El cielo estrellado era un espectáculo digno de ver. La pareja permaneció unos minutos observando la bóveda celeste absortos en sus pensamientos, apaciguando las aguas y tratando de olvidar lo acontecido durante el baile. Camilo le ofreció su brazo a Rocío y ella, acepto regalándole una mirada de esas que lo hacían estremecer. Así, la guio hacia el interior del salón. Presto atención a su alrededor y, extrañamente, no logro divisar a la Bestia, seguramente ya se había retirado.
_Parece que se fue_ le susurro al oído_Puedes estar tranquila.
Ella se limitó a sonreír y Camilo sintió que su corazón se aceleraba, como si hubiese corrido una maratón completa. Pensar que días atrás había apostado dinero por ella, por conquistarla y hacerla suya y ahora, lo único que deseaba era protegerla de todo y de todos.
“Algo definitivamente está mal conmigo” se dijo “Voy a tener que visitar al doctor Rodríguez. Esto no puede estar pasándome justamente a mí. Soy Camilo Echeverría, nunca me pudo ninguna mujer y sin embargo…” y se tomó unos instantes para mirarla. Rocío caminaba como una leona, moviendo suavemente sus caderas dejando atónitos a todos los hombres. Tenía una sensualidad natural. Era sexy sin intención de serlo y eso, resultaba extremadamente peligroso. Aquello le basto para darse cuenta de que sufría de una extraña enfermedad desconocida, una que atacaba el alma, la mente y el corazón.” Tengo que arrancarla de mis pensamientos” pensó “Hay una apuesta en juego y yo siempre gano”.
Tomaron asiento mientras los hombres sentados a la mesa discutían sobre las ultimas políticas económicas y como afectaban al sector inmobiliario.
_Creímos que querían estar a solas_ sugirió el señor Uzur_ Se los veía muy bien juntos bailando en la pista.
_Necesitaba un poco de aire fresco_ admitió Rocío_ y Camilo sugirió que saliéramos a la terraza.
_Estas reuniones suelen ser un tanto tediosas_ agrego el hombre.
_No soy fanática de las multitudes, señor Uzur. Prefiero las cosas simples y no este vestido apretado o estos tacones de los mil demonios.
Todos permanecieron en silencio ante la osada confesión de Rocío y terminaron riendo a mas no poder.
_La comprendo perfectamente, querida_ dijo la señora Uzur_ Yo tampoco estoy muy cómoda, pero para estas ocasiones hay que estar esplendidas. Belleza antes que comodidad, aunque este bendito corset me esté dejando sin aire.
_Por supuesto, pero, debo serle completamente sincera, no sabe lo que daría por un par de zapatillas y unos jeans. "Allah nasip eder"
_Querido, ¿Por qué no invitamos a los chicos al rancho que tenemos en punta del Este? Se los ve muy monos y divertidos. Ustedes hablan de negocios y nosotras aprovechamos para tomar sol o salir de compras. No quisiera pasar los días sola mientras ustedes hacen tratos y más tratos. Ustedes hacen dinero y nosotras lo gastamos. El rancho es espléndido. Tenemos unos caballos majestuosos para cabalgar por la playa. Los atardeceres son sublimes y hay un silencio simplemente maravilloso, ideal para recargar el espíritu y olvidar todos los problemas. Además, es un lugar muy romántico que ustedes dos sabrán apreciar. Son una hermosa pareja.
Rocío hubiera querido no viajar porque la sola compañía de Camilo la ponía un tanto nerviosa pero si de negocios se trataba, eso precisamente iba a ser.
_Me encanta la idea. Podríamos partir el viernes y regresarían el domingo a la noche, cosa de que el lunes pudieran volver a sus tareas habituales. _ respondió su esposo.
El padre de Camilo lo miro como queriéndole decir “No te iras a retractar ahora”. El sonrió y movió la cabeza asintiendo.
_Todo depende de Rocío, yo, encantado_ afirmo dejándole el problema en sus manos.
_Siempre es bueno hacer negocios_ sostuvo ella mirándolo a los ojos.
_Pagare lo que sea_ musito Camilo en los oídos de Rocío.
_Entonces esta todo establecido. Este fin de semana a Punta del Este. ¿Brindamos?
Todos asintieron. Evidentemente ese fin de semana resultaría memorable.