Yesica Echeverría era una mujer de pocas palabras al momento de actuar, pragmática, instintiva y de un carácter fuerte, similar al de su primo. Cuando Camilo entro al canal, las muchachas suspiraban al verlo, pero el continuo su marcha sin mirarlas. En otra ocasión, hubiera aprovechado para conseguir algún número de teléfono o una cita, pero esta vez tenía un objetivo urgente: conocer a la Bestia. De nada valía perder el tiempo en satisfacer sus placeres más instintivos, ya habría un momento para eso, por supuesto.
Yesica se encontraba revisando su Tablet antes de entrar al aire. Era una conocida periodística galardonada con numerosos premios nacionales e internacionales. Había sido corresponsal de guerra y se había infiltrado en algunas bandas peligrosas, cosa que le ponía los nervios de punta a su padre, quien no lograba comprender el espíritu kamikaze de su hija. Faltaban unos cuarenta minutos aun, por lo que al ver a su primo se puso de pie para correr a su encuentro y abrazarlo.
_ ¿Qué haces por este lugar, Camilo? ¿Buscando a alguna de mis productoras? Creo que ya las conoces a todas. _señaló regalándole su mejor sonrisa. Sentía un cariño especial son su primo, hasta podría decir que se identificaban mutuamente. Eran espíritus libres, sin dueño ni limites que alcanzar.
_No a aquella de anteojos rojos_ le murmuro al oído logrando que Yesica se riera sonoramente.
_Siempre tan descarado. Ven, vamos a mi camarín_ tomo su Tablet de la mesa y se encerraron para evitar que cualquier chismoso averiguase algo de su vida. Ya bastante escándalo había padecido ella a causa de su hermano menor como para agregarle uno más a su frondoso legajo.
Camilo se sentó en el sofá y fue directo al grano.
_Es imperioso que sepa algo de Pedro del Valle. _la curiosidad o la rabia podían más que sus modales.
_ ¿El dueño del canal? _ le inquirió sorprendida_ Todo el mundo lo conoce, no sé por qué te interesa justamente Pedro.
_Si, ese imbécil precisamente- respondió furioso.
Ella intuyo que había algo personal en aquella pregunta por lo que se acomodó a su lado, le tomo la mano e indagó con un tono conciliador:
_ ¿Tienes algún problema con Pedro, querido?
_Necesito saber que paso hace unos cuantos años cuando fue acusado de abuso.
_Bueno…fue un caso que sacudió a los medios de ese entonces. La chica presento la denuncia, pero después quedo todo en la nada. Fue a juicio, pero salió sobreseído. Un hombre con semejante poder resultaba intocable entonces y hoy también, por supuesto. Sabe vida y obra de artistas y políticos. Su propio suegro en ese entonces era juez de la Corte Suprema, con eso te digo todo. Si Pedro quiere algo lo consigue porque basta con decir que va a ventilar uno que otro secreto para que más de uno tiemble. El escandalo muchas veces es más temido que cualquier otro castigo, primo.
_Me imagino, pero… ¿Qué sabes de el verdaderamente, Yesica?
_Se comenta por ahí que no fue la única vez, que tiene costumbres un tanto peculiares y que le gusta la carne fresca, no sé si me explico.
_Claro, lo comprendo al dedillo. Hombre con dinero, contactos, secretos, poder…que puede hacer una jovencita contra aquello_ musito decepcionado.
_ ¿A qué viene todo esto después de tantos años, Camilo? No eres una persona que se preocupe por los demás, sin embargo, estas haciendo que me cuestione que hay detrás de este interrogatorio. Solemos hablar de trivialidades, chismes, mujeres, hombres, nada importante. Esta vez, tu mirada es diferente, no consigo descifrarlo. Veo cambios en ti, primo. ¿Qué es lo que está sucediéndote? ¿Es alguna mujer quizás?
Camilo dejo escapar un fuerte suspiro, miro hacia ambos lados buscando en vano alguna respuesta, se llevó el cabello hacia atrás con las manos para finalmente confesar:
_Yesica, ni yo mismo comprendo que me está pasando. Te lo juro.