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William Beckinsale.
«Todas las líneas se difuminan, me intoxicas. Como la nicotina, heroína, morfina».
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En tus redes…
Ella ingresa a la alcoba, ansiosa por saber que pueda ocurrir entre los dos. ¿Sabrá Isaac que ella muere por besarlo en este momento?. Avanza sintiendo sus nervios a flor de piel, quemar cada fibra de su cuerpo. Y estaba ahí, de pie delante del ventanal vistiendo como única prenda la parte baja de la pijama, estaba sin camisa dejando a la vista sus anchos hombros y su ancha espalda cubierta de lunares.
De repente, María sintió su boca secarse, una oleada recorrer sus cuerpo de pies a cabeza. Y cuando él se giró y la encontró supo que lo quería, ella deseaba consumir esa pasión con Isaac.
María lo haría sin importar que todos estén en contra de su amor.
—¿Ahora leyendo historias de romance?.—me sobresalto al encontrar a mi hermana en la puerta burlona.
Saqué mis anteojos y los dejé encima del libro en mi buró.
—¿No tienes pacientes hoy?.—me puse de pie para estirar mis músculos.
Ella se adentró a mi habitación como perro por su casa sin importar que yo estuviera en pijamas.
—Si mal no recuerdo mi hermano mayor me prometió que iría conmigo al centro comercial.—aspiré hondo, salir con Fanny era un dolor en las pelotas.
—Dile a Víctor, hoy no me apetece salir.—ingresé a mi baño creyendo que ahora me dejaría solo y resultó todo lo contrario, la rubia entró y se sentó en la tapa del retrete viéndome cepillar mis dientes y peinar mi cabello.
—William prometiste ir conmigo —se cruza de brazos igual a una niña malcriada y caprichosa a la cual no desean cumplir su petición.
¿En qué carajos me he metido?. Terminé de prepararme ahora que ella había salido corriendo a su habitación feliz de haber aceptado salir con ella, opté en un suéter gris plomo y jeans oscuros en compañía de mis deportivos, peiné mi cabello solo un poco y salgo al encuentro con Fanny. Ella igual a mi venía saliendo de su habitación, con un jean tiro alto, un crop top naranja hasta arriba de su ombligo y una chaqueta de cuero negra.
—¿Vamos al centro comercial a una pasarela de Versace?.—digo, viendo como modela su atuendo de hoy, justamente sale nuestra madre de la habitación de al lado viendo la belleza de su hija menor.
—¡Fanny, mi amor, que hermosa te ves!.—la halaga nuestra madre haciendo que bufe, no hemos salido de la casa y ya quiero regresar a mi habitación.—William mi príncipe, tu también te ves guapo.
—No con esa cara de ogro.—se burla mi hermana haciendo que la mire mal.
—Cállate y vámonos.—comencé a caminar hasta las escaleras, cuando un grito de mi madre me sobresalta.
—¡Respeta a tu hermana, William Beckinsale!.—rodé mis ojos y bajé a la planta baja.
En la planta baja estaban los de servicio limpiando los cuadros y cambiando alguna flores, mi hermano menor no se encuentra en la casa desde anoche cuando espanté a su amante de aquí. Según me informó Bertrand, se fue en su coche y únicamente llamó a mi madre para informar que no vendría a dormir.
—¿Señor va de salida?.—Bertrand se acercó viendo con disimulo a mi hermana y madre que venían bajando las escaleras hablando.
—¿Pasó algo?.—indago preocupado.
Con la mano me pide que vaya con él a la cocina.
—Vuelvo en un rato, iré por agua.—Fanny asiente y continua en la charla con nuestra madre.
Bertrand se adelanta mientras que lo sigo impaciente por saber que novedad me tiene hasta el momento.
—El joven Víctor no vino a dormir a la casa ya que se quedó con la Señorita Camila Lansford, toda la noche.—me informa y siento que me vierten encima un balde de agua helada llena de hielo, y cada uno me golpea y quema la piel.
¿Camila durmiendo con Víctor?.
—¿Quién te asegura esa información?.—digo, manteniendo la esperanza de que sea una mentira más de Víctor.
—El Señor Belardo Lansford llamó al alcalde en la mañana para decirle que su hijo estaba en casa con él y su hija, que vio ya era muy tarde y decidió quedarse —oh maldita sea.
—Bien, gracias por todo, Bertrand —le regalo una sonrisa baja y salgo al encuentro con mi hermana insistente y necia.
Era absurdo que me este molestando algo que no debería, es decir ella es la novia de Víctor, de mi hermano menor. No debe afectarme que hayan decidido profundizar más la relación, conocerse más a fondo y en eso entra el sexo. Maldita sea, maldita sea, maldita sea. Halo mis cabellos con frustración cuando ya he aparcado en el estacionamiento subterráneo del centro comercial, y cuando mi hermana ha bajado del auto.
Debes controlarte, William. Fanny va a sospechar.
—¿Te encuentras bien, William?.—pregunta mientras entrelaza sus brazos con los míos y caminamos juntos.
—Solo extraño Estocolmo.—en parte, allá podría olvidar fácilmente a una niñata de cabellos desordenados y risueños ojos avellanas.—¿Qué quieres hacer primero?
Ella sonríe feliz, se cuanto ama salir al centro comercial a comprar ropa, zapatos o alguna otra cosa que sea innecesaria para mí pero que para ella lo sea todo.
—A la planta alta a una tienda exclusiva de ropa, necesito un nuevo guardarropas más europeo.—rodé mis ojos, era aburrido y fastidioso salir con mi hermana a comprar que ponerse ya que nunca le gusta nada, es una mujer bastante complicada de ganar y entender.
Por más que trate de centrar mi mente en mi hermana que con emoción me muestra lo que quiere comprar, no puedo.
Miro a un lado y pienso en que Camila estuvo entre los brazos de Víctor toda la maldita noche haciendo solo Dios sabrá qué, y me enfada tanto ya que ella no debe entregarse a un hombre como Víctor. Él no merece a esa mujer, él es tan poco hombre por engañarla, por jugar con sus sentimientos, por solo quererla delante de todos como si de un premio trata.
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Editado: 03.11.2024