Nunca Regalo Diamantes

CAPITULO 12 DESLUMBRANTE

Camilo hubiese deseado pasar a buscar a Rocío por la puerta de su casa, pero un par de complicaciones lo obligaban a llegar tarde a la fiesta. Ella, por su parte, se sintió aliviado. Ya bastante compleja era la situación entre ambos como para sugerir que aquello era una velada romántica. Madame Louise la vistió con una de sus mejores prendas y todo un equipo de peinadores y maquillistas pusieron manos a la obra. Marcel, la mano derecha de la diseñadora, fue el chofer en esta ocasión. Conversaron durante todo el trayecto de manera animada. Rocío pensó que, quizás su homosexualidad, le daba la confianza necesaria para explayarse en la charla dado que no esperaría ningún tipo de insinuación sexual. Los hombres no la intimidaban, sino sus gestos excesivamente aduladores además, odiaba la falsa modestia tanto como el continuo acoso masculino.

Llego completamente feliz al Hotel Internacional, dejando pasmados a todos los hombres que la veían, aun a aquellos que contaban con compañía femenina. Se preguntaban quién era aquel ángel que caminaba solitariamente sobre la alfombra roja.

El salón ya estaba repleto de grandes magnates empresariales, así como de mujeres extravagantemente ataviadas. Ella prefería la elegancia y sencillez. No necesitaba ser el centro de atención, pero su altura y su voluptuosidad no pasaban desapercibidas. Ramiro fue el primero en verla y acercarse.

_Estas espléndida, Rocío_ le dijo al oído.

_ ¿Y tu esposa? _pregunto ella buscándola entre la multitud.

_En casa de sus padres. No deseaba que estuviese sola. Se siente pesada e incómoda …y los negocios la aburren. ¿Dónde está Camilo?

_Me dijo que se retrasaría así que yo vine primero.

_ ¿Deseas algo de tomar?

_Un jugo está bien, gracias.

_ ¿Nada de alcohol?

_Nop. Debo estar atenta, sobre todo con tu amigo.

_Me sorprendió que aceptaras esta propuesta. Hubiera apostado que no lo harías.

__De no haber dinero de por medio jamás hubiese aceptado esta cita. No te sorprendas, ramiro. Las mujeres solemos tener este tipo de salidas. Nada de romance, cien por ciento negocios

_Déjame presentarte a los hombres en cuestión, entonces.

Avanzaron entre la muchedumbre lentamente. El padre de Camilo se hallaba conversando amenamente con un hombre moreno elegantemente ataviado.

_Perdonen la interrupción, les presento a la acompañante de Camilo Echeverría. Con ustedes la señorita Rocío Saavedra.

_Vaya, que agradable sorpresa. _ exclamo el Sr Echeverria_Un placer_ y beso la mano de la dama.

_He escuchado mucho de usted_ afirmo Rocío regalando su mejor sonrisa. _Lamento que su hijo no haya llegado todavía. Seguramente está cerrando alguna operación de último momento.

_Eso tengo entendido_ murmuro el hombre conociendo la reputación de su hijo_Este es el sr Omar Uzur, un buen amigo mío proveniente de Turquía

_Encantada, sr Uzur. "Tanıştığıma memnun oldum".

_ ¡Vaya, el gusto es mío, señorita Saavedra! ¿Usted habla mi lengua?

_Un poco. Los idiomas me fascinan por lo que suelo aprender ciertos modismos por una cuestión de respeto, obviamente, y autosuficiencia.

_A mi esposa le va a encantar. Deme un segundo y ya la voy a buscar.

_Sera un placer. "Bekliyorum"_ agrego Rocío con su poco natural simpatía.

El sr Uzur se retiró rápidamente y el sr Echeverría aprovecho el momento a solas para comentarle:

_Le agradezco su presencia, señorita. No tiene el aspecto de ser una de las ocasionales acompañantes de mi hijo, sin ofenderla, por supuesto.

_No, no se preocupe, eso ya lo sé. Su amigo y jefe mío, Ramiro, me solicito que viniese. La verdad es que no soy asidua a este tipo de fiestas, pero me lo pidió como un favor personal. De modo que aquí estoy.

Camilo ingreso al salón principal casi corriendo. El asunto urgente con la sra Rodríguez le llevo más tiempo del planeado. Esa mujer solía aparecer en los momentos más inapropiados, pero no era cosa de caballeros negarse, de modo que tuvieron un fugaz encuentro en su oficina.

La multitud pululaba curiosa. Todavía no había iniciado la cena, por lo que tampoco era demasiado tarde. Vio a su padre conversando con una mujer y quedo absolutamente deslumbrado. Lucía un vestido largo azul ceñido al cuerpo, sin ostentaciones, que dejaba lucir sus generosas caderas y una inquieta cabellera ondulada.

_Hola, hijo_ exclamo su padre. Acto seguido, Rocío se dio la vuelta para exhibir su natural belleza.

Fue un cachetazo a su hombría. Sintió que el suelo temblaba y su corazón latía con fuerza, resonando en sus oídos. Aquella mujer no mostraba demasiada piel, pero la insinuaba con tal elegancia que deslumbraba a todos. Necesito en ese momento poseerla, no era simplemente un deseo, era una urgencia. Entonces ella, se acercó , le dio un suave beso en la mejilla dejando un dulce aroma en el aire y musito:

_Te estaba esperando con ansias, Camilo.




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