Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 3

Palacio Topkapi (1543)
Narra Olivia

Llegamos al enorme palacio alrededor de 15 muchachas, todas del mercado de esclavos. La más grande del grupo tenía 23 años, las demás teníamos entre 13 y 17 años.

El palacio Topkapi era un lugar bellísimo además de gigante. Vivir allí, sin duda sería mejor que vivir en el mercado de esclavos. Nos adentramos en su interior , donde nos dejaron a cargo de una mujer que se presentó como Ada, segunda encargada del Harem del sultán solimán; nosotras debíamos obedecerle en todo a ella, y a quien le seguía en su mandato, un eunuco que se hallaba a su lado, llamado Gul Aga.


Una de las muchachas alzó la voz.

-¿Quién realmente dirige el harem?

Nos miramos entre nosotras, era una pregunta que todas nos hacíamos.

-La sultana Hürrem, la esposa del sultán, a quien deben obedecer siempre y nunca faltar el respeto. Ella además de ser la esposa de nuestro sultán, es la madre de todas las sultanas. La palabra de la sultana Hürrem es palabra sagrada. Y quiero que esto les quede grabado en cada una de sus cabecillas, de no ser así, tendrán serios problemas.

El eunuco tomó la palabra.

-Todas ustedes pertenecen ahora al harem del sultán solimán, son de su propiedad. El decide sobre sus vidas, y le deben respeto.

Ada volvió a hablar.

-Si se comportan como es debido, sus vidas aquí serán un paraíso, de lo contrario se estarán condenando a sí mismas.

Toda mi vida había sido una esclava, conocía los malos tratos y conocía lo que era no ser dueño de tu propia vida. En el palacio Topkapi sería una esclava más, pero a la vez estaría cuidada. Sería una concubina del harén del sultán solimán. Tal vez los sueños lejanos de Evangelina, no eran ya tan lejanos. De todas formas lo único que yo quería, era paz. 

Habíamos llegado al palacio en un momento difícil, la muerte del príncipe Mehmed había sido hace dos días, y todos se encontraban muy tristes. En especial el sultán y su esposa, la sultana Hürrem.

La sultana Hürrem era una mujer hermosa, de cabello rojo y largo. Ojos verdes y brillantes. Una mujer inigualable, sin duda, era la más bella del palacio. Tenía sentido que haya logrado todo lo que logró, con un rostro tan bello hasta puedes alcanzar el cielo.

--¿Cómo te llamas?

Escuché una voz a mis espaldas y me di vuelta. Era la hora de cenar, y todas las concubinas se encontraban en el harem.

-Olivia-Contesté a la muchacha.

Era hermosa, como la mayoría, tenía ojos de gato y cabello corto; provenientes curvas y labios finos. Vestía un hermoso vestido de seda color naranja con bordados en marrón y una tiara en el cabello. No entendía porque en el harem algunas mujeres llevaban ropas delicadas y finos vestidos, y otras llevaban un vestido sencillo uniformado de color celeste; como el que me habían asignado a mí y a todas las nuevas concubinas.

-Mi nombre es Nihal.

Le sonreí amistosamente, parecía ser una joven agradable.

-¿Dé dónde vienes?-me preguntó.

-Soy de Venecia, pero he vivido durante la mayor parte de mi vida como esclava en Constantinopla.

-Has tenido suerte. La vida en el palacio no está mal. Te cuidan, te miman. Sólo tienes que obedecer y servir a tus superiores. Y hasta tienes la posibilidad de llegar lejos, como la sultana Hürrem.

-He oído que ella era una esclava rusa antes de casarse con el sultán.

-Así es, la sultana llegó aquí como esclava, se convirtió en una de las favoritas, le dio un hijo al sultán y luego se casó con él. El sultán ha roto las reglas por ella. Nunca antes un sultán se había casado con una de sus concubinas. Ni siquiera estaba en las posibilidades. Pero ya ves, ha sucedido.

Yo asentí.

-¿Qué es ser una favorita?-Pregunté.

Nihal largó una carcajada.

-Eres muy joven. Pero te lo explicaré, porque es importante. El harem se conforma por mujeres hermosas, las que logran entrar a los aposentos del sultán pasan a ser favoritas. Y te llenan de lujos y regalos. Pasas a tener aposentos propios, mucho más cómodos. Si logras quedar embarazada y le das un hijo al sultán te conviertes en sultana y dejas de tener que servir a los demás, porque pasan a servirte a ti-Nihal bajó la voz-. Todas aquí podemos ser la próxima Hürrem. Sólo se trata de suerte. 

Entorné los ojos.

-Pero...

-Pero no es sencillo, la sultana Hürrem debió ser muy feroz y afrontar muchas cosas hasta llegar a convertirse en regente del Harem.

-Pero para llegar a eso hay que pasar por los aposentos del sultán. Y él es un hombre mayor...

Una voz nos sobresaltó.

Era la voz de un hombre moreno, de baja estatura, con uniforme en tonos verdosos y un sombrero en su cabeza. Gul Aga. El eunuco que tenía cargo el harén y a sus comcubinas. 

-¡A ver señoritas, ha llegado la comida, por favor acomódense!

Evangelina se acercó a mí.

-Evangelina, ella es Nihal.

Nihal le sonrió.

-Vengan, compartan mesa conmigo, les presentaré a alguna de las muchachas.

Nos sentamos en los almohadones alrededor de una mesa pequeña, dónde habían dos chicas más.

-Ellas son Serafín y Fatma.

Las dos vestían unos hermosos vestidos y delicadas tiaras en sus cabellos.

-Serafín es criada personal de la sultana Hürrem y Fatma es una de las favoritas.

-¿Del sultán solimán?-Preguntó Evangelina asombrada.

-No-Contestó Fatma con arrogancia-.  Soy favorita del príncipe Selim.

-El harem del sultán prácticamente no existe desde que se ha casado con la sultana Hürrem; No ha llevado a ninguna concubina a sus aposentos desde entonces.

-Además la sultana es capaz de matar o expulsar a la pobre desgraciada-Comentó Serafín- pobre de aquella que sea enviada a los aposentos de nuestro sultán. 

Hice una mueca.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.