
_Me pondré lo que yo considere pertinente, pero, despreocúpese, tengo buen gusto y no lo dejare mal parado, por más que aspecto habitual de indicios de lo contrario. Usare maquillaje, un vestido, tacones, todo el armamento femenino. ¿Hay algún tema en especial sobre el cual deberíamos conversar con el cliente de su padre?
_Eso me corresponde a mi_ afirmo Camilo tajantemente.
_Mire, no soy un adornito de cristal de esos que se colocan en un estante para su admiración. Eso conmigo no va. Si lo acompaño, hablare, nadie me detendrá, de modo que es mejor que sepa su postura para evitar choques innecesarios.
_Me gusta su determinación…respecto al pago…
_Páseme su teléfono, Sr Echeverría_ ordeno la mujer son seriedad. Él se lo entrego con recelo para que ella digitara con velocidad sus datos personales.-Este es mi número de teléfono para que me indique el horario del evento y mi cuenta, para que transfiera lo convenido.
_Espero que no me defraude_ musito el _No suelo pagar por compañía.
_Usted tendrá por lo que deposite, quede tranquilo: una mujer desconocida en su ambiente, elegante, inteligente y locuaz. No se pase de la raya porque aun estando en público puede comerse un cachetazo.
_Yo pago_ afirmo enojado poniéndose de pies.
_Usted no me compra_ sostuvo Rocío_ Es un hombre necesitado de compañía femenina para una fiesta y eso tendrá, nada más.
_Y usted se vende por dinero. De otra forma ningún hombre aceptaría su compañia_agrego el ofendido en su orgullo.
_Es la única manera en que lo asistiría. Nunca en la vida me relacionaría con un hombre tan superficial y mujeriego como usted.
_Está visto que somos polos opuestos, señorita. Maldita la hora en que salió este bendito negocio_ confeso Camilo poniéndose de pie_Le aviso donde y cuando.
_Esperare su mensaje.
Camilo se retiró dando un sonoro portazo. Aquella mujer era realmente exasperante. Rocío se preguntaba por qué estaba en medio de semejante situación, aunque la respuesta solo ella la sabia. Esa fiesta estaba destinada a ser un desastre.